Estudio De Efecios

EFESIOS 1: 18.

LA GRANDEZA DEL PLAN DE DIOS

Es necesario que la luz de Dios alumbre nuestro corazón para vivir en la grandeza del plan de Dios.

INTRODUCCIÓN: Pablo oraba para que los creyentes tuvieran la disposición del conocimiento piadoso y la sabiduría que la mente santificada es capaz de adquirir y aplicar (v. 8), de tal modo que pudieran captar la grandeza de la esperanza y la herencia que es suya en Cristo.

Hoy sigue siendo necesario ese conocimiento que alumbre nuestras vidas para que la grandeza del plan de Dios sea una realidad en cada uno de nosotros. Así que analizaremos tres elementos de la oración de Pablo.

OT. El primer elemento de esta oración es…

I. ALUMBRANDO LOS OJOS DE VUESTRO ENTENDIMIENTO V.18a

a. Los manuscritos más antiguos, versiones y “padres de la Iglesia” dicen “los ojos de vuestro corazón”. La traducción real sería “que tenga iluminados los ojos de vuestro corazón”

b. Esta expresión se hace más clara al darnos cuenta del estado contrario de los incrédulos, quienes tienen el corazón entenebrecido (4:18; Mt. 13:15).

c. Tradúzcase: “Teniendo alumbrados los ojos de vuestro corazón” (5:14; Mt. 4:16). El impartir luz es el primer efecto del Espíritu en la nueva creación, así como lo fue en la creación original física (Gén.1:3; 2 Cor. 4:6).

d. Donde hay luz espiritual, allí hay vida (Juan 1:4). El corazón es “el centro vital de la vida” y la fuente de los pensamientos; de aquí que “el corazón” necesita la luz de Dios.

e. En las Escrituras, incluya la mente, así como también las inclinaciones naturales. El “ojo”, o la visión interior, recibe y a la vez contempla la luz (Mt. 6:22-23). El ojo es el símbolo de la inteligencia (Ez.1:18)

f. En este sentido “alumbrando (gr. phôtizô) los ojos de vuestro entendimiento” significa abriendo el panorama, arrojando luz para que el razonamiento vaya más allá de lo natural o circunstancial y penetre en las esferas privativas de Dios.

g. Con el Espíritu viene iluminación espiritual; con el crecimiento espiritual entendemos mejor las cosas de Dios. Nosotros, como los efesios, necesitamos una iluminación mental para comprender el sentido amplio del llamamiento.

h. Esta traducción indica que Dios, por su Espíritu, les iluminó previamente el entendimiento espiritual con una luz que continúa brillando, sino también para que crezca y progrese conforme lo requieren los tres objetivos que persigue esa iluminación.

OT. El segundo elemento de esta oración es…

II. PARA QUE SEPÁIS CUÁL SEA LA ESPERANZA DE SU VOCACIÓN V. 18b

a. La esperanza que corresponde al hecho de haber sido llamados. El Apóstol ora: Para que conozcáis... y a continuación especifica tres elementos de este conocimiento, cada uno iniciado con la palabra “cuál”.

b. Cuál es la esperanza a que os ha llamado, es el primer objetivo pedido. Esperanza (elpis) puede tener un significado objetivo con respecto a las cosas anticipadas. En el caso del creyente éstas son las cosas que se esperan como consecuencia o resultado de la redención, tal como la herencia que recibimos en Cristo (1:11). Por lo que el objeto de esta esperanza no es otro que la herencia eterna a la que hemos sido llamados (1 P. 1:3)

c. También la palabra puede tener un significado subjetivo como una actitud expectativa. En el caso actual hay una combinación de los dos sentidos, que es a la vez una esperanza objetiva consecuente de nuestra relación con Dios en Cristo y una actitud consciente del corazón que espera en Dios.

d. Esta esperanza nace en el hecho de nuestra vocación cristiana, habiendo sido llamados por Dios. El nos ha llamado a algo y este “algo” es la expectación del creyente que ha respondido al llamamiento de Dios. Esta idea se expresa otra vez en 4:4.

e. Pablo ora para que sepáis cuál es la esperanza que abre su llamamiento: habla de llamamiento común de los fieles a una sola esperanza, esto es, una única esperanza para todos los creyentes, como uno de los fundamentos de la unidad eclesial.

f. Para que sepáis cuál es la esperanza a la que Él os ha llamado: Esto consistía en entrar más profundamente en los secretos del llamamiento (1 Co. 1:26; Ef. 4:4;

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