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Bienaventuranzas


Enviado por   •  13 de Septiembre de 2023  •  Resúmenes  •  1.562 Palabras (7 Páginas)  •  24 Visitas

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Objetivo:

Asumir los valores y actitudes de Cristo propuestos en las bienaventuranzas y los consejos evangélicos con el fin de irnos configurando cada vez más con Cristo y actuar como él en cada situación cotidiana.

Lemas:

  • “Jesucristo fue tan bueno que incomodaba a todos. Por eso buscamos eliminarlo.”
  • “Felices los pobres de espíritu porque de ellos es el reino de los cielos.”

Fundamentación bíblica:

  • Las bienaventuranzas en Mateo. (Mt 5,3-12).
  • Las bienaventuranzas en Lucas. (Lc 6,20-23)
  • Castidad: La castidad por el reino de los cielos. (Mt 19,10-12)
  • Pobreza: El abandono en la providencia. (Mt 6,24-34)
  • Obediencia: “…Pero hágase tu voluntad y no la mía”. (Mt 26,42)
  • El mundo odia a Cristo. (Jn 15,18-27)

Fundamentación doctrinal:

  • Las bienaventuranzas y el deseo de felicidad. (CEC 1716-1719)
  • Las bienaventuranzas cristianas. (CEC 1720-1724)
  • Los consejos evangélicos son para todos los cristianos, no sólo para los religiosos. (CEC 915)

Desarrollo temático:

  • Jesucristo siempre fue coherente con su ideal. Ese ideal es lo que daba sentido a su vida y por eso fue feliz. Lo que el predicaba, era lo que el vivía hasta las últimas consecuencias, hasta el sacrificio de su vida. Así, las bienaventuranzas y los consejos evangélicos son la síntesis de su estilo de vida. Es una radiografía de su forma de ser, de vivir, de pensar, de sentir, de actuar, etc. Todos los que lo quieren seguir deben vivir así.
  • Y tú… ¿Quieres ser feliz? Recuerda lo que hemos conversado sobre la búsqueda de la felicidad. La felicidad consiste principalmente en vivir coherentemente con un ideal que de sentido a tu vida, por el cual estés dispuesto, incluso, a sacrificar tu vida, pues nadie está realmente vivo, al menos que esté dispuesto a morir por algo o alguien que valga la pena la vida. No por cualquier cosa, debe ser un ideal que valga la pena tu vida. Para Jesucristo, ese ideal es el amor, amar como Dios nos ama, amar porque el Padre nos ama, amar y ser amados.
  • La felicidad pues, no es una meta que algún día alcanzarás, sino un estilo de vida, ni algo que lograrás en el futuro, sino aquí y ahora. Si no te propones ser feliz hoy, tampoco lo serás mañana. No se encuentra en tener riquezas, ni placer, ni fama, ni poder; sino en ser tú mismo, en ser auténtico. La felicidad que te propone Jesucristo son las bienaventuranzas.    
  • Pero… ¿Qué son las bienaventuranzas? Son el centro del discurso de Cristo sobre cómo ser felices. Así como Moisés proclamó los 10 mandamientos en el Sinaí, Jesús va más allá y nos propone Las Bienaventuranzas.
  • Los 10 mandamientos son un mínimo, mientras que las bienaventuranzas son un “máximo”, un ideal. Moisés te pide que seas y te comportes como hombre, mientras que Cristo te pide que no sólo seas hombre, sino que  vivas como él, que vivas como hijo de Dios sin dejar de ser hombre. Por eso se encarnó. Ya no basta sólo la ley natural inscrita en cada corazón, sino que hay que sentir como Cristo para que nuestro corazón se parezca cada vez más al suyo. Ya no se te pide que no seas malo, ahora se trata de ser bueno, ser santo. No es que los 10 mandamientos sean malos, al contrario, son buenos, pero las bienaventuranzas son mejores.    
  • El problema es que muchas veces no entendemos exactamente a que se refieren las bienaventuranzas. Por eso, es necesario revisarlas:
  1. “Felices los pobres de espíritu…” Esta primera resume todas las demás y es la principal. ¿Crees que alguien puede ser más feliz siendo pobre que rico? Hay muchos ricos que fuero santos. De lo que se trata es de no poner tu felicidad en las riquezas. El dinero y las cosas no son un fin en sí mismos sino un medio para dar amor compartiendo con todos. Los pobres de espíritu son los que esperan todo de Dios: ser salvados por él, los bienes materiales, protección ante los males, que Dios cambie su corazón y lo haga más santo, la fuerza para luchar contra las tentaciones, etc. Ponen toda su confianza sólo en Dios y se abandonan en las manos de él. De este modo viven tranquilos, sin miedo al futuro, sin envidias. Están contentos con lo que tienen sin ser conformistas.
  2. “Felices los mansos de corazón…” (no lo mensos). Manso no es sinónimo de ser “tranquilo” o “lerdo”. Los mansos son los sencillos, que no se enorgullecen, ni se creen más que los demás por lo que tienen, ni por su físico, ni por su status social. Tratan a todos con igualdad porque saben que todos estamos llamados a ser hermanos e hijos de Dios y que ese es el fundamento de nuestra dignidad humana.
  3. “Felices los que lloran…” ¿Crees que alguien que llora y sufre todo el día puede ser feliz? Cuando Jesús habla de los que lloran se refiere, por un lado, a los que encuentran un sentido a su cruz (sufrimientos) y la cargan sin estarse quejando. Y por otro lado, son los que oran al Señor pidiéndole como los niños pequeños que lloran cuando necesitan algo de su Padre.
  4. “Felices los que tienen hambre y sed de justicia…” Son, por un lado, los que buscan y sienten la necesidad de que Dios los justifique, es decir que los haga santos transformando su corazón. Son, principalmente, los que se dan cuenta que no pueden salvarse y ser felices con sus propias fuerzas, sino que necesitan de la gracia de Dios. Pero también hace referencia a los que luchan por la justicia y la igualdad para todos contra el racismo, la discriminación, la injusticia, la corrupción, etc.
  5. “Felices los misericordiosos…” ¿Puede ser feliz alguien a quien le choca y se compadece de todas las personas que sufren y tienen problemas? ¿Es imposible vivir preocupándose de los demás? Los misericordiosos son los que sienten compasión ante la miseria de su hermano, ayudándolos en vez de quedarse indiferentes ante la miseria humana. Muchos prefieren no ver la realidad y pensar que todo el mundo es perfecto como nos lo muestran en la televisión, o pensamos que hay gente que sufre pero que están muy lejos y nada podemos hacer por ellos. ¿Será cierto eso?
  6. “Felices los limpios de corazón…” Son los que no son mal pensados, ni paran juzgando en su corazón a otros siempre cargados de prejuicios, ni  paran ensuciando su mente con imágenes y pensamientos morbosos, viendo a los demás como objeto sexual.
  7. “Felices los pacíficos…” Son los que luchan contra la violencia, la discriminación y la desigualdad. Pero saben que la paz no es sólo la ausencia de guerra, sino que se construye sobre la Verdad y la Justicia.  
  8. “Felices los perseguidos por causa de la justicia o del nombre de Cristo…” Son los profetas y santos cuya profecía y santidad perturba “el orden social” e incomoda al resto, y por eso los persiguen.
  • Así también Jesucristo vivió amando castamente, primero a Dios y después a todos de modo libre y gratuito hasta el punto de pedir al Padre que perdone a sus enemigos. Optó por vivir pobremente Con humildad y sencillez, abandonándose en las manos del Padre hasta el punto de morir sin nada en una cruz, pues lo despojaron hasta de su túnica. Obedeció la voluntad del Padre hasta el punto de subirse en una cruz para cumplir su misión a pesar que en el huerto de Getsemaní fue tentado a no hacerlo. Y es que la castidad se opone al placer desordenado, la pobreza se opone a la deseo de poseer riquezas, y la obediencia se opone al deseo desordenado de poder.

Estrategias didácticas:

  • Hacer una celebración de la Palabra con la lectura del Joven rico. (Mt 19,16-22)
  • Buscar ejemplos de personajes famosos de la historia reciente que hayan vivido cada una de las bienaventuranzas.
  • Elaborar bienaventuranzas propias del mundo que expresen la mentalidad y valores del mundo en contraposición a las bienaventuranzas de Cristo.

Recursos didácticos:

Canciones:

  • El Evangelio según San Dinero. (L. E. Ascoy)
  • El credo. (L. E. Ascoy)
  • Peregrino (L.E. Ascoy)

Vocabulario básico:

  • Bienaventuranza: Significa felicidad. Es uno de los discursos  centrales de Jesucristo conjuntamente con las parábolas del reino (Mt 13). Es la “radiografía” del estilo de vida de Cristo.
  • Anawin: Significa “los siervos o pobres del Señor”. Era un movimiento espiritual de la época de Jesús que se abandonaban con humildad en las manos de Dios. Cristo nos invita a ser así, mendigos de Dios, esperando todo de él.
  • Justificación: Es la capacidad de redimir a alguien pagando la deuda que se tiene por los pecados cometidos. Cuando hablamos de “autojustificarse” hacemos alusión a querer uno mismo salvarse sin la ayuda de Dios. Cuando hablamos de que la justicia nos viene de Dios es que esperamos su salvación pues somos incapaces de pagar una deuda que es infinita por haber ofendido a Dios que es infinito.
  • Misericordia: Viene de dos palabras: “miseria” y “corazón” (cor-cordes en latín). Significa sentir en el corazón compasión ante la miseria del prójimo solidarizándose con él.
  • Reino de los cielos: No es exactamente un lugar, sino un estado, un modo de vivir en el cual Dios es reconocido como Rey y Señor de la historia, de nuestra historia. Por eso, muchos prefieren hablar del reinado de Dios, pues sin Dios no hay reino.

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