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Año Litúrgico


Enviado por   •  16 de Marzo de 2014  •  1.818 Palabras (8 Páginas)  •  255 Visitas

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Las vestimentas litúrgicas son utilizadas por los sacerdotes y otros ministros en la celebración. Hay algunas, como la casulla y la estola que son propias de los ministros ordenados.

Alba Del latín "alba", "blanca". Vestimenta de todos los ministros en la celebración litúrgica, desde los acólitos hasta el presidente (Cf IGMR n.298). Se utiliza con cíngulo a la cintura y con ámito sobre el cuello (Cf IGMR nn.81 y 298).

Simbolismo: Tiene un sentido bautismal. La pureza del alma lavada por el bautismo. El domingo segundo de Pascua, o sea, en la octava de Pascua, se solía deponer el "alba", el vestido blanco que habían recibido los neófitos en su Bautismo una semana antes. Por eso este domingo se llamó "dominica post albas", y más tarde "dominica in albis".

-Benedicto XVI sobre el alba

Oración del sacerdote: "Blanquead, Señor, y limpia mi corazón, para que, purificado con la sangre del Cordero, disfrute de los gozos eternos"

Deálba me, Dómine, et munda cor meum; ut, in Sánguine Agni dealbátus, gáudiis pérfruar sempitérnis.

Origen del Año Litúrgico

Las fiestas cristianas han surgido paulatinamente a través de los siglos. Estas nacen de un deseo de la Iglesia Católica de profundizar en los diversos momentos de la vida de Cristo. Se comenzó con la fiesta del Domingo y la Pascua, luego se unió Pentecostés y, con el tiempo, otras más. Los misioneros, al evangelizar, fueron introduciendo las fiestas cristianas tratando de dar un sentido diferente a las fiestas paganas del pueblo en el que se encontraban. Podemos compararlo con una persona que recibe un regalo con una envoltura bonita, la cual guarda y utiliza posteriormente para envolver y dar otro regalo. La Iglesia tomó de algunas fiestas paganas las formas externas y les dio un contenido nuevo, el verdadero sentido cristiano.

La primera fiesta que se celebró fue la del Domingo. Después, con la Pascua como única fiesta anual, se decidió festejar el nacimiento de Cristo en el solsticio de invierno, día en que numerosos pueblos paganos celebraban el renacimiento del sol. En lugar de festejar al “Sol de Justicia”, se festeja al Dios Creador. Así, poco a poco, se fue conformando el Año litúrgico con una serie de fiestas solemnes, alegres, de reflexión o de penitencia.

La liturgia es la manera de celebrar nuestra fe. No solo tenemos fe y vivimos de acuerdo con ella, sino que la celebramos con acciones de culto en las que manifestamos, comunitaria y públicamente, nuestra adoración a Jesucristo, presente con nosotros en la Iglesia. Al vivir la liturgia, nos enriquecemos de los dones que proceden de la acción redentora de Dios.

La liturgia es el conjunto de signos sensibles, eficaces, de la santificación y del culto a la Iglesia. Es el conjunto de la oración pública de la Iglesia y de la celebración sacramental.

Liturgia viene del griego leitourgia, que quiere decir servicio público, generalmente ofrecido por un individuo a la comunidad.

El Concilio Vaticano II en la “Constitución sobre la Liturgia” nos dice:

“La liturgia es el ejercicio del sacerdocio de Jesucristo. En ella, los signos sensibles significan y cada uno a su manera, realizan la santificación del hombre y así el Cuerpo místico de Jesucristo, es decir, la Cabeza y sus miembros, ejerce el culto público íntegro".

La liturgia es la acción sagrada por excelencia, ninguna oración o acción humana la puede igualar por ser obra de Cristo y de toda su Iglesia y no de una persona o un grupo. Es la fuente de donde mana toda la fuerza de la Iglesia. Es la fuente primaria y necesaria de donde deben beber todos los fieles el espíritu cristiano. La liturgia invita a hacer un compromiso transformador de la vida, realizar el Reino de Dios. La Iglesia se santifica a través de ella y debe existir en la liturgia por parte de los fieles, una participación plena, consciente y activa.

Cada celebración litúrgica tiene un triple significado:

1. Recuerdo: Todo acontecimiento importante debe ser recordado. Por ejemplo, el aniversario del nacimiento de Cristo, su pasión y muerte, etc.

2. Presencia: Es Cristo quien se hace presente en las celebraciones litúrgicas concediendo gracias espirituales a todos aquellos que participan en ellas, de acuerdo a la finalidad última de la Iglesia que es salvar a todos los hombres de todos los tiempos.

3. Espera: Toda celebración litúrgica es un anuncio profético de la esperanza del establecimiento del Reino de Cristo en la tierra y de llegar un día a la patria celestial.

El Año litúrgico es el desarrollo de los misterios de la vida, muerte y resurrección de Cristo y las celebraciones de los santos que nos propone la Iglesia a lo largo del año. Es vivir y no sólo recordar la historia de la salvación. Esto se hace a través de fiestas y celebraciones. Se celebran y actualizan las etapas más importantes del plan de salvación. Es un camino de fe que nos adentra y nos invita a profundizar en el misterio de la salvación. Un camino de fe para recorrer y vivir el amor divino que nos lleva a la salvación.

Los Tiempos litúrgicos

El Año litúrgico está formado por distintos tiempos litúrgicos. Estos son tiempos en los que la Iglesia nos invita a reflexionar y a vivir de acuerdo con alguno de los misterios de la vida de Cristo. Comienza por el Adviento, luego viene la Navidad, Epifanía, Primer tiempo ordinario, Cuaresma, Semana Santa, Pascua, Tiempo Pascual, Pentecostés, Segundo tiempo ordinario y termina con la fiesta de Cristo Rey.

En cada tiempo litúrgico, el sacerdote se reviste con casulla de diferentes colores:

Blanco significa alegría y pureza. Se utiliza en el tiempo de Navidad y de Pascua

Verde significa esperanza. Se utiliza

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