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¿que Es La Adolescencia?


Enviado por   •  5 de Enero de 2013  •  5.821 Palabras (24 Páginas)  •  351 Visitas

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¿Es la adolescencia un estadio psicológico necesario? ¿Se trata de un período natural del desarrollo o es más bien una construcción artificial, un producto de una determinada organización social y cultural? Tal vez haya lectores a los que sorprenda que empecemos con estas preguntas nuestro análisis de la Psicología Evolutiva de los adolescentes, pues quizá consideren que la adolescencia es una época con un estatus tan específico como el de la infancia, la adultez o la vejez, por cuyo carácter más o menos natural o artificial no nos preguntamos. ¿Por qué formular esas preguntas, entonces, en relación con la adolescencia?

Por adolescencia solemos entender la etapa que se extiende, grosso modo, desde los 12-13 años hasta aproximadamente el final de la segunda década de la vida. Se trata de una etapa de transición en la que ya no se es niño, pero en la que aún no se tiene el estatus de adulto. Es lo que Erikson (1968) denominó una «moratoria social», un compás de espera que la sociedad da a sus miembros jóvenes mientras se preparan para ejercer los roles adultos.

Sin embargo, la adolescencia tal y como nosotros la conocemos en Occidente a finales del siglo XX, es, hasta cierto punto, un producto de nuestro siglo. Muchos chicos y chicas occidentales a los que consideramos adolescentes pueden caracterizarse por estar aún en el sistema escolar o en algún otro contexto de aprendizaje profesional o a la busca de un empleo estable; por estar aún dependiendo de sus padres y viviendo con ellos; por estar realizando la transición de un sistema de apego en gran parte centrado en la familia, a un sistema de apego centrado en el grupo de iguales, a un sistema de apego centrado en una persona del otro sexo; por sentirse miembros de una cultura de edad (la cultura adolescente) que se caracteriza por tener sus propias modas y hábitos, su propio estilo de vida, sus propios valores; por tener preocupaciones e inquietudes que no son ya las de la infancia, pero que todavía no coinciden con las de los adultos. Las anteriores son algunas de las señas de identidad de los adolescentes occidentales que nosotros conocemos. Más abajo en este capítulo (y luego en los dos que siguen) aparecerán nuevos rasgos identificatorios de lo que denominamos adolescencia.

Pero con lo ya mencionado tenemos suficiente para decir que este tipo de adolescencia que acabamos de describir sumariamente no ha existido siempre, o al menos no ha existido con los rasgos descritos. Ciertamente, filósofos griegos de la antigüedad, como luego los pensadores y escritores posteriores, ya habían identificado unos años de la vida de las personas que se caracterizan porque los que eran niños empiezan a indisciplinarse, a poner en cuestión la autoridad de los padres, a tener deseos sexuales, etc. Pero los sujetos a los que estos escritores y pensadores se referían constituían una muy escasa minoría de la población entre trece y veinte años. Durante siglos, hasta finales del XIX, los niños se incorporaban

al mundo del trabajo en algún momento entre los siete años y los comienzos de la pubertad, de la que hablaremos en el apartado siguiente. Pocos eran los que estudiaban, pocos los que lo hacían por encima de los 10- 12 años, y aquellos que 16 hacían no estaban en general agrupados por niveles de edad diferenciados, ni permanecían mucho en el sistema educativo. No existía una cultura adolescente, ni la adolescencia era percibida como un estadio particular del desarrollo.

Por lo que a Occidente concierne, los finales del siglo XIX marcan un punto de ruptura con la situación que se acaba de describir. La revolución industrial cambia muchas cosas y lo hace de manera muy notable. Con la industrialización empezó a hacerse importante la capacitación, la formación, el estudio. Aunque los hijos de obreros siguieron incorporándose al mundo del trabajo a edades muy tempranas, los hijos de las clases medias y altas tendieron a permanecer en las escuelas, que aumentaron en número, desarrollaron programas específicos y más complejos, se hicieron más exigentes. Al final, los hijos de obreros también se fueron uniendo a ese estilo de vida, cuando, según avanzaba el siglo, se fue introduciendo en los diversos países occidentales el concepto de escolaridad obligatoria, que se ha ido alargando hasta llegar en la actualidad en la mayoría de los países europeos a los dieciséis años. No son pocos los chicos y chicas que prosiguen luego sus estudios después de la escolaridad obligatoria, permaneciendo en el sistema escolar unos cuantos años más.

Lo que todo lo anterior significa es que en nuestra cultura occidental, la incorporación de los adolescentes al estatus adulto se ha retrasado notablemente, formándose como consecuencia un grupo nuevo que, como se ha indicado, desarrolla además sus propios hábitos y maneras, y que se enfrenta a problemas peculiares.

Las cosas han sido de otra manera, como hemos visto, en otros momentos históricos de nuestra cultura, y siguen aún siendo de otra manera en otras cultura muy diferentes a la nuestra, en las que la incorporación al estatus adulto se da a una edad temprana, con lo que ello implica de formar una familia, acceder a las responsabilidades adultas, comportarse como adultos, etc. Así, en sociedades menos desarrolladas (y mucho más claramente en sociedades primitivas), existen una serie de ritos asociados a los cambios físicos de la pubertad. Una vez que ha pasado por esos ritos (a veces con un período de aislamiento de unos cuantos días o unas cuantas semanas, que se aprovechan además para adoctrinar a los nuevos adultos en las tradiciones del grupo, técnicas de caza, etc.), el individuo sale convertido en un adulto. Aquí no se puede hablar de adolescencia con el mismo sentido con que utilizamos la palabra en nuestra cultura. Como se ve, en estos pueblos no se cumple ninguna de las que más arriba calificábamos como señas de identidad de nuestros adolescentes: seguir en el sistema escolar, bajo la dependencia de los padres, formando un grupo aparte identificable como tal, etc. De lo anterior se sigue que es preciso hacer una distinción entre dos términos que tienen un significado y un alcance muy distinto: pubertad y adolescencia. Llamamos pubertad al conjunto de cambios físicos que a lo largo de la segunda década de la vida transforman el cuerpo infantil en cuerpo adulto con capacidad para la

reproducción. Llamamos adolescencia a un período psicosociológico que se prolonga varios años y que se caracteriza por la transición entre la infancia y la adultez. Como es obvio, la pubertad es un fenómeno universal para todos los miembros de nuestra especie, como hecho biológico que es y como momento de la mayor importancia en nuestro calendario madurativo común. La adolescencia, por su parte, es un hecho psicosociológico no necesariamente

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