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Enviado por   •  17 de Septiembre de 2014  •  1.249 Palabras (5 Páginas)  •  460 Visitas

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PADRE EN TUS MANOS ENCOMIENDO MI ESPIRITU (Lucas 23:46)

Jesús cumplió la voluntad de su padre, aunque en algún momento en el monte Getsemani en medio de oración le pide a su padre. “Padre mio si es posible que pase lejos de mi este cáliz.. pero no se haga mi voluntad si no la tuya”(Mateo 26:39). Él a pesar de saber lo que ya venia, el dolor que dentro de su cuerpo y su alma iba a sentir, él simplemente deseaba cumplir lo que su padre le encomendaba. Si todos en cada una de las tentaciones que se nos presenta, en los problemas, en las oportunidades, en el día a día, en las tristezas, incluso en las alegrías pusiéramos por delante esta oración que Jesús le dice a su padre, las cosas aquí en la tierra serian mas llevaderas, la tranquilidad reposaría en nuestra vida pero sobre todo las palabras se su hijo reposarían en nuestro corazón. Que hermoso es cuando le abres tu corazón para que se llene de Jesús, que hermoso es cuando seguimos su ejemplo, que hermoso es hablar de su grandeza,que hermoso seguir su humildad, pero es más hermoso saber que somos hijos de nuestro Padre.

Dios enviá a su hijo a que se hiciese hombre, muriese en la cruz por nuestros pecados, los de todos los hombres y así pudiésemos ser salvos. Jesús muere por nuestros pecados y por ultimo le dice “ Padre en tus manos encomiendo mi espíritu”, porque Jesús no daba corazón a otro más que a su padre, él sabia que descansaba tranquilo y confiado, sabia que lo esperaba la dicha de una vida eterna, unas puertas abiertas un lugar al lado de su creador.

La muerte no produce pánico, ya no la podemos ver de una manera horrenda y desagradable, si ya sabemos, que en la muerte, Jesús fue el paso para entrar al reino de los cielos y reencontrarse con su Padre, entonces, por que le tememos? Por que no seguimos su ejemplo? Por que no vivimos una vida entregada al Señor nuestro Dios? Por que no dejamos que nuestra vida repose en sus manos, para que en el momento de nuestra partida aquí en la tierra también entreguemos nuestro espíritu, así como ahora el espíritu de nuestro Salvador reposa en el Padre después de completar su obra en la cruz. Jesús nos dice que va a preparar un lugar para nosotros, va a preparar un lugar para ti y para mí. La muerte significa para el creyente un mayor beneficio. En la vida nos movemos por fe, de tal manera viviremos en la misma presencia de Dios. Qué maravilla para los creyentes si nos unimos al apóstol Pablo cuando dirigiéndose a los filipenses les dice la ganancia que representa la muerte: “Porque para mí el vivir es Cristo y el morir es ganancia”. (Fil 1:21). Recuerden los que han perdido un ser querido, que aunque el dolor y la tristeza nos invada por no verlo más en la tierra, debemos contemplar la dicha de que estará en los cielos del Rey Celestial.

Estas palabras han estado en labios de muchos en el momento de su muerte como David las puso en el Salmo 31:6 “En tus manos encomiendo mi espíritu, y tú, Señor, Dios fiel, me librarás”. Pero sin embargo hay una gran diferencia en las palabras de David y también de otros a las palabras de Jesucristo, en este caso los demás las dicen para encontrar su salvación, pero Jesús las proclama en una voz de vencedor, de salvador de todos los hombres de la tierra, unas palabras de promesa que en algún momento volverá con poder y gloria y toda la potestad le sera dada.

Ese grito

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