El Corán

De todos los libros sagrados que existen, el Corán es probablemente el que más controversia ha causado. Deliberadamente, es imprescindible comentar que el escrito que contienen aquéllas páginas es realmente contradictorio, sistemático y de alguna manera… imperativo. Muchas reglas de “El Corán” implican que el no ser de su propia religión es algo que atenta contra sus creencias, y por ende, ha-brá que luchar por no ser “occidentalizado”. Leyes impuestas por una serie de “religiosos” que desde otro punto de vista, atenta contra la integridad humana, son vistas de forma positiva, dando de golpe que la cultura oriental de los musul-manes no va de acuerdo a la occidental.

El Islam es una religión que se desarrolla en todo el Medio Oriente, con una historia violenta, llena de guerras ideológicas que culminan con demasiadas muertes. Se inició gracias a un profeta, que según la historia tuvo una visión en medio del desierto. Su nombre era Mahoma, hombre analfabeto pero con una ex-celente memoria. Expresaba sus ideales confirmando que el único Dios existente era Allah, siendo éste el que daba las órdenes, los ideales comunes que deberían ser expresados continuamente. El Corán fue un escrito que se le entregó a Mahoma en aquél desierto, por órdenes de Allah, a través del arcángel Gabriel.

Como libro sagrado, para el Islam, aquí es donde se sientan las bases que todo creyente musulmán debe tener. La estrategia que la historia nos cuenta, es que sometieron a todos los pueblos vecinos para que se convirtieran a esa re-ligión. El Corán da una ley que para la mayoría de los creyentes es la más impor-tante… “Ojo por ojo, diente por diente”. Influyendo de manera directa, ya en el mundo contemporáneo, las leyes musulmanas son muy contradictorias a lo que el mundo occidental pudiera pensar. Para citar algunos ejemplos, la mujer.

En el mundo islámico la mujer tiene un papel no muy importante, es infe-rior al hombre, y debe servirle de manera incondicional. Lo que más caracteriza a estas mujeres es el velo que cubre la mayor parte de sus rostros, de su cuerpo, manifestando que no deben mostrar su belleza a ningún otro hombre que no sea su marido. Ante los ojos de Dios, éste es un acto de castidad, que tarde o tem-prano será recompensado, que de manera determinada impondrá un sentido que demuestre lo cerca que se está de Dios. No hay ninguna norma jurídica que po-sea un aspecto similar a esta norma religiosa impuesta en Medio Oriente. Sin em-bargo es importante aclarar que el sentido común de dicha norma es subjetivo, de modo que una vez que se adquiere esta norma es difícil dejarla, contradecirla, sin ser expuesto a ser acusado de Blasfemia.

Otro tema de controversia es la castidad. La cultura occidental es criticada desde el punto de vista musulmán, haciendo referencia al hecho de que las mu-jeres occidentales, no son puras ni castas por el simple hecho de libre albedrío que existe. Por no cuidar la forma en que

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