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DSI, DONES


Enviado por   •  15 de Diciembre de 2014  •  658 Palabras (3 Páginas)  •  237 Visitas

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LA FAMILIA, IGLESIA DOMESTICA

Los principios básicos de la Doctrina Social de la Iglesia, es un favor favorable para la convivencia de los pueblos y la fraternidad entre las naciones; pero en muchos casos la falta de un buena distribución de las riquezas, lleva al ser humano a creerse más que los otros y, discriminado a muchos que no tienen una posición económica estable. De esta manera, la pobreza y la desigualdad tienen su causa en la injusticia social, sin embargo, se debe afirmar que no toda la pobreza se debe a la injusticia de unos pocos hombres, en contra de muchos. Ella también es producto del fracaso personal (alcoholismo, drogadicción, separaciones, etc.).

¿Por qué el hombre causa un mal o daño a otros hombres, como por ejemplo, explotándolo económicamente o simplemente no dándole lo que le corresponde? Son varias son las razones y se ubican en diferentes niveles:

Una de las razones por la cual un hombre es capaz de negarle a otro lo que en propiedad le corresponde emana de una visión sesgada de su naturaleza, ya sea porque se le considera un mero homo faber, es decir, una parte al servicio del todo (el sistema o el Estado), o un homo economicus, o sea un ser productor: tanto produces, tanto vales.

De este modo, en ambos casos, el hombre es un objeto y no un sujeto del trabajo y/o de la economía. Juan Pablo II fue muy claro en denunciar el error antropológico que reduce al hombre a su aspecto material cuando afirma que “no podemos olvidar que la historia reciente ha mostrado que cuando, al amparo de ciertas ideologías, se niegan la verdad sobre Dios y la verdad sobre el hombre, se hace imposible construir una sociedad de rostro humano.

Y, Benedicto XVI siguiendo la tradición del Magisterio nos indica que “el desarrollo ha sido y sigue siendo un factor positivo para sacar de la miseria a millones de personas” (Caritas in veritate 21). Aunque la Doctrina Social de la Iglesia distingue claramente entre desarrollo y crecimiento económico, ella tiene una visión positiva de la economía y reconoce su importancia en la vida humana: “el objeto de la economía es la formación de la riqueza y su incremento progresivo, en términos no sólo cuantitativos, sino cualitativos: todo lo cual es moralmente correcto si está orientado al desarrollo global y solidario del hombre y de la sociedad en la que vive y trabaja. El desarrollo, en efecto, no puede reducirse a un mero proceso de acumulación de bienes y servicios.

Al contrario, la pura acumulación, aun cuando fuese para el bien común, no es una condición suficiente para la realización de una auténtica felicidad humana. Así como las familias rotas o en crisis son también causa de la pobreza, las familias bien constituidas es un factor muy importante por ejemplo en la superación de la pobreza. En múltiples documentos y encíclicas los Papas nos han señalado que la “Iglesia no tiene modelos para proponer”, ni “soluciones técnicas que ofrecer y no pretende ‘de ninguna manera mezclarse en la política de los Estados’” (Caritas in veritate). Los modelos reales y verdaderamente eficaces pueden nacer solamente de las diversas situaciones históricas, gracias al esfuerzo de todos los responsables que afronten los problemas concretos en todos sus aspectos sociales, económicos, políticos y culturales que se relacionan entre sí". La Iglesia no se mezcla con el estado, ni el estado con la Iglesia, ya que las dos son diferentes poderes, uno es terrenal y el otro espiritual. Los principios, como Autoridad, Participación, Bien común, Subsidiariedad, manifestó la voluntad del hombre de ayudar a los demás en el camino de la transformación en una sociedad más justa y pacífica

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