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Ataduras Espirituales


Enviado por   •  4 de Enero de 2013  •  1.644 Palabras (7 Páginas)  •  404 Visitas

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ADURAS ESPIRITUALES

por Daniel Sapia

Hace poco tiempo, acompañé a mis hijos a una clase en su Escuelita Bíblica, y escuché de parte de la pastora de nuestra iglesia un relato que me pareció muy ilustrativo para introducirnos en el tema que quiero compartirles.

Según lo que puedo recordar, decía mas o menos lo siguiente:

-“Cuenta la leyenda que el padre de Abram (llamado Taré) tenía un negocio de venta de estatuas e imágenes de otros dioses que los judíos adoraban en aquélla época. En una oportunidad, siendo Abram aún un niño, su padre le encargó una tarea: cuidar el lugar donde tenía depositadas sus imágenes y estatuas para vender, ya que él debía ausentarse. Desde pequeño, Abram era creyente de las cosas de Jehová, su Dios y Señor. Entonces, llegado el momento en que Abram se encontró solo frente a ese montón de estatuas e imágenes, que lo único que representaban para él era una ofensa hacia Jehová, decidió tomar un madero y comenzar a romper cada una de las estatuas que estaban allí, dejando sana solo una, y a la cual colocó bajo su brazo el madero utilizado.

Al regresar su padre, tamaña sorpresa se llevó al ver por el piso los pedazos de lo que fueran las estatuas, por lo cual interrogó a Abram respecto de lo que había sucedido y quien había cometido tamaño destrozo.

Abram, señalando a la estatuilla que portaba el madero le respondió: -“Padre, él rompió todas tus estatuas...”

Indignado, el padre reprendió a Abram, diciéndole: -“Hijo, no seas necio.!!, cómo pudo haberlo hecho si solo es una estatua de piedra, que ni ve, ni oye y ni siquiera puede moverse..!!” a lo que Abram respondió (sabedor de haber cumplido su objetivo):

-“PADRE, QUE TU OÍDO ESCUCHE LO QUE TU BOCA HA DICHO”.

En muchas oportunidades en las que me encuentro hablando de la Palabra de Dios con algún amigo/a, especialmente si profesa el Catolicismo, en algún momento de mi conversación siempre veo la necesidad de hacerle una aclaración: que no es mi intención discutir sus doctrinas ni mucho menos menospreciar sus creencias. Simplemente trato de decirle que si su Dios es el que nos dejó su palabra en la Santa Biblia, pues entonces la dejó para leerla y RESPETARLA.

Obviamente uno respeta cuando conoce las reglas, sino es muy difícil respetar algo que no se conoce. Por consiguiente hay una gran diferencia entre quien TRANSGREDE (conoce pero no acata) y quien actúa diferente al mandato divino a causa del DESCONOCIMIENTO.

A ese desconocimiento apunto, para que una vez enterados, ACATEN o TRANSGREDAN, pero teniendo plena responsabilidad de sus actos.

Desgraciadamente hay mucha gente, inclusive hermanos en Cristo, que cometen errores por desconocimiento, no dándole la verdadera importancia que el hecho merece. Haga la prueba y pregúntele cuales son los Mandamientos que nos dejó el Señor, y que los enumere por orden de importancia. Seguramente comenzarán por “No matarás”, “No robarás”, etc. Sin saber que en las sagradas escrituras las prioridades son muy otras. En Éxodo capítulo 20 leemos los mandamiento en el orden impuesto por el Creador:

" Yo soy Jehová, tu Dios " (Éxodo 20:2)

" No tendrás Dioses Ajenos " (Éxodo 20:3)

" No te harás imágenes ni te inclinarás a ellas " (Éxodo 20: 4-6)

" No tomarás el Nombre de Jehová en vano " (Éxodo 20:7)

Respecto de las estatuas o esculturas, recuerdo el sentimiento de desazón y pena que viví al ver una foto en un periódico que cubría un lamentable terremoto ocurrido en Colombia, en donde el fotógrafo, parado en la puerta de una Iglesia Católica, había fotografiado el interior totalmente en ruinas, y en un primer plano había una estatua de la virgen Maria...caída en el piso... PARTIDA AL MEDIO. No pude evitar imaginarme cuantas personas habían tocado esa imagen esperando recibir bendición.

¿Que nos dice La Biblia respecto a este tema?

“No haréis para vosotros ídolos ni escultura, ni os levantaréis estatua, ni pondréis en vuestra tierra piedra pintada para inclinaros a ella; porque yo soy Jehová vuestro Dios”. (Levítico 26: 1)

La historia de Sadrac, Mesac y Abed-nego, a quienes el rey Nabucodonosor obligó a adorar una estatua de oro. El final de la historia es este: “Entonces Nabucodonosor dijo: bendito sea el Dios de ellos” (Daniel 3: 28), “... por cuanto no hay dios que pueda librar como este” (Daniel 3: 29b)

“No os volveréis a los ídolos, ni haréis para vosotros dioses de fundición. Yo Jehová vuestro Dios.” (Levítico 19: 4)

“Guardad pues vuestras almas... para que no os corrompáis, y hagáis para vosotros escultura, imagen de figura alguna, efigie de varón o hembra” (Deuteronomio 4: 15-16)

“Guardaos, no os olvideis del pacto de Jehová vuestro Dios, que él estableció con vosotros, y no os hagáis escultura o imagen de ninguna cosa que Jehová tu Dios te ha prohibido. Porque

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