Consejería Bibica
ERNESTOJESUS17 de Noviembre de 2012
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INTRODUCCIÓN
La consejería ha llegado a ser una de las profesiones que gana más dinero en nuestros tiempos. El costo de los servicios psiquiátricos ha llegado a ser más de 136 mil millones de dólares en el año 1991. El tratamiento para los alcohólicos y los drogadictos ha costado más de 160 mil millones de dólares adicionalmente. Se piensa que la consejería psiquiátrica es la respuesta a todos los males de nuestra sociedad de hoy en día. Si hay un hombre que tiene un problema con el pecado, lo llevan con un psicólogo. Si la familia se está desintegrando, van todos al psicólogo. Si un hombre no tiene la ética correcta hacia su trabajo, lo llevan con un psicólogo. Si una persona tiene complejo de inferioridad lo llevan con un psicólogo. Si alguien tuviera que usar su creencia en Dios como una muleta, y dice que tiene que confiar en Dios, lo quieren llevar con un psicólogo. Y así sigue la lista.
La consejería ha llegado a ser parte de casi cada organización en el país; las escuelas tienen consejeros, las iglesias, las universidades, el departamento de la policía, los bomberos, agencias gubernamentales, los hospitales, solo para mencionar algunos. ¡Todos tienen psicólogos! Todas estas organizaciones están bajo presión de proveer algún tipo de consejería psicológica, si no son rechazados por la sociedad, porque no son considerados como intelectuales. Muchas veces se le obliga a la empresa proveer consejería psicológica apropiada, para los empleados. La mayoría de la gente entiende su necesidad para consejería, pero no entienden que el aspecto más importante es: quien les está aconsejando, de que fuente sacaron su consejero.
JESÚS CONSEJERO:
En el retrato que nos hace del Mesías, Isaías destaca una característica del ministerio de Jesús que pasa a menudo bastante desapercibida. "Admirable Consejero" (Is 9.6). "Y reposará sobre él (Mesías) el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová" (Is 11.2). Jesús es mí mejor amigo y mi mejor consejero, cuando abro la Biblia y me pongo de rodillas no debo olvidarlo. "Encomienda a Jehová tus obras, y tus pensamientos serán afirmados" (Prov 16.3 RV). Al presentar al Señor tus cuentas, tus problemas, tus preocupaciones, ¿lo ves también como este buen consejero que presta debidamente atención a todo lo que le dices y que orientará tus pensamientos en la buena dirección? El es la sabiduría encarnada, es sabiduría para tí (1Cor 1.30). Lo que también hace de él un "Admirable Consejero" es que es a la vez un ejemplo, en su vida de resistencia contra el pecado. "Por el hecho de haber sufrido y haber sido probado, está capacitado para venir en tu ayuda". No tiene buenas palabras teóricas y lejanas, ha pasado por ello, ha sentido lo que sientes y más.
Mi Sumo-Sacerdote/Pastor/Sanador/Consejero fue tentado en todo. ¿Habrías quizás en ocasiones olvidado como yo, que el Pastor fue también Oveja, en un sentido? ¿Qué el Sacerdote fue también el Cordero que se ofreció en sacrificio? El autor de la Carta a los Hebreos nos añade aspectos de este ministerio de Sumo Sacerdote-Consejero: "No tenemos un Sumo Sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, ya que fue probado en todo" (Heb 4.15). Cada vez que paso por las pruebas ¿reconozco las pisadas del que me precedió y que me puede entender entonces perfectamente?
JESUS EJEMPLO DE CONSEJERÍA
El trabajo de consejería (sanar el alma) es cada vez más requerido en nuestro ámbito evangélico, por cuanto hoy no se suelen tener muy presentes los valores pastorales, que en buena medida atañe a todo cristiano.
Aprender, por tanto, de cómo Jesús aplicó una consejería bíblica, es buena medida para no extraviar el servicio pastoral que, de una manera u otra, todos los fieles seguidores de Jesús deben realizar. «Tened ánimo (animar); yo soy (la presencia de Jesús), no temáis (la seguridad de su poder)» (Mr. 6:50).
Traigamos por un momento a nuestra mente la imagen de Jesús caminando sobre el mar, en acto de sobrenaturalidad. Entre tanto, sus discípulos, viendo la espectacular escena en riguroso directo, llegaron a imaginar que aquél que andaba sobre el mar, no podía ser más que un fantasma...
Igualmente, varios de los desarreglos psicológicos que se producen en nuestra mente y corazón, con los temores correspondientes, en ocasiones obedecen a interpretaciones erróneas de los acontecimientos que nos rodean. El producto de una equivocada interpretación fue, precisamente, lo que provocó el particular sobresalto en el corazón de los discípulos. Discurramos, pues, acerca de la manera como el buen Pastor trató este problema.
Aunque bien podríamos pasar por alto las reacciones equivocadas de aquellos seguidores de Jesús, no obstante la respuesta del Maestro contenida en el texto leído, llama vigorosamente nuestra atención. Valoremos adecuadamente la actitud de nuestro Señor, porque a pesar de las primeras impresiones de sus discípulos, y del natural dictamen que habían realizado en su mente (Jesús parecía ser un fantasma), nos percatamos de que ningún reproche salió de su boca; parece ser lo contrario, palabras de ánimo llegaron al corazón de los aterrorizados discípulos: «tened ánimo».
La presencia de Jesús llega a sus corazones como garantía de tranquilidad y fuente de consuelo. Lejos de ver fantasmas por doquier, el buen Pastor les ayuda a estar seguros de su poder y autoridad.
Tomando dicho patrón cristiano, también podemos sostener la enseñanza de que ser consejero no consiste sólo en dar buenos consejos. La consejería también va orientada a proveer, a todo aquel que lo necesite, de una visión apropiada de la persona y obra de Cristo. Dicho esto, es preciso adquirir una comprensión profunda y a la vez real (no fantasmagórica) de quién es Jesús y de qué manera interviene en nuestra vida, para poder cobrar ánimo y dejar fuera el temor que produzca cualquier acontecimiento sombrío.
Un buen consejero cristiano, por consiguiente, colabora en la sanidad del alma; y entre otros métodos utilizados, el más importante consiste en proporcionar una perspectiva adecuada del poder de Jesús, procurando reorientar la vida espiritual del necesitado hacia una correcta relación con Dios, según el modelo de Cristo. Con este procedimiento se consigue que el temor disminuya, y se ayuda a resolver en cierta medida todo conflicto psíquico o espiritual; acudiendo, naturalmente, a la seguridad que otorga la Palabra divina, y recibiendo el sano equilibrio que en todo momento nos ofrece.
Las palabras de gracia que el buen Pastor pronunció, fueron las de un consejero maravillosamente comprensivo, que supo escuchar, animar, y proveer de la suave y bienhechora presencia espiritual, trayendo a la persona el consuelo del alma, que por otro lado, y en momentos precisos, todos vamos a seguir necesitando de forma especial.
Así como lo expresó el Maestro, seamos también comprensivos con aquellos que suelen ver «fantasmas» a su alrededor, y como resultado viven en constante temor; considerando, en cualquier caso, el estado deficiente de nuestra propia debilidad humana.
Es muy probable que a lo largo de nuestra vida aparezcan supuestos fantasmas (circunstancias y personas varias) que inquieten nuestra armonía interior. Si bien, nuestra labor de consejería consiste en recordar a aquellos asustadizos hermanos en la fe, que el buen Padre celestial se halla en control de todas las cosas, y por consecuencia no deben verse fantasmas donde en realidad está la presencia de Jesús, el buen Pastor. «Iban por el camino subiendo a Jerusalén; y Jesús iba delante...» (Mr. 10:32).
La expresión que encontramos en el texto: «iba delante», a simple vista podría carecer de significado. Sin embargo, parece inevitable descubrir el ejemplo del buen consejero, que no va delante sólo por ser pastor, maestro o líder, sino esencialmente por la disposición que en todo momento mantuvo en su servicio al prójimo.
Visualizando la escena bíblica, apreciamos que los discípulos de Jesús iban por el camino hacia Jerusalén, seguramente pendientes de lo que hacía el Maestro; mientras que Jesús va delante de ellos dando ejemplo de completa disponibilidad, como debe ser propio del buen consejero.
Atendamos a la enseñanza, porque aunque Jesús tenía alma de líder, nunca expresó su espiritualidad situándose por encima de los demás a modo de conquistador, sino que como venimos señalando, fue más bien delante a modo de siervo. Aquí debemos recordar que en aquel tiempo, ir delante del grupo en un camino situado a las afueras de Jerusalén, suponía exponerse el primero a todos los peligros: ladrones, animales fieros, obstáculos en el terreno, y demás dificultades que pudieran aparecer en el camino.
Debemos aprender del buen Pastor, el cual tomó la iniciativa para ir delante... A veces, dar el primer paso en el servicio, constituye buen remedio para no quedar rezagados en el desarrollo de nuestra vida cristiana. Es verdad, no sirve de mucho una enseñanza que no alcancemos a cumplirla nosotros primero, puesto que los demás apreciarán sobre todo el ejemplo práctico en las decisiones, y no tanto nuestras bonitas palabras.
Recibamos el ejemplo de Jesús como buen consejero, porque si él acompañó a sus discípulos yendo delante en el camino, también nosotros, como seguidores del Maestro, debemos marchar junto a nuestros hermanos en la fe con la firme disposición de adelantarnos... sobre todo en lo que a servicio se refiere.
Al igual que en las guerras de la antigüedad,
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