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Tres ensayos sobre una teoria sexual

Noe ToledoApuntes26 de Septiembre de 2019

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Tres ensayos para una teoría sexual

  1. Las aberraciones sexuales

La persona de la cual parte la atracción sexual la denominaremos objeto sexual y el acto hacia el cual impulsa la pulsión constituye el fin sexual, o meta sexual.

Desviaciones respecto al objeto sexual

Causa, una gran extrañeza oír que existen hombres y mujeres cuyo objeto sexual no es una persona de sexo contrario, sino otra de su mismo sexo. A estas personas se las denomina homosexuales o invertidas y el hecho mismo, inversión.

La inversión

Invertidos absolutos: su objeto sexual tiene necesariamente que ser de su mismo sexo, el sexo opuesto los deja fríos o despierta repulsión sexual

Invertidos Anfígenos: su objeto sexual puede pertenecer indistintamente a uno u otro sexo. La inversión carece de exclusividad

Invertidos Ocasionales: bajo determinadas condiciones exteriores (la carencia de objeto sexual normal y la imitación) pueden adoptar como objeto sexual a una persona de su mismo sexo y hallar la satisfacción en el acto sexual con ella realizado.

Para unos la inversión es algo natural y defienden calurosamente su licitud. Otros en cambio se rebelan contra ella y la consideran como una compulsión morbosa. La inversión puede datar desde la infancia o no haber aparecido hasta un momento anterior o posterior a la pubertad; puede conservarse durante toda la vida, desaparecer temporalmente, ser un episodio más en el curso del desarrollo normal y hasta manifestarse en personas de avanzada edad, después de un largo periodo de actividad sexual normal. Se ha observado también una oscilación periódica entre el objeto sexual normal y el invertido.

Concepto de la inversión

El primer juicio sobre la inversión consistió en considerarla como un signo congénito de degeneración nerviosa. Esta teoría entraña dos asertos: el innatismo y la degeneración

Degeneración:

Ha llegado a ser costumbre atribuir a degeneración todos aquellos síntomas patológicos que no son de origen traumático o infeccioso. Pero parece más apropiado no hablar de degeneración en el caso de los invertidos: Primero, en aquellos casos en que no aparecen juntas varias graves anormalidades y segundo, cuando no aparece gravemente dañada, en general, la capacidad de existencia y funcionamiento. Los invertidos no pueden ser considerados como degenerados porque:

  • Se halla la inversión en personas que no muestran otras graves anormalidades
  • Aparece en personas cuya capacidad funcional no se halla perturbada y hasta en algunas que se distinguen por un gran desarrollo intelectual y elevada cultura ética
  • Porque se tropieza con hechos que impiden considerar la inversión como signo degenerativo: la inversión fue una manifestación frecuentísima y encargada de importantes funciones, en los pueblos antiguos en el cenit de su civilización; se la encuentra extraordinariamente difundida en muchos pueblos salvajes y primitivos.

Innatismo:

El innatismo solo se ha aceptado para la primera y más extensa categoría de los invertidos, por la afirmación de tales personas de no haberse manifestado en ellas en ninguna época de su vida otra distinta dirección de la pulsión sexual. La existencia de las otras dos clases, es difícil ya de conciliar con la tesis de un carácter congénito.

La opinión contraria a esta sostiene que la inversión es un carácter adquirido de la pulsión sexual:

  • En muchos invertidos puede señalarse una impresión sexual que actuó intensamente sobre ellos en las primeras épocas de su vida y de la cual constituye una perdurable consecuencia la inclinación homosexual.
  • La actuación de determinadas influencias exteriores de la vida que han conducido a la fijación de la inversión
  • La inversión puede ser suprimida por sugestión hipnótica cosa que constituiría un milagro si se tratase de un carácter congénito.

Explicación de la inversión

Ni con la hipótesis de inversión congénita, ni con la de la adquirida queda explicada la esencia de la inversión. En el primer caso habría que especificar que es lo que se considera innato en ella si no queremos caer en la explicación de que la persona trae ya establecida al nacer la conexión de su pulsión con un objeto sexual predeterminado. En la segunda hipótesis se plantea la cuestión de las diversas influencias accidentales bastan por si solas para explicar la inversión, cosa que es inadmisible.

Dos ideas

Hemos de retener dos ideas: la disposición bisexual (que no sabemos en qué consiste)  y las perturbaciones que atacan a la pulsión sexual durante su desarrollo.

Objeto sexual de los invertidos

El objeto sexual es, no el sexo igual, sino la reunión de los dos caracteres sexuales, la transacción entre dos deseos orientados hacia cada uno de los dos sexos, transacción en la que se conserva como condición la masculinidad del cuerpo (de los genitales) y que constituye, el reflejo de la propia naturaliza bisexual.

Fin sexual de los invertidos

El fin sexual de los invertidos no es unitario. La inversión necesariamente no supone el coito per anum. La masturbación aparece muchas veces como el fin exclusivo y en las mujeres parece ser el preferido el contacto con las mucosas bucales.

Conclusión

No nos es posible deducir una explicación satisfactoria de la génesis de la inversión. La experiencia adquirida en la observación de aquellos casos considerados anormales nos enseña que entre la pulsión sexual y el objeto sexual existe una soldadura cuya percepción puede escaparnos en la vida sexual normal, en la cual la pulsión parece traer consigo su objeto. Se nos indica así la necesidad de disociar la pulsión y el objeto. La pulsión un principio independiente de su objeto y no debe su origen a las excitaciones emanadas de los atractivos del mismo.

Impúberes y animales como objetos sexuales.

Mientras que los invertidos se nos presentan como personas valiosas en muchos aspectos, los casos en que se toma como objeto sexual a niños se nos parece como una aberración. Esto nos habla de la naturaleza de la pulsión, que puede admitir una variación tan grande y una rebaja semejante al objeto; lo mismo puede pensarse del comercio sexual con animales, tan normal en los campesinos, que incluso traspasa las barreras de la especie. Quisiéramos califica, dice Freud de insanas a estas personas, pero esto no es posible. Resulta asombrosa la distribución de las variaciones sexuales que nos encontramos cotidianamente, lo que da cuenta de que la sexualidad esta entre las actividades menos dominadas por las actividades superiores del alma.

Desviaciones relativas al fin sexual

Como fin sexual normal se considera la conjunción de los genitales en el coito, que conduce a la solución de la tensión sexual y a la extinción temporal de la pulsión. Pero aun en el acto sexual más normal integra elementos cuyo desarrollo conduce a las aberraciones, o perversiones. En calidad de fines sexuales preliminares se admiten ciertas relaciones intermediarias con el objeto sexual, como el tocar y mirar. Existen factores que permiten ligar a la perversión a la vida sexual normal. Las perversiones son:

  • Transgresiones anatómicas de los dominios corporales destinados a la unión sexual
  • Detenciones en aquellas relaciones intermedias con el objeto sexual hacia el camino del fin sexual.

Transgresiones anatómicas

Supervaloración del objeto sexual: la valoración psíquica que recae sobre el objeto sexual como fin de la pulsión no se limita a los genitales del mismo, sino que se extiende a todo su cuerpo y posee la tendencia de incluir todas las sensaciones emanadas del objeto. Esta, tolera muy mal la limitación del fin sexual al coito y esto es lo que ayuda a elevar la categoría de fin sexual a actos en los que entran en juego otras partes del cuerpo.

Empleo sexual de las mucosas bucales y labiales: el empleo de la boca como órgano sexual se considera una perversión cuando los labios o la lengua de una persona entra en contacto con los genitales de la otra y no en cambio cuando ambas mucosas labiales tocan una con la otra. Esto se debe a que la repugnancia se erige como una de las restricciones de este fin sexual. La pulsión gusta de afirmarse venciéndola.

Empleo sexual del orificio anal: la repugnancia es lo que imprime a este fin sexual el carácter de perversión. Esta repugnancia se funda en que dicha parte del cuerpo es utilizada para la excreción y entra en contacto con lo repugnante en sí. El papel sexual de la mucosa anal no se halla limitado al comercio sexual de los invertidos masculinos.

Importancia de otras partes del cuerpo: en su intento de apoderarse del objeto sexual la pulsión desborda hacia otras partes del cuerpo. Determinadas partes del cuerpo, como las mucosas labiales y anales, reclaman un derecho a ser consideradas y tratadas como genitales.

Sustitución inapropiada del objeto sexual. Fetichismo: el objeto sexual normal es sustituido por otro relacionado con él, pero al mismo tiempo totalmente inapropiado para servir al fin sexual normal. El sustitutivo es en general una parte del cuerpo inapropiada para fines sexuales, como los pies, o el cabello. O un objeto inanimado en relación con la persona sexual, como las prendas de vestir. El caso patológico surge cuando el fetiche se coloca como fin sexual normal o como único fin sexual. En la elección del fetiche se demuestra la influencia de una intimidación sexual experimentada en la primera infancia.

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