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Aspectos lingüísticos Josué 1: 5-9

patriciacgraffoResumen25 de Junio de 2015

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ANÁLISIS DE JOSUÉ 1: 5-9

Por Juan R. (Roberto) Gerena Ortiz*

INTRODUCCIÓN

Este trabajo consistirá de un análisis de Josué 1: 5-9. Para ello seguiremos varios enfoques que Edesio Sánchez expone en su libro ¿Qué es la Biblia?[1] Así podremos comprender mejor tal pasaje del Antiguo Testamento [AT].

ANÁLISIS DE JOSUÉ 1: 5-9

A. EL ENFOQUE LINGÜÍSTICO

Antes de examinar algunos aspectos lingüísticos de Josué 1: 5-9, el texto hebreo usado como base para la traducción en la Versión Reina-Valera, Revisión de 1960, es el llamado Textus Receptus[2] (lat. “Texto Recibido”), mientras que, p. ej., «las versiones Dios Habla Hoy, Nueva Versión Internacional [NVI], Nueva Biblia Española [y su revisión en la Biblia del Peregrino (BP)] y la Traducción en Lenguaje Actual [TLA] se basan en el texto crítico».[3] Sin embargo, para este análisis usaré como base la Versión Reina-Valera, Revisión de 1960**, porque esta versión es la más usada en las iglesias evangélicas de habla hispana.

Ahora vamos a examinar algunos aspectos lingüísticos de Jos. 1: 5-9 [sección que trata sobre el mandato de Yahvé Dios a Josué como sucesor de Moisés, para que tal nuevo caudillo se esforzara y siguiera la ley divina, de tal modo que pudiera dirigir a Israel a conquistar Canaán]. Con el v. 5, se regresa en el original hebreo a la segunda persona singular[4] [del v. 2], cuando Dios se dirige a Josué con el primer mandato (“no te dejaré [heb. rāpā; lit. “hundiré”[5], «arrojaré, abandonaré (cf. 10: 6, “no dejes caer”, o “no dejes tu mano detenida”, no niegues ayuda). LXX, no te dejaré en el peligro»[6]], ni te desampararé”; cf. Dt. 4: 31; 31: 6, 8).[7]

El próximo v., o sea, Jos. 1: 6, se repite o enfatiza tres veces el segundo mandato divino (“Esfuérzate y sé valiente [«hăzaq we’ĕmas=sé fuerte y ten ánimo»[8]; cf. Dt. 31: 7, 23])”, dirigido a Josué (vv. 6, 7, 9)[9] y otra vez en la respuesta del pueblo de Israel a Josué (v. 18).[10] Además aparece el tercer mandato de Dios a este caudillo: “tú repartirás a este pueblo por heredad la tierra” («lit.[…] porque tú harás que este pueblo herede la tierra […]. Canaán fue prometida en el pacto abrahámico (Gn. 15: 16-21)»[11]).

Jos. 1: 7 menciona el cuarto mandato[12] divino a Josué: “para cuidar de hacer conforme a toda la ley”. Este mandato implica que la promesa de habitar Canaán [la Tierra Prometida] era condicional[13] (cf. Dt. 5: 32): dependía «de mantenerse en guarda o de tener cuidado y practicar toda la ley mosaica, no meramente la letra de la ley, sino el espíritu de ella también (cf. Mt. 5: 27, 28, etc.)».[14] Solamente así Josué sería “prosperado” (hiskîl; lit. “tengas éxito”[15]; de ahí, “seas prudente[16], sabio[17] o inteligente[18]” y “actúes circunspecta o cautelosamente”[19]).

Por su parte, en Jos. 1: 8a, Dios insta negativamente a Josué lo siguiente: “Nunca se apartará de tu boca [20] este libro de la ley”. Este último vocablo, “ley” (tôrâ; lit. “ley, instrucción”[21]), se refiere primero al Pentateuco o los cinco primeros libros de la Biblia. Dicha ley la debía “meditar” (hāgâ; lit. ‘“recitar en tono bajo”’. La LXX utiliza meletâō, denotando la ponderación meditativa y la práctica audible de los oradores’[22]; de ahí, «arrullar[…], murmurar, pensar, meditar, hablar»[23]) Josué “de día y de noche”, con el propósito de guardar y hacer[24] “conforme a todo lo que en él [el libro de la ley] está escrito”. De tal manera, él haría “prosperar” (shālah)[25] su camino, y todo le saldría bien.[25]

Finalmente, Dios le dice a Josué: “Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes[26], porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas” (Jos. 1: 9) [cf. Dt. 3: 21][27] (lit. “¿Acaso no te mandé: Sé fuerte y sé valiente, no tengas miedo y no te acobardes porque contigo está Yahweh tu Dios en todo [lo] que vayas?”).[28] Este v. repite el llamado a la acción de los vv. 5-6.[29]

B. EL ENFOQUE LITERARIO

Relacionado con aspectos literarios de Jos. 1: 5-9, comienzo afirmando que concurro con ciertos eruditos conservadores que sostienen básicamente la autoría de Josué para el libro que lleva su nombre [excepto, p. ej., la sección que narra los entierros de Josué, de los huesos de José, y de Eleazar hijo de Aarón en Jos. 24: 29-33].[30] En cuanto a la fecha de composición, el libro de Josué tuvo que ser escrito «durante el caudillaje de Otoniel (c. 1370- 1330 [A. C.]».[31]

Pasamos a tratar sobre la forma literaria del Libro de Josué. Dicha forma literaria consiste en una serie de narrativas independientes, descripciones de fronteras tribales y listas de ciudades, todas ellas unidas mediante párrafos de transición y declaraciones de resumen que dan unidad y continuidad a todo el libro.[32]

Por otra parte, el contexto inmediato [como dijimos arriba] de Jos. 1: 5-9 «trata sobre el mandato de Yahvé Dios a Josué como sucesor de Moisés, para que tal nuevo caudillo se esforzara y siguiera la ley divina, de tal modo que pudiera dirigir a Israel a conquistar Canaán».[33] Tal mandato comienza en el v. 1 y finaliza en el v. 18.

Respecto al contexto amplio de Jos. 1: 5-9, estos vv. se relacionan con otros pasajes del AT, p. ej., Dt. 31: 1-8, 14-15, 23; y 1: 38; 3: 21-22, 28. Dichos pasajes de Dt. tratan sobre la comisión de Josué como sucesor de Moisés.

En cuanto a otros aspectos literarios, existe una conexión formal del libro de Josué con el de Deuteronomio (cf. Jos. 1: 1)[34], especialmente en relación con la ley de Moisés.

Sobre el tema del libro de Josué, dice Gleason L. Archer, Jr. que se

trata del irresistible poder del pueblo de Dios en superar al mundo y tomar posesión de su herencia prometida, siempre y cuando mantuvieran una perfecta confianza en la potencia de Dios y no permitieran que ningún pecado de desobediencia destruyera su relación con Él.[35]

Ahora brindo el siguiente bosquejo del libro de Josué que propone Félix Asensio:

A) Conquista de Palestina (1-12)

B) Distribución de la tierra en Guilgal (13-17) y Siló (18-22)

C) Testamento doctrinal de Josué [(23-24)].[35]

De acuerdo con este bosquejo, podemos ver que los vv. que estamos analizando, o sea, Jos. 1: 5-9, se enmarcan en la sección A [la conquista de Palestina].

Estructuralmente, concurro con Robert G. Boling que esta Jos. 1: 5-9 [junto con vv. 10-11] constituye la introducción al propio libro de Jos.[36] Dicha introducción es ‘histórico-teológica al relato sobre le entrada de los «hijos de Israel» en Palestina a las órdenes de Josué’.[37] Boling comenta que los vv. 1-9 tienen un sonido sermonario («sermonic sound»[38]), con muchas figuras de vocabulario y un estilo retórico en común con Dt.[39] Además de que este pasaje es una exhortación, contiene una fórmula regular para la divina instalación de una persona para el oficio público. Los tres eleventos para tal fórmula son: a. el aliento o estímulo dado al funcionario; b. la declaración del trabajo o la función; y c. una garantía de la ayuda o presencia divina.[40]

A continuación menciono las principales figuras literarias retóricas en Jos. 1: 5-9. Como primera de dichas figuras se encuentra el símil[41] en Jos. 1: 5 (“como estuve con Moisés, estaré contigo”). Aquí Dios equipara Su ayuda y presencia a Moisés con la ayuda y presencia que Él dará a Josué.

La segunda de las figuras literarias retóricas es la antítesis[42] en Jos. 1: 8 (“Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y noche meditarás en él”). En dicho v. se halla la tercera y última de las figuras literarias retóricas: la metáfora.[43]

C. EL ENFOQUE ARQUEOLÓGICO

Si bien coincido con Boling en cuanto a tener cautela sobre los datos que provee la ciencia de la arqueología [sobre todo si existen numerosas hipótesis y teorías para explicar sucesos como la destrucción de ciudades antiguas, p. ej., Jericó y Hai][44], sí debo reconocer que ciertos hallazgos realizados por esta ciencia arrojan cierta luz sobre la vida en los tiempos bíblicos, y en nuestro caso, sobre la vida en el tiempo de Josué [p. ej., la existencia de Gabaón (la moderna ElJib) en la Edad de Bronce (1300-1200 A.C.), gracias a las excavaciones de James B. Pritchard entre 1959 y 1963].[45]

Otro aspecto importante dentro de la arqueología [ya dentro del contexto inmediato de Josué 1: 5-9] constituye los “heteos” (Jos. 1: 4; cf. 3: 10; 9: 1: 11: 3; 12: 8; 24: 11) o hititas. Eran de familia indoeuropea que invadieron Mesopotamia (gr. “[tierra] entre ríos [Tigres y Éufrates, en la actual Irak] o la Media Luna Fértil (desde el Mar Grande o Mediterráneo) hacia el 2000 A. C., y se extendieron al norte de esta región, por toda Siria, y muy al sur hasta Líbano.[46]

Su capital fue Hattusas [de ahí el nombre “hititas”] (la actual Boghazköy, en Turquía).[47] Emilio A. Núñez dice que

la cultura hitita no era tan avanzada como la de los egipcios y babilonios. Sin embargo, los h[ititas]. ejercieron gran influencia en el Medio Oriente por casi 700 años. Usaban la escritura cuneiforme [con signos en forma de cuña] acádica y su propia escritura pictográfica. Tanto las artes como la religión de los h. eran bastante primitivas.[48] En cuanto a su gobierno, los

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