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La Armadura

tinobass30 de Junio de 2013

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LA ARMADURA DEL CREYENTE

1 Tes 5:8 8 Pero nosotros, que somos del día, seamos sobrios, habiéndonos vestido con la coraza de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo.

LA SOBRIEDAD Y LA ARMADURA

Pablo sigue hablándonos de cómo debemos estar preparados para el día del Señor. Acaba de decirnos (vs. 4–7) que los que somos del día no debemos dormir ni vivir como borrachos, sino velar y ser sobrios.

Si recordamos que la gente suele desnudarse para dormir y vestirse para vivir de día, comprenderemos la transición a la nueva metáfora que el apóstol emplea ahora para seguir con su tema (v. 8).

Si vivimos de día y nos mantenemos despiertos, procuraremos estar adecuadamente vestidos.

¿Y cuál es nuestra indumentaria apropiada?

El apóstol acaba de emplear el verbo velar (o estar alerta), que, como ya hemos visto, puede tener connotaciones militares. Se asocia a la figura de un vigilante o un centinela La idea de la vigilancia presenta la figura de un centinela, en guardia y armado, ante la mente de Pablo.

El centinela, cuando hace guardia nocturna, es, precisamente, una persona que, como el creyente, vive como si fuera de día, aunque sea de noche. Tiene que mantenerse despierto aunque sus inclinaciones naturales le induzcan al sueño.

¿Y cómo se viste un centinela?

No con ropa civil, sino con la armadura de un soldado. Por así decirlo, como ciudadano de la patria celestial, el creyente debe vestirse con la «ropa civil» del nuevo hombre

• Ef.4:24 y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.

• Col. 3:10 y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno,

En otras palabras es vestirse de Cristo

• Gal.3:27 porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos.

• Ro. 13:12 La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz.

Caracterizada por tierna compasión, bondad, humildad, mansedumbre, paciencia y, sobre t odas estas cosas, amor

• Col. 3:12-14 12 Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; 13 soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. 14 Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto.

Tal es la vestimenta normal del cristiano y, así vestido, debe aparecer diariamente en el mundo.

1 Tes 5:8 8 Pero nosotros, que somos del día, seamos sobrios, habiéndonos vestido con la coraza de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo.

Pero, como buen soldado de Jesucristo en servicio activo, Dios le equipa con la necesaria ropa militar… Si los creyentes queremos vivir de día en medio de la oscuridad que nos rodea, debemos también revestirnos con toda la armadura de Dios, como lo dice Efesios 6:10-20

• 10 Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza.

11 Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. 12 Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.

13 Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. 14 Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, 15 y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz.

16 Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. 17 Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios;…

Sería una imprudencia hacer un turno de guardia sin la necesaria protección. Si queremos velar fielmente y mantenernos alertas como centinelas, debemos ponernos la coraza de la fe y del amor, y por yelmo la esperanza de la salvación.

Romanos 13:11–12 sigue la misma secuencia de ideas que encontramos en nuestro texto

• El reconocimiento de los tiempos por parte del creyente (cf. vs.1 Tes5: 1–2); 11 Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño; porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos.

• La cercanía del «día» y la hora avanzada de la noche (cf. vs. 1Tes 5: 3–7); 12 La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas,

• La necesidad de vestirnos con las armas de la luz (cf. v. 1Tes 5:8). vistámonos las armas de la luz.

HABIENDONOS VESTIDO: UNA ACCION DEL PASADO, QUE CONDUCE A VIGILAR

Pablo asume que como creyentes, ya nos hemos vestido-cambiado; habiéndonos vestido… no exhorta a vestirse, sino que da como un hecho que ya estamos vestidos.

Por tanto, la fuerza del texto es: puesto que ya nos hemos vestido con la coraza y el yelmo, debemos seguir siendo sobrios. «Habiéndonos vestido», sugiriendo así que se ha tomado una decisión terminante. Es decir: ¡qué vergonzoso sería si, habiéndonos vestido ya como centinelas, en vez de mantenernos alertas y vigilantes, nos durmiéramos o nos emborracháramos en nuestro puesto de guardia!

Por tanto, en este versículo, Pablo contempla el revestirnos de fe, amor y esperanza no como una acción que debemos llevar a cabo en lo sucesivo, sino como algo que ya se ha cumplido en el pasado pero que nos conduce inevitablemente a la necesidad de mantenernos vigilantes como fieles soldados de Jesucristo.

CONCLUSION:

1 Tes 5:8 8 Pero nosotros, que somos del día, seamos sobrios, habiéndonos vestido con la coraza de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo.

El creyente fiel y verdadero, participa de la fe, del amor y de la esperanza. Pero esta armadura, que ya viste, le prepara para vivir siempre alerta, esperando con sobriedad el retorno del Señor.

LAS PIEZAS DE NUESTRA ARMADURA

1 Tes 5:8 8 Pero nosotros, que somos del día, seamos sobrios, habiéndonos vestido con la coraza de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo.

LA CORAZA DE LA FE Y DEL AMOR

Lo primero que observamos es que son dos piezas defensivas: LA CORAZA Y EL YELMO. Ciertamente, como buenos soldados de Cristo, tendremos que adiestrarnos también en el manejo de la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios (Efesios 6:17), y emplearla como arma ofensiva en nuestro testimonio.

Pero aquí el apóstol no nos contempla como soldados que salimos a luchar contra las puertas del Hades (Mateo 16:18) y a destruir fortalezas (2 Corintios 10:4), sino como centinelas puestos con una finalidad defensiva.

Aquí, a Pablo, le interesa más nuestra propia entereza personal que nuestra eficacia evangelística, porque está considerando nuestra preparación para el día del Señor.

¿Por qué? La coraza y el yelmo defienden dos partes vitales.

LA CORAZA: El corazón y necesita ser guardado-protegido, del pecado.

EL YELMO: La cabeza necesita ser guardada-protegida del error;

LA CORAZA es una de las metáforas predilectas de Pablo. Aquí la compara con la fe y el amor. la coraza de fe y de amor… La coraza está compuesta por la fe y el amor:

LA FE nos habla de nuestra actitud correcta hacia el Señor Jesucristo;

EL AMOR, de nuestra actitud correcta hacia nuestro prójimo.

• Col. 1:3-4 3 Siempre orando por vosotros, damos gracias a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, 4 habiendo oído de vuestra fe en Cristo Jesús, y del amor que tenéis a todos los santos,

• Filemón 1:4-5 4 Doy gracias a mi Dios, haciendo siempre memoria de ti en mis oraciones, 5 porque oigo del amor y de la fe que tienes hacia el Señor Jesús, y para con todos los santos;

El creyente se viste de fe (la verdadera confianza en Dios para su salvación final y para su providencia actual)

El creyente se viste de amor (la auténtica entrega al servicio de Dios y de su pueblo), como el soldado se viste de su armadura

La fe descansa en Dios en todo y por todo, y el amor refleja el del Padre y se extiende hacia los hermanos y aun a los prójimos.

1 Tes 5:8 8 Pero nosotros, que somos del día, seamos sobrios, habiéndonos vestido con la coraza de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo.

PERO ¿EN QUÉ SENTIDO SIRVEN LA FE Y EL AMOR PARA PROTEGERNOS?

A. LA FE COMO ARMA DE DEFENSA

La fe es, entre otras cosas, la capacidad de ver al Invisible y vivir en su temor. Quien cree así sabe que el ojo de Dios está sobre él, y eso le mantiene sobrio y santo en su manera de ser.

En cambio, en la medida en que el creyente se aleja del Salvador y deja de mantener viva su relación de fe con él, se hace vulnerable ante el maligno y le asedia toda clase de duda y tentación.

B. EL AMOR COMO ARMA DE DEFENSA

Asimismo, el amor, dirigido primero a Dios y luego a su pueblo, centra nuestra atención y nuestro afecto en las cosas de Dios e impide que seamos seducidos por las cosas del mundo.

Donde está nuestro tesoro, allí

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