La tres píedras y el metodo del desierto

LAS TRES PIEDRAS Y EL METODO DEL DESIERTO

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Hace muchos años en un país muy lejano, existía un humilde y sencillo joven, el cual vivía con sus padres, ayudándoles en su trabajo. Era un joven alto y delgado, se distinguía de muchos por su humildad y servicio a los demás, él vivía cerca de un gran desierto, el cual se convirtió en un reto grande para el joven, ya que él quería ir allá desde pequeño, se dice que en este desierto existían muchas tentaciones, y muchas historias donde sucedían cosas muy malas, y que toda persona que intentará cruzar este desierto, moriría en su intento o nunca se sabría nada más del que fuera allá.

Un día después de tanto pensarlo, el joven estaba decidido a cruzarlo, se despidió de sus padres, y de sus conocidos, se fue caminando y apenas salió   de su pueblo en camino hacia el desierto, se encontró con un anciano, un hombre lleno de mucha sabiduría,  quien le dijo:

- La única forma en la que puedes pasar el desierto es creando un Método, para poder crear tu Método, necesitarás de tres piedras; Una piedra será muy cristalina, con ella podrás Ver; Otra piedra será muy pequeña pero muy pesada, con ella podrás Juzgar; y  la última piedra será muy liviana, pero con ella podrás Actuar.

Misteriosamente el anciano desapareció y el joven inició decidido el viaje a través del desierto, acompañado únicamente de una mochila y una manta.

Pasaron dos días y dos noches, el joven aún seguía en el desierto sin encontrar salida por ninguna parte, a pesar de haber caminado sin parar y muerto de cansancio, pero al tercer día, fue un día  muy caluroso en medio de la nada, se le apareció un personaje vestido de rojo quién lo llamó por su nombre y él joven le preguntó:

- ¿Quién eres tú?

Y le contestó:

- Si realmente tú eres el Hijo de Dios, échate de aquí abajo. No te pasará nada, pues en la Sagrada Escritura está escrito: Dios mismo ha mandado a sus ángeles que te atiendan y te cuiden. Te llevarán en sus manos para que tu pie no tropiece en ninguna piedra. Tú espíritu te ha llegado hasta acá para saber lo que sienten los hombres cuándo son tentados, pero para hacerlo debes renunciar a todos tus privilegios, deberás ser como ellos en todos los aspectos, tan frágil y solitario como ellos son, renuncia a tu escudo.

En esas El joven recordó las palabras del anciano y en ese instante metió la mano a su mochila y encontró una piedra transparente, parecía un vidrio, con ella podía ver mejor, y observó detalladamente, qué  lo que estaba viendo a su alrededor no era real y le contesto:

- También está escrito: No pondrás a prueba a Dios, tu Señor.

Rápidamente descubrió que ese vestido rojo era falso y volaba en los aires, y que aquel personaje no era más si no una tentación que quería destruirlo, y no dejar continuar con su camino, en ese momento, el recordó las palabras del anciano:

- Debes crear un método para poder cruzar el desierto; y continúo su camino junto con la primera piedra sin darle importancia a lo que había visto.

Desgraciadamente, la sed, el cansancio y el fuerte dolor de pies, le impidieron llegar esa noche al final del desierto, ya que él creía ver la salida, pero utilizo nuevamente su piedra para ver, y descubrir que estaba en medio de la nada, por lo que serenándose un poco, y  pensando dos veces qué era mejor hacer, se envolvió en una manta para pasar la noche y esperar el amanecer del día siguiente, para no pasar de largo su destino.

Al día siguiente, en la mañana  el comenzó a sentir mucha hambre, sus víveres  ya se habían terminado, igualmente el agua, estaba con su manta y lo único que llevaba en su mochila, la piedra para poder ver,  continuando su camino,

A lo lejos, se le apareció un hombre vestido de negro muy elegante quién le grito:

- Has venido al desierto para crear un método ya puedes ver, y tienes una piedra preciosa. Entrégame esta piedra y te daré pan, alimenta a tu pueblo hambriento. Tú tienes la capacidad para solucionar los problemas de la humanidad, alimenta esta gente qué muere de hambre, tú conoces la verdad enviada por Dios.

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En ese momento el joven volvió acordarse del anciano, y en su mochila encontró una segunda piedra y tal como él se lo había dicho el anciano, era una piedra muy pequeña, pero muy pesada, la piedra servía para juzgar, y le dijo:

- No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.

Con esta piedra él pudo juzgar al hombre de vestido negro que se le había parecido y se dio cuenta que todo lo que él le ofrecía era falso, por lo tanto el continuó su camino y el hombre vestido de negro desapareció.

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