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EL SÉPTIMO Y DÉCIMO MANDAMIENTO DE LA LEY DE DIOS


Enviado por   •  12 de Noviembre de 2021  •  Apuntes  •  1.534 Palabras (7 Páginas)  •  339 Visitas

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“NO PODÈIS SERVIR A DIOS Y A LAS RIQUEZAS”

I.- EL SÉPTIMO Y DÉCIMO MANDAMIENTO DE LA LEY DE DIOS

   1.- Ayudando, servimos

Recordemos que los mandamientos son normas de vida por excelencia de orden divina, que permiten la convivencia armónica con Dios, con el prójimo, con nosotros mismos y con la naturaleza. Estos mandamientos los dio Dios en la ley  antigua por medio de Moisés y que Jesucristo los confirmó con su palabra y con su vida.

Haciendo referencia al  7º y 10º mandamiento de la ley de Dios, estos se encuentran dentro del grupo de “ Amar al prójimo como a nosotros mismos” , los dos mandamientos nos recuerdan y  enseñan que es mejor ser pobre y salvarse, que rico y condenarse.

    2.- El séptimo mandamiento: No robarás” (Dt 5, 19)

    “Ni los ladrones, ni los avaros..., ni los rapaces heredarán el Reino de Dios” (1 Cor 6, 10) .

[pic 1]

El robo o el hurto constituyen la usurpación del bien ajeno  contra la voluntad razonable de su dueño. Este mandamiento prohíbe retener el bien ajeno injustamente y perjudicar al prójimo en sus bienes, ejemplo de ello es el de no devolver las cosas prestadas, los objetos que encontramos y que no son nuestros, así también es robo el no pagar salario justo de los obreros  por el trabajo realizado  e incluso es robo cuando se lleva a cabo un fraude en el negocio no tomando en cuenta las necesidades de los demás.

   

   3.-  El décimo mandamiento: No codiciarás nada que sea de tu prójimo” (Ex 20, 17)    

“Donde esté tu tesoro, allí está también tu corazón” (Mt 6 21)[pic 2]

Este mandamiento desdobla y completa no sólo el séptimo mandamiento  sino también el noveno, que trata sobre la concupiscencia de la carne. Prohíbe la codicia del bien ajeno, raíz del robo, de la rapiña y del fraude, que son prohibidos por el séptimo mandamiento. CIC 2534[pic 3]

La codicia empieza con la envidia que a la vez es la tristeza que se experimenta ante el bien del prójimo y el deseo desordenado de apropiárselo, por tanto es un rechazo a la caridad. Es un pecado capital.

El desprendimiento de las riquezas es necesario parar entrar en el Reino de los cielos.”Bienaventurados los pobres de espíritu”. CIC 2556  

4.-  VAN EN CONTRA DEL  7º y 10º mandamiento cuando:

  • Se roban o hurtan los bienes ajenos. Se compran o aceptan cosas robadas sabiendo de donde vienen.[pic 4]
  • No se devuelven los objetos hallados , pudiéndolo hacer.
  • Se es  injusto en los negocios: Al engañar usando medidas falsas, incluso al vender productos adulterados o malogrados.
  • Dañamos las cosas ajenas, descuidando las cosas que se han sido prestadas y que están bajo nuestra responsabilidad.
  • No pagamos las deudas, cuando no se paga a los obreros un salario justo por su trabajo.
  • Elevamos los precios aprovechándonos de la ignorancia o la necesidad  ajena.
  • No nos conformamos con las cosas que tenemos  ni tampoco con lo que honradamente podemos adquirir.
  • Vivimos a costa de nuestro prójimo.
  • Envidiamos, codiciamos los bienes del prójimo, a tal punto de cometer una injusticia debido a  ello.
  • Mostramos actitudes de avaricia con nuestro prójimo.
  • Trabajamos deshonestamente para lograr tener riquezas terrenas.
  • Se explota al prójimo para conseguir bienes materiales (venta de

5.- ¿Cuándo cumplimos con estos mandamientos?

Los mandamientos son un regalo de Dios que regulan y ordenan nuestra vida con Él, con nuestros semejantes y con la naturaleza, cumplimos con el 7º y 10º mandamiento cuando no faltamos a ellos de ninguna manera. Además  cuando:

  • Practicamos  la justicia y la caridad en el uso de los bienes terrenos.

  • Respetamos la dignidad de la persona humana y a sus bienes.


  • Practicamos la virtud de la templanza manifestado a través de la moderación respecto al desapego a los bienes materiales.
  • Practicamos la justicia a través de la preservación de los derechos del prójimo y darle lo que le es debido ; y de la solidaridad, siguiendo la regla de oro y según la liberalidad del Señor, que "siendo rico, por vosotros se hizo pobre a fin de que os enriquecierais con su pobreza" (2Co8,9).
  • Practicamos el amor a los pobres que es incompatible con el amor desordenado de las riquezas o su uso egoísta.


  • Desterramos de nuestro corazón humano la envidia, la codicia, la avaricia, etc. Siendo pobres de corazón. Recordemos a Jesús cuando exhorta a sus discípulos a preferirle a
    todo y a todos y les propone "renunciar a todos sus bienes" (Lc 14,33) por él y por el Evangelio ( Mc 8,35). Poco antes de su pasión les mostró como ejemplo la pobre viuda de Jerusalén que, de su indigencia, dio todo lo que tenía para vivir (Lc 21,4). El desprendimiento de las riquezas es obligatorio para entrar en el Reino de los cielos.

"Todos los cristianos...han de intentar orientar rectamente sus deseos para que el uso de las cosas de este mundo y el apego a las riquezas no les impidan, en contra del espíritu de pobreza evangélica, buscar el amor perfecto" (LG 42).

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