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ANTIMANUAL DEL MAL HISTORIADOR De Carlos Antonio Aguirre Rojas (Resumen)


Enviado por   •  3 de Marzo de 2015  •  2.510 Palabras (11 Páginas)  •  373 Visitas

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ANTIMANUAL DEL MAL HISTORIADOR De Carlos Antonio Aguirre Rojas (Resumen)

OBJETIVOS

OBJETIVO GENERAL

Identificar las características que definen la práctica del mal y del buen historiador según el libro Antimanual del Mal Historiador de Carlos Antonio Aguirre Rojas.

OBJETIVOS ESPECÍFICOS

Ø Proponer la historiografía crítica como modelo de investigación para los nuevos tiempos

Ø Establecer las comparaciones de las corrientes filosóficas del positivismo, el materialismo histórico y la escuela de Annales entre el es y el deber ser de la historia

JUSTIFICACIÓN

El Antimanual del Mal Historiador de Carlos Antonio Aguirre Rojas, es una propuesta hacia cómo se debe realizar la historiografía para los nuevos tiempos a través de las corrientes, técnicas y métodos que se deben considerar para creación de la misma.

Es una propuesta para crear historiadores críticos, serios, creativos y científicos, para combatir y criticar viejas ideas simples, rutinarias y ya superadas sobre lo que es y lo que debería ser la historia reformulándola de una manera sencilla, que mantenga su complejidad, ilustrando con ciertos ejemplos y demás detalles para representar la historia más actual y de vanguardia como algo vivo y apasionante, con los problemas más relevantes del ser humano y de las sociedades contemporáneas, con una riqueza de instrumentos intelectuales y de métodos y técnicas.

CAPÍTULO I

DE ANTIMANUALES Y ANTIDEFINICIONES DE LA HISTORIA

La historia no es una disciplina asociada solamente con archivos, con los hechos, personajes y sucesos ya desapercibidos y muertos, sino una ciencia también de lo social y de lo vivo, atenta al cambio histórico de todas las cosas, directamente conectada con nuestro presente más actual, con nuestra vida social meditada e inmediata en todas sus múltiples y variadas manifestaciones.

Si se practica el análisis histórico de la historia siempre atenta al cambio, enfocada en la dialéctica de transformación de todos sus objetos de estudio, se desemboca en una historia crítica, que junto al lado bueno de las cosas, observa y analiza también su lado malo, desmentificándolo a los héroes y normalizando a los personajes y a las situaciones extraordinarias y excepcionales, al tiempo que desglorifica los orígenes y las gestas fundadoras, e introduce sistemáticamente los procesos junto a los éxitos, la vida cotidiana al lado de los grandes momentos históricos, los procesos sociales y económicos, las creencias colectivas y la cultura popular junto a las brillantes ideas y las obras geniales de la ciencia, la literatura o el conocimiento social.

La construcción de una historiografía sirve para intentar construir nuevas y muy diferentes interpretaciones de los hechos y de los problemas históricos, para rescatar e incorporar nuevos territorios, dimensiones o elementos, hasta ahora ignorados por los historiadores anteriores, para sustituir el carácter dinámico, contradictorio y múltiple de toda situación o fenómeno histórico posible. Una historia difícil, rica, aguda y crítica, la única historia realmente valiosa y aceptable.

La historia no se reduce sólo a textos y a los testimonios escritos, sino que abarca absolutamente toda huella o trozo humano que nos permita descifrar y reconstruir el problema histórico que acometemos con ayuda de otras disciplinas auxiliares.

La historia verdaderamente científica es la que afirma que no es posible hacer historia limitando el análisis de los procesos y de los hechos puramente de un país, lugar o región específico, sino también debe considerar los factores exteriores de los mismos procesos estudiados.

CAPITULO II

LOS SIETES (Y MÁS) PECADOS CAPITALES DEL MAL HISTORIADOR

La mala historia es mil veces más fácil de hacer y de enseñar que la buena historia o historia crítica. Es justamente el fruto de esos libros aburridos y pesados que nadie lee y no toman en cuenta. Son historias que repiten las anécdotas locales y los sucesos pintorescos de una cierta población, localidad, región cualquiera del mundo, personajes, etc. Son resúmenes ya dichos por otros autores que no tienen orden ni sentido, carecen de definiciones históricas específicas y de datos y hechos históricos que sean realmente los hechos significativos.

El primer pecado del mal historiador actual es el del positivismo, que creen que hacer historia es lo mismo que llevar a cabo el trabajo de investigación y de compilación del erudito limitando el trabajo del historiador, exclusivamente al trabajo de las fuentes escritas y de los documentos, se reduce a las operaciones de la critica interna y externa de los textos, clasificación y ordenación de los textos. La verdadera historia sólo se construye cuando, apoyados en esos resultados del trabajo erudito, accedemos al nivel de la interpretación histórica, a la explicación razonada y sistemática de los hechos, fenómenos, procesos y situaciones históricas que estudiamos.

El segundo pecado es del anacronismo en historia, la falta de sensibilidad hacia el cambio histórico, que asume consciente e inconscientemente que los hombres y las sociedades del pasado eran iguales a los de ahora, que pensaban, sentían, actuaban y reaccionaban de la misma manera que en la actualidad. Se cancela una de las tareas primordiales de la historia que es la de mostrar, primero a los historiadores y después a toda la gente, en qué ha consistido precisamente el cambio histórico, qué cosas se han modificado al paso de los siglos y cuáles se han mantenido, y también cuáles han sido las diversas direcciones o sentidos de esas múltiples mutaciones históricas.

El tercer pecado es el de la noción del tiempo. Una idea del tiempo que se concibe como una dimensión única y homogénea, que se despliega linealmente en un solo sentido y que está compuesto por unidades y subunidades perfectamente divididas y siempre idénticas, de segundos, minutos, horas, días, semanas, meses, años, décadas, siglos y milenios. El tiempo newtoniano de los físicos, medido por los calendarios y relojes, no es nunca el verdadero tiempo histórico de las sociedades, es más bien un tiempo social e histórico, que no es único sino múltiple, y que además es heterogéneo y variable, haciéndose más denso y mas laxo, más

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