Violencia Familiar
angelancato27 de Agosto de 2013
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Violencia familiar
Problemas diagnósticos y conceptuales
Tratar de delimitar un campo de trabajo dentro de la problemática de la Violencia Familiar, no es tarea fácil. Como toda delimitación, tiene algo de arbitrario y brinda posibilidades y limitaciones. En general Predomina un criterio Jurídico y Asistencialista, como el de Víctima de Delito.
Este modo de pensamiento, como brillantemente expone en su trabajo el Dr. Ezzat Fattah () marca claramente el problema del voluntarismo de la Psicología Conciencia lista y militante. Esta militancia ha tenido importancia desde el feminismo o el diferencialismo, fundamentalmente en promover la relevancia, frecuencia y gravedad del problema. Ha facilitado también la empatía hacia el mismo. Pero no ha hecho aportes sustanciales a la comprensión de las diversas modalidades de formaciones de Conflicto, desde una perspectiva del trabajo de Lo Inconsciente. Las aproximaciones a la Violencia familiar, dice Fattah se caracterizan por un enfoque centrado en el Trabajo Social.
El problema que esto plantea es el dejar de lado la Investigación desde perspectivas en las que se pueda cuestionar el pensamiento militante. Este orden dogmático a nivel del conocimiento limita la posibilidad de Investigación. Se expresión más frecuente y agresiva es la exigencia en la inmediatez pragmática de los resultados de la investigación, como si esto fuera posible en un ámbito tan poco conocido. Cuando me refiero a Investigación incluyo la posibilidad de elaboraciones teóricas, posibilidades de elaboración de hipótesis, aún inventar hipótesis. Recordemos que las mediciones de las estadísticas, son en la realidad la medición del constructo teórico elaborado por un investigador acerca de lo que se quiere "medir". Esto no implica una crítica a las estadísticas en sí, en tanto aportan información, según el modo en que sean interpretadas. Las ideas teóricas, aún las intuiciones pueden constituirse en hilos organizadores de tácticas y estrategias terapéuticas y, fundamentalmente, de prevención.
De cualquier manera esto no resuelve el problema de la heterogeneidad de situaciones que se plantean y que ponen en tensión el Dispositivo Institucional elaborado para prestar un servicio, que se organiza además, en torno a la demanda asistencial. El trabajo inter o multidisciplinario se encuentra favorecido cuando se parte de los problemas, de las Prácticas y desde ese lugar se interroga a las Teorías. El problema de mayor dificultad consiste aquí en las particularidades y exigencias del Discurso Jurídico, su concepto de "prueba", de hechos, es decir su modo de considerar la verdad. Esto es particularmente notable en las posiciones del positivismo extremo. Como discurso de un orden dogmático la creencia, la credibilidad no se sustenta en la coherencia - consistencia lógica de un discurso, sino que se basa particularmente en los hechos, en las pruebas, en lo observable. Esto se manifiesta en la manera de evaluar las lesiones en las mujeres que reciben golpizas, que luego de numerosas denuncias sigue considerándoselas como víctimas con daños leves. Aquí consideramos importante poder insin poder incluir la noción de riesgo -repetición.
Como característica fundamental del proceso. Por otra parte en lo relacionado con el abuso de niños es particularmente difícil, si no hay lesión anatómica, poder proteger al niño del abusador. Es cierto que pueden existir falsas acusaciones de abuso, pero un indicador importante para confirmar un diagnóstico es la existencia misma de violencia, de la cual el abuso es una forma más de expresión, abuso hacia los mayores o los pequeños.
Otra de las características del discurso de una orden dogmática es el tema de la temporalidad. Los tiempos procesales no se corresponden a los tiempos que implican la posibilidad de evaluar las características de un problema y llevar a cabo el tratamiento. Esto es a veces inocentemente medido como número de entrevistas o tiempo transcurrido. Otro problema grave consiste en la evaluación de los resultados, que no necesariamente se "muestran" puesto que pueden corresponder a cambios en las posiciones subjetivas, que no se acompañan de "hechos" en el sentido común del término. En este sentido resulta imprescindible considerar que ninguna profesión da una formación adecuada para impartir justicia, al menos en el ámbito de Minoridad y/o Familia. La heterogeneidad de problemas que abarca este campo, implica una posibilidad descriptiva de trabajo y reflexión, en la que se utilizan habitualmente niveles de diagnóstico que atienden a situaciones de crisis - urgencia, lo que hace al Diagnóstico de Violencia Familiar un concepto operativo tendiente a tomar medidas de contención, protección, en donde la información se articula con frecuencia con ambas.
La importancia en la elaboración de estos conceptos se revela en la observación de los Dispositivos Institucionales que se m0ontanpara llevar a cabo este trabajo A estos fines ha sido suficiente recurrir a nociones dinámicas - descriptivas, bastante singulares de algunas versiones psicoanalíticas de la madre patria, especialmente las que han mostrado interés por los problemas socioculturales, como las que se pueden considerar con Erik H. Erikson (1). Consideramos así lo que podríamos llamar sus polaridades conflictivas en el desarrollo, poniendo el énfasis en: Autonomía versus Vergüenza y Duda, Iniciativa versus Culpa, Industria (productividad- trabajo) versus Inferioridad, Identidad versus Confusión de Rol, Intimidad versus Aislamiento, Generatividad versus Estancamiento e Integridad del Yo versus Desesperación. En este sentido la Clínica, entendida en un sentido amplio, nos enseña la actualidad, en las situaciones de Violencia Familiar, de considerar los problemas de pérdida de autonomía, sentimientos profundos de vergüenza en tanto los "golpes" tocan por contacto todos los aspectos más íntimos de la persona agredida, se siente profundamente expuesta; las dudas, sustentadas fundamentalmente en la ambivalencia; el sentimiento de culpa, las autoacusaciones que se espejan en él "algo habrá o habré hecho “para que me golpeen.
Las personas pierden la iniciativa, pierden sus trabajos, como parte de la estrategia de aislamiento del agresor, con lo cual se refuerza notablemente su sentimiento de inferioridad, la difícil pregunta sobre su papel, puesto en cuestión en la familia. En la violencia si bien se puede pensar en un estancamiento, en un desequilibrio altamente estable, la Clínica nos muestra que lo frecuente es el incremento en las situaciones de violencia. Resulta adecuado pensar con un criterio preventivo, es decir, que estamos frente a algo que se detiene o se incrementa. Esta comprensión de la dramática implicó una posibilidad de anclaje operacional y continúa siendo de utilidad. Pero encontramos dos problemas, por una parte es aplicable a cualquier problemática psicológica y no abre preguntas acerca de la singularización en lo que hace a la violencia familiar, se transforma así en la práctica en una Técnica de intervención útil, aún sofisticada, con fines de contención e informativos. Por otra parte, y creo que es este el problema más grave, no incluye el tema del "otro" y por lo tanto es un modo más de sostener el paradigma construido sobre la base del prejuicio de la creencia en las series: hombre: demonio / violento /perpetrador; mujer: sin culpa/ pasiva /víctima.
Paradigmas pre juicioso, maniqueo, que no se corresponden a la realidad, en tanto se intenta particularizar las diversidades que presenta cada caso en particular.
Si bien es cierto que vivimos en una sociedad fundamentalmente machista, aunque patriarcalmente en franca declinación hace ya muchos años, estos prejuicios no nos permiten interrogarnos más allá de la dramática, sobre dos temas centrales: el de la Sexuación (diferencias de sexos) y el de la Filiación (diferencia de generaciones), conceptos pilares para poder llegar a construir teoría desde la problemática de la Violencia Familiar como un aporte Psicoanalítico posible y esperable.
Los interrogantes surgen frente a las dificultades y fracasos en los tratamientos, en las tendencias a repetir las mismas situaciones de violencia con nuevas parejas; por lo tanto es un interés sustentado en la posibilidad de implementar herramientas de transformación más útiles que las actualmente usadas. Pero en la crisis y urgencia presiona la prisa, cuestión que no debe quedar sin ser interrogada, puesto que se contrapone, podemos afirmar que de manera violenta, a la posibilidad de reflexión. La prisa es un importante indicador de la presencia del Imaginario, en tanto pone en acción las identificaciones secundarias alienantes, la búsqueda de la buena forma o pregnancia gestáltica en donde la comprensión se pretende sólo fundada en la empatía. Si esto es así nada nuevo podrá surgir, ningún descubrimiento singular podrá efectuarse y se tomará partido inevitablemente, pero no se podrá eludir el conflicto entre la seducción (hechizo, encantamiento) y la agresividad que caracterizan las relaciones violentas con su potenciamiento destructivo. Desde esta perspectiva sólo queda como respuesta posible entrar en el juego de seducción-agresión ayudando a inclinar la balanza en una dirección, con los riesgos que esto conlleva.
Existe, además, una vieja consideración Institucional, acerca de que las mismas suelen conformarse acorde al problema que intentan resolver. El "acorde " puede ser incorporar la violencia al trabajo y en este sentido hay que prever el contagio que pueden implicar algunas modalidades identificatorias que merecen analizarse, particularmente
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