ATEISMO POSMODERNO

Ateísmo posmoderno y la verdad sobre dios.

A partir de los tres autores abordados por Carmelo Martínes en el artículo “ateísmo posmoderno” podemos concluir señalando que el origen de los argumentos en contra de la existencia de una divinidad, ya sean por negación o desacreditación, parten siempre de la forma como se presenta y sucede la realidad cotidiana. El centro de la polémica sobre lo divino se encuentra en medio de lo humano, en las relaciones que se establecen en la existencia concreta de los individuos.

Importante considerar que esta polémica reacción frente a la creencia en una divinidad se enmarca en un plano específico de la realidad cotidiana: las desdichas. Un ejemplo claro nos lo provee André Glucksmann cuando, en el desarrollo de sus ideas presenta una cita del autor judío Primo Levi, quien a partir de la aterradora experiencia de los campos de exterminio humano señala: “Si existe Auschwitz es que no puede haber Dios” (Martines, 2010, pág. 4).

De manera que esta corriente de ateísmo llamado posmoderno, del que forman parte los autores abordados por Carmelo Martines (André Glucksmann, Michel Onfray y Christopher Hitchens) al tomar como fundamento la realidad histórica y coyuntural en la que se ven inmersos, hacen una lectura autorreferencial (en términos de humanidad) y condicional de la existencia de Dios, aunque también habría que señalar algunos elementos significativos de esa crítica, vamos con lo primero.

Los autores del ateísmo posmoderno hacen una lectura superficial de la idea de dios que tienen las religiones. Dios es bueno^[1]. Para ellos esto significa o debe significar algo muy concreto y diáfano; Dios siempre debe estar a favor de todas las personas y no puede permitir que nada malo les acontezca. Pero en el momento en que las cosas no se dan de esta manera, entonces Dios ya no es tan bueno y en su defecto o no existe o es malo. Como el condicionante que suelen hacerse las parejas en sus relaciones, “si no haces tal o cual cosa, no me amas”.

Esta lectura autorreferencial arroja importantes peligros a la hora de su justificación. El hecho de que la existencia de Dios dependa de lo bueno o malo que le pase al sujeto deja entrever una mirada muy limitada, pues el panorama de la realidad está perdido de vista a raíz de mis intereses particulares.

Con esto no justifico las mencionadas desgracias que los ateos posmodernos esgrimen en contra de la existencia de Dios (genocidio nazi y el atentado a torres gemelas). Por supuesto fueron momentos de crisis humana y cabe preguntarse por Dios en esos momentos, pero consideremos también que no son las únicas catástrofes humanas que han sacudido el planeta. Lo pueblo judío sufrió muchas desgracias a mano de roma y aun las sufre (genocidio nazi), sin embargo, la lectura, por ejemplo, de la destrucción del templo de Jerusalén, que para ellos significa tanto, no les llevó a rechazar caprichosamente la existencia o benevolencia de Dios, les llevó a lo más sensato posible: la pregunta por Dios, y su relación con ellos en esos momentos.

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