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Argumento Ontológico Sobre La Existencia De Dios.


Enviado por   •  12 de Mayo de 2015  •  1.549 Palabras (7 Páginas)  •  201 Visitas

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Existencia de Dios.

El tema de las deidades ha sido un asunto que ha ocupado a los pensadores más grandes del mundo, desde la antigüedad hasta nuestros días, pasando por distintas etapas; la ciencia encargada del análisis de estas situaciones es la Filosofía, también encargada de la evaluación y ponderación de la actividad racional humana.

Si consideramos todos los aspectos que hemos estudiado a lo largo del curso de Filosofía, en especial la filosofía medieval, específicamente a San Agustín de Hipona y Santo Tomás de Aquino, podemos, o podríamos asegurar que la existencia de Dios es inminente, necesaria e indiscutible, sin embargo, algunos valientes se aventuraron a ir un poco más lejos de lo que la gente normal lo hacía respecto a sus actividades de razonamiento convencional, provocando lo que podría considerarse como una variante de “Duda Metódica” propuesta por René Descartes, filósofo que ocupa nuestra atención en las horas de curso de Filosofía. Partiendo de ese entendido, podríamos analizar la siguiente aseveración:

“Cuando una persona se topa con una situación, común o extraña, cuyas bases, causas o fines no pueden ser comprobados por vía de la razón o los sentidos, tiende a relegar la responsabilidad de la búsqueda, atribuyendo la naturaleza de dicha situación a un Dios”

Si bien es cierto que se nos ha educado con la idea de Dios, quizá se aun error considerarlo como una vía absoluta o verdad universal. Las únicas verdades universales son las que nos brinda la ciencia, y para ser consideradas como tales, necesitan brindar los mismos resultados en miles o millones de situaciones planteadas; en otras palabras, debe ser infalible a cada comprobación que se le someta, pero partamos de otro punto. Supongamos que Dios es real, demos por sentado que los hechos que no podemos explicar son producto de una suprema deidad. Para poder considerar ese “Dios” como la única verdad universal que nos han dicho miles de veces que es, es menester poder conocerlo, y no a través de ritos inútiles en las iglesias, sino comunicarnos con él, y no sólo un selecto grupo de personas que se dice que puede hablar con su propio “Dios” que habita en ellos, no, para poder considerar a tal “Dios” como el único, es necesario que todos puedan comunicar con él, así como todos sabemos hablar, sumar o restar; ese conocimiento, de ser cierto y universal, debe ser comprensible para todas las personas; y no sólo eso, de cumplir con esos requisitos, imaginando que es el mismo “Dios” con el que hablamos todos, podríamos incluso oficiar conferencias con él, dado que es el mismo “Dios” para todos, y todos somos capaces de comunicarnos con él.

Otro gran obstáculo que es necesario salvar al momento de considerar la posibilidad de asegurar si “Dios” existe o no, es la institución o instituciones por las que se nos ha educado al respecto.

Existen un sinnúmero de escuelas que educan en el tema de la religión, conocidas comúnmente como iglesias; todas estas iglesias dan una clase a su manera de cómo ver a “Dios”, por desgracia, cada una ha personificado a su deidad de acuerdo con sus intereses.

En mi caso, que fui bautizado en la iglesia católica, me enseñaron que desde el momento en que una persona nace, ya están condenados a pagar el castigo por una insurrección de su padre y madre espiritual, Adán y Eva. Quizá eso sea cierto, lo que cambia en caso de dicho supuesto es:

¿Por qué, después de ser bautizado (con este sacramento se nos exime del pecado original) debemos llevar una vida de abstinencia y santidad para honrar y ser bien recibidos por nuestro aparente selectivo y temperamental “Dios”? además de que algunos de sus elegidos representantes no cumplen con dicha tarea.

Son bien conocidas las atrocidades cometidas por la iglesia católica a lo largo de la historia, desde la brutalidad de sus inquisidores, hasta la des-honradez de sus falsificadores de sus “Sagradas escrituras”. Si nos dedicamos un poco a saber sobre la historia de esta iglesia, podremos darnos cuenta de que fue un parásito que se alimentó de los corazones de sus fieles hasta consumirlos completamente, y aquí puedo plantear otra cuestión:

¿Por qué debemos creer en la palabra de una institución que se llama así misma representante de “Dios” que no ha hecho más que burlarse de nuestra fe y enriquecerse a costa de nuestras familias desde hace varias generaciones?

Si prestamos un poco de atención a la historia que nos cuenta la Biblia católica, podremos fácilmente identificar al hijo de un creador generoso, humilde, infinito y amoroso que intentó salvarnos de la inclemencia y tentaciones sembradas en la vida por el mismo demonio, sacrificando su propia vida para lograr dicho cometido, hablamos de Jesús de Nazaret, que de acuerdo con los

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