ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Dei Verbum


Enviado por   •  13 de Noviembre de 2014  •  1.416 Palabras (6 Páginas)  •  197 Visitas

Página 1 de 6

COMENTARIO A LA DEI VERBUM 2

Puesto que nuestra primera tarea está relacionada con los números 50-141 del Catecismo de la iglesia católica, vamos a trabajar con estos números antes de entrar de lleno a la fuente de la que se nutre nuestro compendio de fe.

Mediante la razón natural, el hombre puede conocer a Dios con certeza a partir de sus obras. Pero existe otro orden de conocimiento que el hombre no puede de ningún modo alcanzar por sus propias fuerzas, el de la Revelación divina (cf. Concilio Vaticano I: DS 3015). Por una decisión enteramente libre, Dios se revela y se da al hombre. Lo hace revelando su misterio, su designio benevolente que estableció desde la eternidad en Cristo en favor de todos los hombres. Revela plenamente su designio enviando a su Hijo amado, nuestro Señor Jesucristo, y al Espíritu Santo. (CIC 50)

De esta manera entra en contacto con la doctrina desarrollada en el capítulo primero en el que se nos enseña que el hombre es capaz de llegar al conocimiento de Dios por las solas luces de la razón natural. Cierto que Dios está más allá de nuestras capacidades, así que llegamos a la conclusión de su existencia por las obras que lo ponen de manifiesto. El hombre ve en el mundo, en el cosmos y en el hombre mismo las huellas que Dios ha dejado a su paso con su poder creador.

Pero entonces nos preguntamos ¿Es que lo que sabemos de Dios por nuestras fuerzas es todo lo que podemos saber? Todo nuestro conocimiento de Dios terminaría ahí, donde terminan nuestras fuerzas y capacidades, pero Dios ha querido revelarse.

Ya decíamos en uno de nuestro temas anteriores que el ser humano puede conocer a profundidad a una persona que se dé a conocer espontáneamente; puedo saber muchas cosas de alguien, pero no puedo decir que lo conozco si no he entablado intimidad con esa persona. Solo se conoce lo que se ama profundamente; algo similar afirmaba el zorro al Principito cuando le pedía que le domesticara: “Solo se conocen bien las cosas que se domestican”, donde domesticar tiene el sentido de hacerlo parte del propio “domus” casa u hogar.

Pues Dios se ha querido revelar, ha querido abrirnos el santuario de su intimidad a tal grado que nos ha llamado sus amigos, y a través de Jesús nos llama ahora sus hijos.

Dice el autor de la primera carta de san Juan con un tono de profunda sorpresa:

“Miren qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues, ¡lo somos!” (1 Juan 3, 1a)

Página 1

http://www.evangelizacion.org.mx/escuelas/ Página 2

Y continúa:

“Queridos, ahora somos hijos de Dios, pero aúno no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que,

cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal cual es.” (1 Juan 3, 2)

¿Cuál no será el grado de amor que nos tiene Dios como para llamarnos hijos suyos y ¡lo somos!, real,

verdadera y auténticamente. Pero hemos de ser conscientes de que de que la revelación de Dios es

un don, ya que nadie puede obligar a otro a abrirnos su intimidad o a ser nuestro amigo o amiga y si

eso es correcto en el orden humano, con mayor razón lo hemos de afirmar de Dios.

Dios ha querido mostrarnos su ser de una manera libre y espontánea, tal cual lo podría hacer alguien

que nos ofrezca su amistad o nosotros cuando brindamos la nuestra.

“Dispuso Dios en su sabiduría revelarse a sí mismo y dar a conocer el misterio de su

voluntad, mediante el cual los hombres, por medio de Cristo, Verbo encarnado, tienen

acceso al Padre en el Espíritu Santo y se hacen consortes de la naturaleza divina”

(CIC 51)

El término salvación está etimológicamente relacionado con el vocablo “salud”, y llamamos salud al

bienestar integral de una persona que le hace sentirse bien y obrar bien, lo que le dispone a un equilibrio

psicológico. Pero la salvación va más allá del simple bienestar integral del individuo, la salvación se

refiere a un estado superior de bienestar, es lo que los judíos llamaban Shalom, es decir, la paz.

Diríamos así que la salud a nivel físico, el bienestar a nivel psicológico y la paz a nivel social es lo que

llamamos salvación, pero esta salvación solo la puede brindar Dios, porque se refiere a la liberación

absoluta, no solo del pecado, sino también de la muerte, la enfermedad, el dolor y el sufrimiento.

Esta salvación es la que Dios brinda al hombre a pesar de la desobediencia de éste; más aún, esta

salvación se hace don total y absoluto cuando Dios nos envía a su propio Hijo para que prepare el

camino a la plenitud de vida,

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (8.3 Kb)  
Leer 5 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com