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El campo de la fe


Enviado por   •  17 de Agosto de 2013  •  Ensayos  •  1.592 Palabras (7 Páginas)  •  272 Visitas

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"Id y haced discípulos

a todos los pueblos"

(cf. Mt 28, 19

Los jóvenes son el campo de la fe, los atletas de Cristo, los constructores de una Iglesia más hermosa y de un mundo mejor

Vigilia de oración con los jóvenes (Río de Janeiro, 27 de julio de 2013)

Los jóvenes son el campo de la fe, los atletas de Cristo, los constructores de una Iglesia más hermosa y de un mundo mejor

Queridos jóvenes:

Hemos recordado hace poco la historia de San Francisco de Asís. Ante el crucifijo oye la voz de Jesús, que le dice: «Ve, Francisco, y repara mi casa». Y el joven Francisco responde con prontitud y generosidad a esta llamada del Señor: reparar su casa. Pero, ¿qué casa? Poco a poco se da cuenta de que no se trataba de hacer de albañil y reparar un edificio de piedra, sino de dar su contribución a la vida de la Iglesia; se trataba de ponerse al servicio de la Iglesia, amándola y trabajando para que en ella se reflejara cada vez más el rostro de Cristo.

También hoy el Señor sigue necesitando a los jóvenes para su Iglesia. Queridos jóvenes el Señor los necesita. También hoy llama a cada uno de ustedes a seguirlo en su Iglesia y a ser misioneros. Queridos jóvenes el Señor hoy los ama, no al montón, a vos, a vos, a vos, a cada uno. Escuchen en el corazón qué les dice. Pienso que podemos aprender algo de lo que pasó en estos días. Como tuvimos que cancelar por el mal tiempo la realización de esta vigilia en el ‘Campus Fidei’ en Guaratiba, ¿no estaría el Señor queriendo decirnos que el verdadero campo de la fe, el verdadero ‘campus fidei’ no es un lugar geográfico sino que somos nosotros? Sí es vredad, cada uno de nosotros, cada uno de ustedes, yo, todos, y ser discípulos misioneros significa saber que somos el campo de la fe de Dios. Por eso, por eso, a partir de la imagen del campo de la fe pensé en tres imágenes, tres, que nos pueden ayudar a entender mejor lo que significa ser un discípulo-misionero: la primera imagen, el campo como lugar donde se siembra; la segunda, el campo como lugar de entrenamiento; y la tercera, el campo como obra en construcción.

1. Primero, el campo como lugar donde se siembra. Todos conocemos la parábola de Jesús que habla de un sembrador que salió a sembrar en un campo; algunas simientes cayeron al borde del camino, entre piedras o en medio de espinas, no llegaron a desarrollarse; pero otras cayeron en tierra buena y dieron mucho fruto (cf. Mt 13,1-9). Jesús mismo explicó el significado de la parábola: La simiente es la Palabra de Dios sembrada en nuestro corazón (cf. Mt 13,18-23).

Queridos jóvenes, eso significa que el verdadero Campus Fidei es el corazón. Hoy, todos los días, pero hoy de manera especial Jesús siembra. Cuando aceptamos la Palabra de Dios, entonces somo sel campo de la fe. ¡Por favor dejen que Cristo y su Palabra entren en su vida, dejen entrar la simiente de la Palabra de Dios, dejen que germine, dejen que crezca. Dios hace todo, pero ustedes déjenlo hacer, dejen que Él trabaje en ese crecimiento.

Jesús nos dice que las simientes que cayeron al borde del camino, o entre las piedras y en medio de espinas, no dieron fruto. Creo que, con honestidad, podemos hacernos la pregunta: ¿qué clase de terreno somos? ¿qué clase de terreno queremos ser?

Quizás a veces somos como el camino: escuchamos al Señor, pero no cambia nada en la vida, porque nos dejamos atontar por tantos reclamos superficiales que escuchamos. Yo les pregunto pero no contesten ahora, cada uno contesta en su corazón, ¿yo soy un joven, una joven atontado? ¿O somos como el terreno pedregoso? Acogemos a Jesús con entusiasmo, pero somos inconstantes y, ante las dificultades, no tenemos el valor de ir contracorriente; cada uno contestamos en nuestro corazón: ¿tengo valor o soy cobarde? ¿o somos como el terreno espinoso?, las cosas, las pasiones negativas sofocan en nosotros las palabras del Señor (cf. Mt 13,18-22). ¿Tengo en mi corazón la costumbre de jugar a dos puntas y quedar bien con Dios y quedar bien con el diablo? Cada uno en silencio se contesta. Hoy, sin embargo yo estoy seguro de que la simiente pude caer en buena tierra. Escuchamos estos testimonios como la simiente que cayó en buena tierra. “No padre, yo no soy buena tierra, soy una calamidad, estoy lleno de piedras y de espinas y de todo. Sí, pude ser que eso sea arriba, pero habrá un pedacito, un cachito de buena tierra y dejá que caiga allí y vas a ver cómo

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