El Arte Sacro Actual
Shtefania ToscanoDocumentos de Investigación13 de Febrero de 2019
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Documentos de los sumos pontífices
En la obra del santo obispo Esteban de Bostra “Las imágenes de los santos”, se menciona:
«En cuanto a las imágenes de los santos, reconocemos que todo lo que se hace en nombre de Dios es bueno y sano. Una cosa es la imagen y otra la escultura, o por decirlo así, la estatuilla. En efecto, cuando Dios plasmó o creó a Adán, dijo: hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza. Y creó al hombre a semejanza de Dios. Por tanto, puesto que el hombre es imagen de Dios, ¿será que por eso una estatua para adorar, es decir culto idolátrico e impiedad? Si Adán fuese imagen de los demonios, entonces seria despreciable e inaceptable. Pero, puesto que esta imagen de Dios, es digno de honor y aceptable. De ahí que toda imagen hecha en nombre de Dios, o de los ángeles, o de los profetas, o de los apóstoles, o de los justos, es santa. No se adora la madera, si no que se adora a aquel que se ve y se recuerda efigiado en la madera. Todos nosotros, en realidad, nos prosternamos ante los príncipes y los saludamos aun cuando sean pecadores; ¿Por qué no hemos de protestarnos ante los siervos santos de Dios y exponer sus imágenes en memoria suya a fin de que no los borre el olvido? ¿Objetas que Dios mismo fue quien prohibió adorar las obras hechas por mano humana? Dime, judío, que cosa hay en la tierra que, aunque creada por Dios, no haya sido hecho por mano humana? El arca de Dios, fabricada y construida con madera de Setín, ¿No es quizá obra de los hombres? Y el altar, el propiciatorio, la urna que contenía el maná, la mesa, y el candelabro, y el tabernáculo en sus partes internas y externas que Salomón hizo construir, ¿No fueron hechos por manos de hombre? ¿Acaso los querubines y los animales de seis alas no eran figuras de seres vivos y, con todo, obra de manos humanas? ¿Por qué, pues, no fueron rechazadas? Porque eran santas, habiendo sido hechas por mandato divino, aun siendo representaciones de seres vivos. En cambio, Dios condeno y arrojo los ídolos paganos porque son imágenes del demonio. Pero nosotros hacemos las imágenes en memoria de los santos…, a fin de que el que los vea en efigie lo recuerde y alabe al Señor que los glorifico… Y se estimule a imitar sus acciones…»
Por lo tanto los siervos hijos de Dios y seguidores de la iglesia deben honrar y adorar las imágenes, esculturas de Dios, la santa e inmaculada madre de Dios y todos los santos, para así saber preservar la rectitud de la fe.
Cuando se ejecuten los cuadros sagrados y escenas de la historia sagrada, sean ungidos con el santo crisma y solo después sean ofrecidos a la veneración de los fieles, de este modo no hacemos que poner en práctica lo que el señor Moisés dijo:
«Y harás el óleo santo para la unciones con ungüento compuesto de perfumes, y con el ungirás el tabernáculo del testimonio, el arca del testamento, la mesa con sus vasos, el candelabro y sus utensilios, los altares del incienso y el holocausto y todos los enseres del culto; todas estas cosas las santificaras y serán las cosas más santas entre todas, y quienes las toquen serán santificados…»
Queriendo decir esto, que el poder de la santa iglesia, santifica a todo aquel ya sea creyente u objeto, por el poder que otorga Cristo, nuestro Dios, siempre y cuando la fe este presente.
Decreto sobre las imágenes sagradas
Según el sacrosanto concilio de Tridentino, al conocerse bien que pudiera producirse un grave escándalo si en las iglesias se mostrase algo desordenado, descompuesto o profanado, por lo tanto estableció que nadie le era lisito de colocar alguna imagen insólita o nueva, sin la aprobación del obispo.
Pero por falta de observación se llegaron a producir varios abusos. Por ello se ordenó que ninguna persona con cualquier grado, orden, cualidad o puesto aunque fuera eclesiástica pudiera de modo diverso del que la Iglesia Católica y Apostólica acostumbro desde tiempos más antiguos, esculpir, pintar, las imágenes de Jesucristo, de la Virgen María Madre de Dios, de los ángeles, apóstoles, evangelistas y/o cualquier otro santo o santa, ni exponer a la vista pública ese género de imágenes anteriormente esculpidas, pintadas o de cualquier otra forma expresadas sin antes ser aprobadas por la Santa Iglesia Católica y Apostólica.
Del mismo modo las imágenes ya expuestas que no cumplan con los lineamientos de la iglesia y que no concuerden con las sagradas escrituras de la Biblia, tendrán que ser retiradas de forma inmediata ya que al estar a la vista de cualquier feligrés puede causar confusión y/o malinterpretación.
Extractos del «Sollicitudini», escrito dirigido al obispo de Augusta, acerca de la representación de la santísima trinidad y del espíritu santo
11) A nadie se le oculta que sería un error impío y sacrílego e injurioso a la naturaleza divina creer que pueda expresarse en colores la imagen de Dios Optimo Máximo tal como es en Sí mismo. Porque, no pudiendo su imagen pintarse ni ser captada por los ojos humanos sino como una sustancia material dotada de forma corpórea y partes distintas, es evidente que el que quisiera atribuir sus cualidades a la naturaleza divina caería ciertamente en el error de los antropomorfistas.
12) Sin embargo, Dios es representado en el modo y la forma con los cuales, como se lee en la Sagrada Escritura, se dignó aparecer a los hombres...
15) Y, en verdad, puesto que se lee en la Sagrada Escritura que Dios mismo quiso mostrarse a los hombres bajo esta o aquella forma, ¿por qué no va a ser lícito pintarle bajo tales formas? Por tanto, si se permite la lectura de las Sagradas Escrituras y, por otra parte, son tenidas en la máxima veneración, ¿por qué no van a permitirse también las imágenes?...
16) Puestos estos principios evidentes, será fácil comprender de qué manera deben los pintores representar la imagen del Espíritu Santo y cuáles, entre sus representaciones, se deben o no aprobar. En las escenas de los Santos Evangelios según San Mateo, San Marcos y San Lucas, en los que se narra el bautismo que Nuestro Señor Jesucristo quiso recibir de Juan Bautista, se lee que, abriéndose el cielo, el Espíritu Santo descendió sobre El en forma corporal de una paloma...
18) En cuanto atañe a nuestra cuestión, ya que el Espíritu Santo se mostró en aspecto de paloma, su imagen debe pintarse bajo el mismo aspecto. En este punto, la antigua enseñanza de la Iglesia está plenamente de acuerdo con la costumbre de nuestros tiempos. De ello da testimonio San Paulino, obispo de Nola, quien al principio del siglo v, describiendo en una carta a Severo los mosaicos ya entonces existentes en la basílica de San Pedro, cantó así:
«Refulge la Trinidad rodeada de misterio.
Se yergue Cristo en aspecto de Cordero.
Retumba la voz del Padre.
Y desciende el Espíritu Santo en forma de paloma.»
21) Se lee, además, en el Nuevo Testamento que, después de la ascensión de Cristo al cielo, hallándose reunidos los apóstoles y los discípulos con María, Madre de Jesús, en el día solemne de Pentecostés, aparecieron lenguas como de Juego que se posaron sobre cada uno de ellos, y todos fueron llenos del Espíritu Santo. De este misterio tratamos ampliamente en muestra obra antes citada, De Festis Domini Nostri lesu Christi..., donde enseñamos que, para poder representar lo que la Iglesia conmemora en la solemnidad de Pentecostés, pueden los pintores pintar a los apóstoles y a los que estaban con ellos recogidos en el cenáculo y las pequeñas llamas, en forma de lenguas ígneas, descendiendo del cielo como lluvia sobre sus cabezas, porque en los Hechos de los Apóstoles se narra que el Espíritu Santo en tal ocasión manifestó a los hombres su venida con este signo visible, Sin embargo, si alguno, fuera de esa circunstancia, quisiera pintar al Espíritu Santo, no lo podrá representar más que en forma de paloma...
22) Y si se quisiera decir que no ha sido reprobado, sino, al contrario, positivamente admitido el uso de representar al Espíritu Santo bajo la forma de paloma, pero que esto sucede para que, además, se le pueda representar en aspecto de bellísimo joven o de un hombre, Nos pensamos, por el contrario, deberse justamente responder que, no siendo lícito presentar al ojo humano una forma de una divina persona distinta de aquella en la que se apareció un día a los hombres, según se narra en la Sagrada Escritura, es lógico que no sólo es lícito representar al Espíritu Santo en la forma misteriosa de lenguas de fuego descendiendo sobre los apóstoles el día de Pentecostés, o también en forma de paloma, precisamente porque cualquiera de estos dos modos de representarlo tiene fundamento en la autoridad del relato histórico del texto sagrado, sino que, además, se deduce que es absolutamente ilícito representar al Espíritu adolescente o de hombre, porque en ningún criatura se refiere que El se haya aparecido a los hombre en esa forma.
23) A esta argumentación puede añadirse la autoridad del sacrosanto concilio de Trento, el cual, prohíbe absolutamente proponer a la mirada de los fieles, imágenes que representen un falso dogma o que constituyan peligrosas ocasiones de error para los inexpertos, y prohíbe, en general, exponer, sea en las iglesias, sea en cualquier otro lugar, cualquier imagen insólita. Ahora bien, la imagen de que hablamos, además de insólita, podría también favorecer en el ánimo de aquellos que la contemplan el impío error, condenado por los Padres, de los que afirmaron que la persona divina del Espíritu Santo asumió la naturaleza humana...
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