Jesus Humilde Y Paciente

Hoy nos reunimos aquí acompañando la imagen de un Jesús Humilde y Paciente, un Cristo que en medio de su Pasión, de su Dolor, de su sufrimiento, mantuvo calma, una calma providencialmente reconfortante, reconfortante porque Jesús desde su posición de dolor reconoce y sabe que sus dolencias, sus padecimiento, sus heridas son designios de Dios su Padre, es también reconfortante porque tiene el pleno conocimiento de que por medio de su Sufrimiento y posterior muerte en la cruz, me salva a mí y te salva a ti, hermano mío. Y es que tambien lo dice la escritura, “Di mi espalda a los que me golpeaban, mis mejillas a los que me tiraban de la barba, no escondí mi rostro… Ofrecí mi espalda a los que me azotaron” Is. 50, 6-7. Hermanos Jesús sufre porque te ama a ti y anhela que le conozcas, dirijan su mirada a este Jesús, miren sus ojos, miren sus manos y observen que tranquilidad y que serenidad se le ve, Jesús nos dice, desde su paciencia que, es tan grande su amor, que aun pudiendo librarse de “este cáliz amargo” Lc. 22, 41. Opto, decidió y voluntariamente acepto padecer, no para que su muerte se olvidara sino para fuera testimonio inigualable e irrepetible de amor y que hoy después de 2014 años, después de 21 siglos, aun recordemos el misterio más grande que Dios ha realizado para la salvación del hombre. Ahora bien, desde esta imagen que nos RECUERDA (ojo NOS RECUERDA) ese pasaje bíblico de Jesús esperando su condena mortal, de manos de nosotros los hombres, observamos a un Jesús solitario. ¿Cuántas veces nos sentimos solos, desahuciados, agobiados, hundidos en la actual sociedad, enfermos? Jesús entiende nuestras situaciones pero nos invita esta noche a vernos reflejado en ÉL así, humilde y paciente. Y Diciéndonos: fuera todo desanimo, fuera todo pesimismo, fuera toda cara larga, triste y afligida. Hermanos, humilde debemos ser como Jesús, humilde como él, que, “siendo Dios se rebajó así mismos tomando la condición de hombre” Flp. 2,7. y no hombre cualquiera, no. Se rebajó hasta hacerse siervo de los siervos, servidor y Esclavo de la humanidad y reo de muerte por amarte a ti. Jesús quiere que dejemos en esta semana santa nuestra vanidad, nuestro egocentrismo, nuestras rabias, nuestro fastidio a la vida y nos llenemos de su humildad tal como nos lo recomienda en su evangelio: “aprendan de mí que soy manso y humilde de corazón” Mt 11, 25-30 y que ante la transitividad de la vida nos mostremos pacientes. Jesús no se desesperó en medio de su pasión, que fue un momento duro de vivir, y en ese mismo contexto y desde esa misma realidad también te da el mejor ejemplo de que cuando la vida pareciera venirte encima tu mantengas su paciencia, y es que seguro estoy de que nada en la vida viene por castigo divino, porque Dios es un Dios de amor y no puede propagar el mal. El hombre en la actualidad anda desesperado por diferentes razones y se sumerge en un abismo que lo hace infeliz, en otras palabras, el hombre se aleja de Dios y cae en un continuo desespero porque, muchas veces, ya, sus acciones, no tienen como centro de vida, la vida misma de Jesús. Inerrante y sombrío camina el hombre en el que en su corazón no está Jesús, sin embargo, Dios no quiere sufrimiento para sus hijos, no quiere llanto, ni desesperación, al contrario, quiere alegría, regocijo, alabanza, pero hoy en particular quieres humildad y paciencia en nuestras vidas. Por eso si hasta este punto de esta procesión no nos hemos sumergidos en cómo está nuestras vidas, hagámoslo. Que lo que no podemos ver con los ojos físicos lo veamos con los ojos que ven claros a toda hora y que nos dan muestra de cómo somos internamente, les hablo queridos hermanos de los ojos del alma, y asi, abriendo bien estos ojos, reconozcamos nuestras debilidades, nuestras inmundicias, nuestros pecados que es Signo TAMBIEN de Humildad, (el reconocerse pecador, débil, miserable es, en el lenguaje de Dios, reconocerse humilde

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