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Lo que es la fe


Enviado por   •  23 de Enero de 2012  •  Tesis  •  3.172 Palabras (13 Páginas)  •  374 Visitas

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I. INTRODUCCIÓN A LA FE

1. Lo que es la fe

El hombre como ser racional que es, vive en un nivel de razonamiento, de actividad, de cálculo. Mas allá de todo eso se extiende lo que no se puede expresar (inexpresable), no se puede asir (inasible), no se puede decir o explicar (indecible). El hombre no se da a si mismo su existencia. El no ha brotado de si mismo. Hay alguien que lo envía a la existencia Ante esos límites que fundan y articulan su existencia el hombre tiene que confiar y en eso consiste la fe. Entonces, eso es lo primero, la fe es un gesto humano.

Aceptarlo así, más allá de toda demostración, saberse gratamente en manos de una realidad que lo cimienta y le potencia, es el principio de una fe que podríamos llamar fe en general que todavía no ha tomado - estrictamente hablando - matices religiosos. Pero el Padre de Espinosa, nos pide en esta primera reflexión, que no hablemos de una fe en general sino de la fe explícitamente religiosa. ¿Y que es la fe religiosa?

Un concepto o definición de la fe nos dice que la Fe es la adhesión a una verdad o cosa por el solo testimonio de otro. Según esto la fe será humana, si descansa en el testimonio de hombres; será divina, si se basa en la Palabra de Dios y será eclesiástica, si se apoya en la autoridad de la Iglesia. A las dos últimas, englobadas, se las conoce como fe religiosa.

Fe religiosa es, por tanto, un acto de la inteligencia y de la voluntad con el que libremente nos adherimos a la verdad revelada, apoyándonos en la autoridad de Dios revelador, o en la de la Iglesia, que nos trasmite e interpreta fielmente lo revelado por Dios. La fe religiosa supone antes que nada una autorrevelación del misterio. Si recordamos el rollo de Formación Cristiana allí se nos dice que a Dios podemos conocerlo a través de la razón natural mediante las cosas creadas, pero que ese conocimiento de Dios a través de la razón es incompleto y entonces Dios saliendo al encuentro de esa limitación humana le ha dado a conocer al hombre, por revelación, cosas de su vida íntima y de su plan de salvación, es decir que a Dios lo conocemos fundamentalmente porque el mismo se ha revelado. En segundo lugar, la fe supone aceptación de ese misterio que nos habla: el hombre religioso no confía simplemente en la realidad que lo sustenta. El hombre religioso confía en el misterio que le habla.

La fe religiosa se explicita, por lo tanto, en la estructura de un encuentro. Implica por un lado la potencia del misterio y misterio es una verdad revelada, que el entendimiento humano no puede comprender, una verdad cierta pero oculta, una verdad conocida pero no comprendida, una verdad afirmada pero no demostrada y por otro lado implica la confianza del hombre que lo acepta y lo convierte en el sentido y principio de su vida. Por eso Dios no planifico evidencias, en un mundo de evidencias sería imposible la fe. Dios planifico misterios y nos lo revelo. Dios planificó misterios revelados para darnos la oportunidad de merecer el reino futuro de evidencias

En el concepto anterior decíamos que la fe es la adhesión a una verdad o cosa. Pero adhesión no es reconocimiento teórico del revelante (alguien) o de lo revelado (algo). Eso no pasaría de cultura religiosa. Por eso la fe no consiste en la afirmación de un determinado número de dogmas. Adhesión es aceptación voluntaria del revelante y de lo revelado. Por consiguiente no es obra del estudio, ni fruto de la lógica, sino don o gracia de Dios, atraído por la humildad del creyente. La fe personal es la vinculación del hombre con el Padre de la luz, que en su Hijo nos permite participar de la riqueza de su verdad.

Muchas son, en verdad, las definiciones de la fe. Nos conviene ahora, aquí, definirlas como un encuentro personal con Dios en Cristo. La fe es un encuentro real con Él. Dios se manifiesta a si mismo por revelación, y mediante la gracia de la fe abre al hombre el corazón y la inteligencia para que pueda recibir realmente la revelación.

La fe no es una cosa de los sentidos, ni de razón, ni de amor propio, ni de interés personal, ni de gloria mundana. Obrar por los móviles de los sentidos sería degradarnos a vivir el simple nivel animal. Obrar sólo por la razón sería vivir como los paganos. La fe ve con los ojos de Dios en la parte que le ha revelado.

La fe no es vida de sentidos, por eso San Pablo en su segunda carta a los Corintios nos dice que “que las armas con que combatimos no son carnales” (2 Co 10,4) y en la primera carta a los Corintios dice “el hombre animal no percibe las cosas del Espíritu de Dios; son para él locura y no puede entenderlas, porque hay que juzgarlas espiritualmente” (1 Co 2,14).

No es tampoco vida de razón. San Pablo nos manda a reducir a la cautividad nuestro entendimiento en obsequio de Cristo. “Deshacemos sofismas y toda altanería que se levante contra el conocimiento de Dios y someternos todo entendimiento a la voluntad de Cristo” (2 Co 10,3).

No es vida de amor propio ni de criterios humanos porque dice el Apóstol que la sabiduría de la carne es enemiga de Dios (Rm 8,7).

Es solo vida de asentimiento a Dios y en ello tenemos la victoria. “Lo que nos hace alcanzar la victoria sobre el mundo es nuestra fe” (1 Jn 5,4). Si, los sentidos y la razón tienen un campo muy limitado. Los milagros mismos, si la voluntad no quiere inclinarse, no son creídos.

Si la fe es un encuentro con Dios, la fe es también diálogo con Dios. Dios le envía al hombre su revelación y por ello le habla, dándole al mismo tiempo el oído capaz de captarla. Le toca al hombre oír y responder por la fe.

Si bien es cierto que la fe es un acto humano, su origen es sobrenatural. “No es la sabiduría terrena quien descubre esta fe, ni la opinión humana quien puede conseguirla: el mismo Hijo único es quien la ha enseñado y el Espíritu Santo quien la instruye”(San León Magno “Sermones de Pentecostés”).

2. ¿Qué es eso de creer?

¿Qué es eso de creer? ¿Cuándo creemos de verdad? ¿Todos los que nos tenemos por creyentes, creemos de verdad? ¿Por qué creemos nosotros? ¿Por qué otros no creen? ¿Cómo es posible que unos si y otros no? ¿Es verdad que los incrédulos no creen? ¿Alguna vez me he examinado sobre mi fe? ¿Con sinceridad y honestidad? ¿Con profundidad? ¿Mi fe en Dios hasta dónde llega? ¿Mi fe en Cristo Jesús hasta donde me compromete con Él? ¿Cómo alimento mi fe? ¿Cómo la purifico? ¿Cómo la extiendo o la proyecto? El lema de la MISIÓN PERMANENTE es: Cree, vive y anuncia el Evangelio, creer para vivir, y vivir para anunciar el Evangelio. ¡Ay de mí sino anunciara el Evangelio! Y, ¿cómo anunciarlo sin vivirlo?

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