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Historia del Budismo


Enviado por   •  3 de Diciembre de 2013  •  Ensayos  •  2.849 Palabras (12 Páginas)  •  206 Visitas

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Historia del Budismo

Siddhartha Gautama vivió posiblemente entre los años 563 y 483 adC, a finales de lo que se conoce como periodo védico, esto es, cuando se terminó de escribir el Rigveda, texto sagrado hindú. El budismo posee su propio calendario que es de tipo lunar, y el cual se inicia en el 543 adC.

Buda nació en Lumbini, en el reino de Kapilavatthu, en el actual Nepal y cerca de la frontera con India. Según la tradición oral, Suddhodana, el padre de Siddharta, era el rey que gobernaba el clan de los Shakya. Es por este motivo que el buda también es conocido como Shakyamuni o “sabio de los Shakya”.

Siddhartha fue el nombre escogido para el recién nacido, que significa aquél que alcanza lo que se propone. La Reina Maya, madre de Siddharta, tuvo un parto sin dolor, pero murió justo al nacer su hijo. Cuando nació se profetizó que el niño se convertiría o bien en un gran gobernante, o bien en un gran maestro religioso. Su padre lo rodeó de lujo y lo protegió de la dureza de la vida fuera de palacio para evitar que el hijo desarrollara su tendencia hacia lo espiritual.

A pesar de las precauciones de su padre, Siddhartha alcanzó a salir del palacio en cuatro ocasiones en las que vio por primera vez en su vida a un anciano, a un enfermo, a un cadáver y por último a un asceta, realidades todas estas que desconocía a nivel personal. De esta manera se dio cuenta de que el mero hecho de existir implica cierto sufrimiento, y de que algunos desarrollan una espiritualidad que libera de éste.

A los 29 años, debido a la crisis que le detonaron los cuatro encuentros, decidió investigar el problema del sufrimiento, convirtiéndose así en un monje mendicante, renunciando a todos sus bienes, herencia y a su posición social, para seguir distintas prácticas religiosas y ascéticas. Esto entonces era muy común en la India. Los sramanas o “vagabundos religiosos” eran ya por entonces un movimiento religioso muy importante compuesto por todo tipo de posturas religiosas e ideas. En este entorno, Siddharta empezará su búsqueda personal.

Siddharta aprendió de la mano de cuatro diferentes maestros. Con ellos aprendió diferentes técnicas de meditación y logró altos estados de consciencia. En esencia, las distintas ideas que examinó Siddharta intentaban redefinir la unión del individuo con un absoluto (Brahman) para así lograr la liberación. Pero a pesar de sus grandes logros con estas prácticas, no encontró en ellas satisfacción para sus preguntas. Entonces, en un intento por doblegar totalmente al mundo sensorial, Siddharta probó a someterse a austeridades tan extremas que casi ocasionaron su muerte, pero aún así tampoco encontró solución a su problema. Es por esto que decidió investigarlo de una nueva y diferente manera.

El Camino Medio

Siddharta se dio cuenta entonces de que un camino medio de moderación que evitara los extremos de la mortificación y de la indulgencia lograba incrementar sus energías, su lucidez, y su capacidad de concentración. Así que con este hallazgo, comió algo de comida y se sentó bajo una higuera de una especie sagrada en la India con la promesa de no levantarse hasta hallar la solución que esperaba. Esto ocurría en la localidad de Bodhgaya, cerca de Varanasi (Benarés). Actualmente sigue siendo el sitio más sagrado de peregrinación para todos los budistas.

El Despertar

Siddharta atravesó distintas etapas de meditación. En la primera parte de la noche logró el conocimiento de sus existencias anteriores (pubbe nivasanussati ñana), durante la segunda parte de la noche alcanzó el conocimiento de ver seres morir y renacer de acuerdo con la naturaleza de sus acciones (cutupapata ñana) y durante la última parte de la noche purificó su mente (asavakkhaya ñana) y tuvo una penetración directa de las Cuatro Nobles Verdades (cattari ariya-saccani)”

Al final, conoció que había logrado un estado definitivo de “no-retorno” al que se llama Nirvāņa, que significa “cese”, pero que según los practicantes budistas no es posible describir. En ese momento dijo “hecho está lo que debía de hacerse”, convirtiéndose en el Buda, “quien ha despertado”. Luego de alcanzar el estado de iluminación, dedicó su vida a propagar sus enseñanzas por todo el norte de la India.

La iluminación de Gautama es el hecho central del budismo del que parte su enseñanza central de que todos los seres humanos tienen el potencial de poder lograr un “cese” del sufrimiento y poder vivir la verdadera naturaleza de la existencia tal como él hizo.

Las Enseñanzas (Dharma)

(En Pāli: Dhamma) Lo que sostiene, lo que apoya, la ley, la verdad, la naturaleza de la realidad

Las Tres Características de la Existencia (Tri-Laksana)

(En Pāli: Ti-Lakkhana) Las Tres Marcas, Los Tres sellos, Las Tres Realidades

Explica cómo es la naturaleza del mundo percibido y de todos los fenómenos. Estos están sujetos a tres características:

La Impermanencia

La Insustancialidad

La Insatisfactoriedad

La práctica budista considera que el factor último de liberación del individuo no consiste en un mero conocimiento lógico o teórico de estas tres realidades, sino en su comprensión y aceptación emocional interna auténtica y plena, consecuente con la actitud en la vida.

Impermanencia (Anitya)

El budismo afirma que tanto nuestra realidad interior como el mundo externo están siempre en un estado de cambio permanente. Ninguno de nosotros es física, emocional ni mentalmente la misma persona que éramos hace años. Ni siquiera hace minutos o un sólo instante. Todas las situaciones, todas las entidades, todos nuestros pensamientos y todos nuestros estados de ánimo nacen, ganan fuerza, se deterioran y desaparecen. Somos seres cambiantes en un mundo cambiante. Por eso no nos es posible encontrar seguridad permanente ni certidumbre absoluta, incluso en el más próximo futuro.

Insustancialidad (Anātman)

(En Pāli: Anattā) Carencia de un sí-mismo perdurable, de un yo, de un mí. Ausencia de un alma. Carencia de una existencia intrínseca.

la insustancialidad, es el elemento más importante y más característico de las enseñanzas budistas, y es lo que distingue al budismo respecto al resto de religiones. Por eso al Buda se le llama a veces Anattā-vadi (el maestro de la Insustancialidad). Es también sin lugar a dudas, el aspecto más difícil de asimilar correcta y plenamente para sus seguidores.

Buda enseñaba que nuestra idea sobre la existencia de nuestro “yo” es en realidad una idea falsa que surge sobre lo que no es más que una colección temporal e inestable de procesos dinámicos en constante cambio. De estos procesos surge la consciencia así como la noción de ser una individualidad.

El budismo considera yo, me y mi como convenciones e ideas relativas necesarias para poder operar en la vida diariaal igual que el resto de afirmaciones filosóficas del budismo, es para sus seguidores un elemento de práctica en el que investigar y no una convención de fe. Nace teniendo como punto de partida la experiencia. En el budismo, a diferencia de la filosofía, la razón siempre está supeditada a esa experiencia. Esa experiencia surge normalmente debido a un camino de aprendizaje y cultivo de la propia mente del individuo: la meditación budista.

Los Cinco Agregados (Skandha)

(En Pāli: Khandha) montones, fardos

Al no existir un sí-mismo, una esencia de la persona, en vez de ello el individuo es visto como un complejo cuerpo-mente, el cual existe por un flujo de fenómenos interdependientes. Estos son:

Forma y cuerpo. (Rūpa) Incluye no solo nuestro cuerpo en sí, sino además nuestra propia imagen de este. Sentimientos y sensaciones.

(Vedanā) Son los “datos” o “información pura” recibidos a través de los cinco sentidos y también a través de la mente. Pueden ser agradables, dolorosos o neutros.

Percepción y memoria (sánscrito: Samjñā, pāli: Saññā). Es el registro que se hace de esos estímulos sensoriales puros que convertimos en objetos reconocibles y distinguibles. Los pensamientos e ideas también se consideran objetos.

Configuraciones mentales o estados (sánscrito: Samskāra, pāli: Sankhāra) Traducido en ocasiones como Impulsos de la Voluntad, Sankhara significa confección, creación, formación, hacer. Es la construcción de la representación o de la experiencia subjetiva del objeto percibido.

Consciencia (sánscrito: Vijñāna, pāli: Viññāna). Es un acto de atención o respuesta de la mente en el que el conocimiento del objeto se hace consciente en nosotros. La consciencia desaparece y resurge cambiada de un instante a otro y actúa de manera discriminatoria y parcial ya que existe un aferramiento a lo percibido como deseable, un rechazo contra los no-deseable e indiferencia a lo neutro. Este constante movimiento genera insatisfacción o sufrimiento al no poder controlar como esos objetos percibidos aparecerán.

Todos los cinco agregados son impermanentes e inestables. Por eso en ninguno de ellos se podrá encontrar la esencia del ser o del “yo”. El entrenamiento budista consiste en la observación durante la meditación de todo este proceso, para así facilitar la atención a como opera el resto del tiempo. Esto constituye un cultivo ‘(bhavana)’ de la mente del seguidor.

La importancia que el budismo da a poder realizar la insustancialidad radica en la consideración que hace de que la satisfacción permanente es solo alcanzable sin una constante aparición de expectativas y temores para y de este “yo” diferenciado del mundo.

Insatisfactoriedad (Duhkha)

(En Pāli: Dukkha) Sufrimiento. Incomodidad. Intranquilidad. Imperfección. Malestar. Desilusión. Fricción. Pesar. Frustración

La eliminación o extinción de Duhkha (Insatisfactoriedad) es su principal y más importante objetivo. La búsqueda de una felicidad no condicionada fue el propósito que empujó a Gautama a su gran búsqueda espiritual. Para el budista, Duhkha es el resultado de no actuar ni pensar de manera que sea realmente consecuente con las realidades de Anitya y Anātman. Así los procesos de aparición y desaparición de Duhkha se suelen ir alternando en la vida (Samsāra), o pueden llegar a extinguirse de manera definitiva (Nirvāņa) una vez que hayamos visto el origen de Duhkha de manera clara mediante la práctica y la disciplina.

Los Tipos de Duhkha

Una manera de apreciar la gama de significados de la palabra Dukkha es la de examinar los diferentes tres tipos que describió Buda:

duhkha duhkhatā: El sufrimiento y el dolor físico o mental intrínseco en su sentido más ordinario y agudo.

viparinama duhkhatā: Es nuestra reacción al cambio o la pérdida, ya sea de cosas, situaciones y personas externas o de facultades y posibilidades en nosotros. Si nos aferramos excesivamente a las experiencias agradables (Suhkha), nos llevan a Dukkha porque son impermanentes.

Samskāra duhkhatā: Es muy sutil y profunda. Es la insatisfacción general que viene con la existencia en sí misma. Se podría entrever en ese preguntarse por el sentido de la vida. En última instancia se debe a fabricaciones, formaciones o condicionamientos.

Los Tres Fuegos (kleśā)

(En Pāli: kilesa) Las tres raíces del “mal”. Los tres venenos. Los tres envilecimientos. Las tres corrupciones. También conocidos como: mula priyaya ó akuśala-mula.

El rigor y fuerza de Dukkha se verá afectado por Los Tres Fuegos. Estos son las energías que intensifican el conflicto, la capacidad para hacer daño y aquellas compulsiones que son destructivas o negativas. El budismo lo ve como dolencias y aflicciones, ya que ocasionan finalmente la infelicidad y el sufrimiento del propio individuo, es decir, son los fuegos que alimentan su propio Duhkha.

Estos son

Ilusión/Engaño/Delirio/Ignorancia (Moha). La ignorancia es el delirio de la idea de la existencia de un “yo”, y es el primer eslabón en la rueda de originación dependiente o Samsara. Se simboliza con un jabalí o un cerdo.

Avaricia/Codicia/Anhelo (Lobha). Se simboliza con un gallo.

Odio/Aversión/Rabia (sánscrito: dvesa, pāli: dosa) Se representa con una serpiente.

Según el budismo, si indagamos y profundizamos sobre el origen del “mal” acabaremos llegando siempre a estas fuerzas motoras. Cada uno de estos fuegos se apoya de otro y ocasiona un tercero. De estos tres envilecimientos primarios surgen otros muchos secundarios, como por ejemplo la vanidad, los celos, la hostilidad, la pereza, la obstinación… etc.

Los tres fuegos son las motivaciones o raíces (mula/hete) de todas las acciones kármicas que carecen de habilidad al ser perniciosas (akuśala) para el propio individuo, y es mediante nuestra elección no consciente de estas fuerzas que nos ocasionamos el renacimiento.

Acciones de libre albedrío (Karman)

(En Pāli: Kamma) Acción intencional o volicional. Semilla. Ley de Causa y Efecto. Condicionamiento. Elección moral. Obras de motu propio.

Toda acción intencionada o elegida (karman) crea toda variedad de resultados y nuevas condiciones, llamadas maduración (vipaka) o fruto (phala), que son de alguna u otra forma similares a la calidad moral de la acción. La acción puede ser mental, no solo verbal o física, y un simple recuerdo podría ser un fruto kármico. Un acto reflejo no tiene valor kármico.

Sin embargo un impulso constituye karman, porque se da en la ignorancia de su auténtica naturaleza de elección. Desde una perspectiva budista, cada elección (cetanā) condiciona o refuerza algún hábito, conducta o estado que va creando, de manera acumulativa, nuestra propia personalidad, disposición y las formaciones mentales (samskāra) que afectarán las tendencias de nuestra vida.

El karma no es ni destino, ni predeterminación, ni castigo, ni retribución. En la visión budista, Karma es una más de las cinco leyes naturales o procesos lógicos del Universo (niyamas) que son impersonales y en los que no hay intervención divina, como puede ser también el caso de la gravedad.

Esto conlleva que los proceso kármicos son inmutables: ni siquiera un buda puede escapar de ser afectado una vez que ya produjo la semilla kármica en su pasado. Eso hace del kamma una forma de condicionamiento, pero nunca una forma de determinismo, porque la manera en la que afecte el fruto kármico dependerá de la reacción ante él.

Buda habló de cuatro tipos de karma: Oscuro, Luminoso, Mixto y un cuarto que no es Ninguno. A esta cuarta situación se llegaría siguiendo el Óctuple Noble Sendero.

El Buda sugirió que, en la práctica, el funcionamiento del karma en el mundo es extremadamente complejo. Su resultado exacto y preciso es imposible de predecir y no se manifiesta de manera siempre rápida, ya que su maduración depende de otras circunstancias. El karman tampoco es una explicación a la mala fortuna, debido al gigantesco número de variables y fuerzas involucradas en todo lo que sucede. Por todo esto el karma no debe ser usado como pretexto para ser severo y sentencioso con las personas.

Renacimiento

La idea de reencarnación o transmigración tras la muerte ha sido común a todas las culturas y pueblos del planeta, incluyendo a las religiones judeocristianas. Así la encontramos también presente en el cristianismo primigenio antes de que fuera erradicada en el concilio de Nicea. También está presente en diversas variantes del judaísmo e incluso del Islam. En India era ya parte del contexto hinduista en el que nació el budismo.

No obstante, en el budismo este problema se tratará de un modo totalmente novedoso. El Budismo más ortodoxo prefiere el término “renacimiento” en vez del más popular y conocido de “reencarnación”, debido a que no se cree que exista un alma perdurable o un yo que pueda transmigrar.

Así, el renacimiento en el budismo no es igual que, por ejemplo, la reencarnación en el hinduismo, ya que Buda negó explícitamente que hubiera algo permanente en la persona que fuera ocupando o usando distintos cuerpos. El renacimiento en el budismo es más cercano a la lógica del ADN o a una palingenesia próxima a como la entendía el filósofo alemán Schopenhauer. En el renacimiento budista, una relación de causas y efectos hará manifestar la existencia de otros individuos, pero no un alma o espíritu.

En el budismo se afirma que todos los seres con consciencia aparecen y desaparecen en virtud del karman, el mecanismo de causa y efecto. Así, las acciones de cuerpo, habla y pensamiento conllevan unos efectos pendientes que harán que se objetiven y experimenten con el tiempo, ya sea mientras el individuo está todavía vivo o después. La continuidad entre individuos la constituye ese hilo causal, que son manifestados como tendencias y circunstancias apareciendo en todos y cada uno de los seres.

El renacimiento o reencarnación budista no es visto nunca como algo deseable, ni significa un determinismo radical en nuestras acciones; puesto que precisamente el camino Budista sirve para que la persona pueda liberarse de esa cadena perpetua de causas y efectos. Si bien el individuo debe experimentar las circunstancias en las que le toca vivir, a la vez es el único responsable de lo que decida hacer en frente de ellas.

La meditación, práctica fundamental en el budismo, supone también aquí la herramienta más poderosa para el seguidor budista. Con la práctica aprende a observar como no existe un dueño de los pensamientos que afloran en su propia mente, pero que a la vez él es el único responsable de lo que decida hacer con ellos. El apego o no apego a ellos son por tanto la clave para lograr conseguir mayor ecuanimidad respecto a él mismo y al mundo, como actitud fundamental para su vida.

El tema del renacimiento tiene dos posibles interpretaciones o aspectos

El renacimiento de una vida a otra.

El renacimiento de un momento a otro durante esta vida.

De hecho, muchos budistas occidentales no se plantean el tema de la reencarnación e incluso no creen en él. Ambos puntos de vista pueden ser también complementarios para aquellas personas que consideren la reencarnación en un sentido literal.

Mientras que para el resto el renacimiento supone una explicación de la continua generación de la ilusión de un “Yo”, o en palabras de Buda, de lo “compuesto”. Mientras no exista un cese de este ciclo, nuestra experiencia común del mundo es llamada Samsara, o el mundo de los fenómenos.

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