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Ensayo Mandamientos De La Ley De Dios


Enviado por   •  28 de Mayo de 2013  •  1.849 Palabras (8 Páginas)  •  3.651 Visitas

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Mandamientos de la Ley de Dios

Los mandamientos son las reglas que ha puesto dios a los hombres para poder entrar al cielo. Jesús mismo nos dice en el Evangelio: ¨Si quieres entrar en la vida eterna, cumple los mandamientos¨

Muchos años atrás, el pueblo de Israel, era el pueblo elegido de Dios. Este pueblo vivió muchos años siendo esclavos en Egipto. Para sacarlos de la esclavitud, Dios escogió a Moisés para que los llevara a la tierra prometida. Camino a la tierra prometida, Moisés subió al Monte Sinaí para escuchar lo que Dios quería. Ahí, Dios le entregó a Moisés dos tablas de piedras que contenían los diez Mandamientos de la Ley de Dios. En ellas estaba escrito todo lo que teníamos que hacer para llegar al cielo.

Estos mandamientos aparecen por primera vez en el libro Éxodo, capítulo 20 del antiguo testamento y reaparecen de nueva cuenta en Deuteronomio comenzando en el capítulo cinco, en él se mencionan las leyes relacionadas con el divorcio, la infidelidad y el castigo que se imponía si se encontraba a alguien en una situación sospechosa. Aquí se menciona además las penas que se imponen por idolatría, por brujería y las advertencias que les hace Dios contra los espantosos hechos y costumbres de las tribus que habitaban la tierra.

En el nuevo testamento, los mandamientos prácticamente se resumen a dos, siendo estos los más importantes pero que sin embargo incluyen en sí mismos los 10 mandamientos; estos se mencionan en los 4 evangelios Mateo (22: 37-39), Marcos (12:31), Lucas (10:27) y Juan (13:34).

En Mateo 22, Cristo resumió los primeros tres de los Diez Mandamientos que le enseña al hombre cómo amar a Dios [“No tendrás dioses ajenos delante de mí. No te harás imagen… No tomarás el nombre del Eterno tu Dios en vano… Acuérdate del día de reposo para santificarlo” (Éxo. 20:3-8)], diciendo: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primer y gran mandamiento” (vs. 37-38).

Siglos más tarde, Cristo dijo que cualquiera que quiere entrar en la vida eterna debe guardar igualmente los últimos siete de los Diez Mandamientos, que le enseñan al hombre cómo amar a su prójimo [“Honra a tu padre y a tu madre… No matarás. No cometerás adulterio. No hurtarás. No hablarás contra tu prójimo falso testimonio. No codiciarás…” (Éxo. 20:12-17)]. Cristo resumió éstos como: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”, el segundo gran mandamiento (Mat. 22:39).

1) “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas”

Esto quiere decir que Dios debe ser lo más importante en la vida. Hay que amarlo, respetarlo, vivir cerca de él con la oración y sobre todo cumplir su voluntad; es decir que se debe cumplir lo que a Dios le gusta más que cumplir los gustos propios; que no importe el trabajo que cueste, lo que se tenga que dejar, lo que la gente diga; que solo te importe hacer lo que Dios quiere, ofrecerle el culto que le corresponde, cumplir las promesas y los votos que se le han hecho, son todos ellos actos de la virtud de la religión que constituyen la obediencia al primer mandamiento

Así mismo la acción de tentar a Dios de palabra o de obra, el sacrilegio y la simonía son pecados de irreligión, prohibidos por el primer mandamiento. El ateísmo, en cuanto niega o rechaza la existencia de Dios, igualmente es un pecado contra el primer mandamiento.

2) “No tomarás en falso el nombre del Señor tu Dios”

Este mandamiento manda respetar el nombre de dios y respetar también todas las cosas sagradas; prohíbe todo uso inconveniente del nombre de Dios. La blasfemia consiste en usar de una manera injuriosa el nombre de Dios, de Jesucristo, de la Virgen María y de los santos.

Así mismo el juramento en falso invoca a Dios como testigo de una mentira. El perjurio es una falta grave contra el Señor, que es siempre fiel a sus promesas. La blasfemia también opone directamente al segundo mandamiento. Consiste en proferir contra Dios —interior o exteriormente— palabras de odio, de reproche, de desafío; en injuriar a Dios, faltarle al respeto en las expresiones, recurrir al nombre de Dios para justificar prácticas criminales, reducir pueblos a servidumbre, torturar o dar muerte; siendo estos un pecado grave contra el segundo mandamiento.

3) “Recuerda el día del sábado para santificarlo. Seis días trabajarás y harás todos tus trabajos, pero el día séptimo es día de descanso para el Señor, tu Dios. No harás ningún trabajo”

El sábado, que representaba la coronación de la primera creación, es sustituido por el domingo que recuerda la nueva creación, inaugurada por la resurrección de Cristo. La celebración del domingo cumple la prescripción moral, inscrita en el corazón del hombre, de “dar a Dios un culto exterior, visible, público y regular bajo el signo de su bondad universal hacia los hombres”

La Eucaristía del domingo fundamenta y confirma toda la práctica cristiana. Por eso los fieles están obligados a participar en la Eucaristía los días de precepto, a no ser que estén excusados por una razón seria (por ejemplo, enfermedad, el cuidado de niños pequeños) o dispensados por su pastor propio. Los que deliberadamente faltan a esta obligación cometen un pecado grave.

4) “Honra a tu padre y a tu madre, para que se prolonguen tus días sobre la tierra que el Señor, tu Dios, te va a dar”

Dios quiere que, después que a Él, honremos a nuestros padres y a los que Él reviste de autoridad para nuestro bien. Esto quiere decir que debemos amar a nuestros padres, porque Dios nos los ha dado, y ser agradecido con ellos

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