Deus Caritas

El Ágape; verdadera expresión de amor

Actualmente vivimos en un mundo donde existen muchas posibilidades como válidas, donde no existe un esfuerzo por querer defender una postura y que finalmente hay que aceptar todo a un mismo nivel puesto que la “tolerancia” se ha aceptado como valor universal. Las exigencias a las distintas posturas en diversos ámbitos como el cultural, social, económico y moral son mínimas y obedecen a criterios accidentales. Estamos ante una realidad fragmentaria, parcial y totalmente mutable en donde los valores morales como el amor han pasado a convertirse en realidades totalmente diversas de las que realmente son en su esencia.

El Papa Benedicto XVI en su Encíclica “Deus Caritas Est” habla precisamente sobre el amor y específicamente aquel que Dios, de manera misteriosa y gratuita, ofrece al hombre y a la vez, la relación intrínseca de dicho amor con la realidad del amor mundano.

Hoy en día la palabra amor tiene diversas acepciones y la pregunta es si en éstas existe una unificación o se trata de realidades diferentes. Y si el mensaje sobre el amor que nos ha transmitido la Biblia y la Tradición de la Iglesia tienen algo que ver con la común experiencia humana del amor o se opone a ella.

Es necesario destacar que entre los muchos tipos de amor que puede existir entre los seres humanos el más importante es el que se da entre un hombre y una mujer, entendidos ambos como unidades intrínsecas de cuerpo y alma.

Para una gran mayoría lamentablemente el amor es entendido como el eros de los griegos, aquel que se queda en el deseo, lo vehemente y lo posesivo. El eros está muchas veces degradado al puro sexo en donde el hombre se convierte en mercancía, siendo éste un medio para un fin, perdiendo en consecuencia su principal característica: la dignidad humana.

El eros no se puede entender sólo de un punto de vista material, relegado a lo meramente biológico, hay que entenderlo desde una perspectiva cristiana, mirado desde un enfoque renovado, puesto que la estructura fundamental del ser es cuerpo y alma como se señalaba anteriormente, es decir, es el hombre el que ama como criatura unitaria y no se pueden separar ambos aspectos pues están íntimamente ligados.

Es importante señalar que el verdadero eros se logra mediante un camino de purificación, renuncia y sacrificio en donde se quiere el bien del otro por el otro y no se busca la propia felicidad sino que se quiere el bien del ser amado.

La clave del amor está en el ágape, expresión característica para la concepción bíblica del amor. Denominación del amor fundado en la fé y plasmado por ella. Pero sin duda el ágape es más que eso. Las distintas acepciones del término amor (philia: amor de amistad, eros: amor mundano) están comprendidos profundamente en el ágape. Si la philia y el eros se viven acorde a los preceptos de Dios, por ejemplo entender el

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