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Las 8 Bienaventuranzas Laborales


Enviado por   •  25 de Mayo de 2012  •  2.341 Palabras (10 Páginas)  •  656 Visitas

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LAS 8 BIENAVENTURANZAS LABORALES

Por: Félix Socorro

Quienes han leído alguna vez el Nuevo Testamento y se han topado con el Evangelio Según San Mateo, específicamente en el capitulo 5, del versículo 3 al 12, habrán observado desde una óptica cristiana las cualidades que habrán de poseer las personas para ser considerados dignos candidatos para entrar en el Reino de los Cielos, de acuerdo a las palabras expuestas por el mismo Jesús. La visión de estas cualidades espirituales son magistralmente expuestas por Mark Copeland y traducidas al español por Nicolás Hernández en una disertación religiosa sobre esa versión de la fe cristiana.

Ahora bien, sin ánimos de pretender abarcar el conocimiento filosófico y trascendental de Jesús de Nazaret, cuyas palabras y verdades se mantienen inmutables en el tiempo, es posible extrapolar las bienaventuranzas del Sermón del Monte al campo laboral y describir en ocho afirmaciones las competencias que, en líneas generales, habrán de poseer los profesionales empleables, al menos hasta que muchos de los paradigmas existentes evolucionen lo suficiente para dar paso a otros elementos también de interés, pues en la medida en que se avance en el conocimiento, la mayor parte de los elementos que a continuación se describen serán de dominio y práctica universales.

Las ocho bienaventuranzas laborales no sólo señalan la competencia que ha de poseer el talento humano en el presente y en ese futuro inmediato que aguarda, sino que se atreven a establecer los beneficios que redundarán en las personas que las muestren. Estas son:

1. Dichosos los que hablan más de un idioma, porque ellos se conectarán con el mundo

El mundo ha cambiado tanto en los últimos cincuenta años que resulta difícil resumir en unas líneas todo lo que ello significa. Esos cambios han producido una variación en el concepto del profesional que dista mucho del que dominó el pensamiento industrial en el pasado. Hoy en día se ha de tener una mentalidad multicultural de amplio espectro, y esto responde a que sencillamente se está en presencia de un mundo sin fronteras.

Esta realidad, principalmente soportada en la tecnología, también exige al profesional moderno poder desdoblarse en cualquier escenario y destacarse como un ente capaz de generar empatía con sus interlocutores, entendiendo que así como se ha de conocer la semántica de las regiones de un país para no deslucir en negociaciones internas o experiencias de intercambio, existe la misma exigencia para abordar escenarios foráneos donde el idioma sea distinto al materno.

Si bien es cierto que existe un predominio importante de la lengua inglesa y es prácticamente universal su uso, no es menos cierto que conocer un idioma adicional al propio no es suficiente y se hace necesario, al menos, poder comunicarse en un tercer lenguaje.

Esta realidad no es nueva: hace varios siglos el paradigma de las sociedades existentes entendía la necesidad de conocer varios idiomas, sin importar que se tratara del enemigo o de las tierras conquistadas, pues eso les aseguraba mantenerse informados y capacitados para afrontar cualquier exigencia. Ese paradigma casi olvidado se reafirma en este mundo globalizado y es por ello que cada día existen más profesionales aprendiendo idiomas como el japonés, inglés, francés, ruso y alemán, a la par de que sus representantes estudian el español, el portugués y el italiano, para nombrar algunos.

Un profesional completo es aquel que desarrolla en su totalidad las competencias que posee y entiende que mientras más se comunique y mejor lo haga, mayor posibilidad tendrá de éxito.

Esta competencia también abre las puertas al empleo, pues al poseer la capacidad de comunicarse en varios idiomas, las oportunidades se multiplicarán geométricamente para los interesados en incursionar en otros escenarios.

2. Dichosos los que conocen de programas y sistemas, porque nunca les faltará una herramienta

Cuando se comenzó a hablar del homo ciberneticus en la década de los noventa del siglo XX, pudo haberse mal interpretado el concepto asociado a tal expresión, pues no se trataba de una generación eminentemente tecnológica que destronaría la visión analógica que imperaba en la sociedad transformando en obsoleto todo lo antes conocido. Por el contrario, la visión de esa “evolución” consistía primordialmente en el conocimiento y las competencias que el profesional tenía que poseer en el campo tecnológico tanto presente como pasado, manteniendo su atención en los cambios que el futuro aporte.

En la actualidad puede observarse un importante número de programadores y expertos en sistemas que no manejan programas actuales y sistemas modernos: su especialidad –aunque existente– se ha ido reduciendo, estrechando el mercado donde deben operar. Esto ha ocurrido porque no ha existido una orientación a la actualización. Sin embargo, tal descuido no parece ser exclusivo de los profesionales de la programación y los sistemas; los profesionales jóvenes tienden a no preocuparse por conocer cómo operaban las máquinas en el pasado, y algunos profesionales maduros poco o nada desean conocer de las nuevas tecnologías. Esto pone en riesgo la trasferencia del conocimiento y el desarrollo de habilidades tecnológicas, pues en situaciones extremas ambas partes quedarían inhabilitadas.

Asimismo parece no haberse comprendido en su totalidad la necesidad de profundizar en el conocimiento tecnológico. Algunas empresas se orientan a desarrollar sólo habilidades en el manejo de hojas de cálculo, procesadores de palabras y formatos de presentaciones electrónicas para buena parte de su personal, pero desestiman la posibilidad de incrementar la participación del mismo en jornadas técnicas que los preparen para la programación y el desarrollo de sistemas, obviando el principio de gerenciar el uso de la tecnología que propone la cybergerencia, la cual supone que el uso de los sistemas no es exclusivo de un grupo de individuos sino de todo el entorno.

El profesional contemporáneo debe estar a la altura del conocimiento tecnológico sin que se entienda por ello que ha de poseer un nivel de experto, pero así como se exige conocer de principios contables y financieros para manejar un negocio, a la par del mercadeo y la publicidad, conocer de sistemas, tanto los pasados como los presentes y estar atentos a los futuros, le ofrecerá un sitial de honor que lo diferenciará de aquellos que se resisten a avanzar y de quienes consideran que conocer el origen de las cosas es una pérdida de tiempo.

3. Dichosos los que valoran a la gente, porque ellos serán lideres

Una

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