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Las Apariciones De Jesus


Enviado por   •  8 de Noviembre de 2012  •  2.024 Palabras (9 Páginas)  •  357 Visitas

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“Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día” (Lucas 24:46). Eso fue lo que dijo Cristo cuando resucitó de los muertos. Aunque no apoyo todo lo que los escolares del Nuevo Testamento, Dr. Walter A. Elwell y el Dr. Robert W. Yarbrough escribieron, me gusta la siguiente declaración de ellos,

Nadie pretende entender [la historia] completamente, pero ciertas cosas sobresalen en importancia suprema si entendemos [la historia] algo. La primera es lo único de Jesús. Él no solamente es otro líder religioso igual o mejor que Mahoma, Buda o Moisés. Él está en una categoría solo. Los primeros creyentes no hallaban mejor modo de describirlo que llamarlo, “Rey de reyes y Señor de Señores,” en verdad, Dios mismo. Inalterablemente monoteístas, ellos se sentían justificados al hacer esto porque Jesús había dicho tales cosas él mismo y el único Jesús que ellos recordaban era el Jesús que les enseñó con autoridad absoluta, como jamás nunca algún hombre había hablado.        Segundo, la historia de Jesús es sobrenatural desde el principio hasta el fin. Cualquier atentado en quitar este elemento de las historias las destruye por completo. La historia tiene en abundancia a Dios, a ángeles, a demonios, a Satanás, eventos milagrosos, sanamientos divinos, al Espíritu Santo, y a la dimensión eterna penetrando el tiempo. El material mismo de los cuatro Evangelios consiste de muchos eventos singulares en la vida de Jesús, tal como el nacimiento de virgen, su transfiguración, su resurrección de los muertos, y su ascensión al cielo. Estos no son mitos antiguos, sino realidades históricas, la fundación en la que la fe Cristiana está fundada. Quítale estas cosas y ya no queda fe Cristiana.        Tercero…si nos tiramos sobre la fe nos volveremos en gente nueva del mismo modo que aquellos que conocieron a Jesús cuando estaba en la tierra fueron transformados al rendirle sus corazones a él. No hay otra manera de darse cuenta quién verdaderamente es él.        

Cuarto, la historia de Jesús nos dice que la muerte en realidad no es el fin...Sino tal como Jesús rompió el poder de la sepultura, así el poder la muerte sobre nosotros será quebrantado al creer en él. Él dijo [a Marta], “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente” (Juan 11:25-26). Estas son palabras extraordinarias, pero esa es la promesa. Porque Jesús vive, aquellos que confían en él vivirán para siempre con él.        Finalmente, todo lo mencionado arriba es cierto porque el punto final es cierto – que Jesús está vivo y promete estar con nosotros ahora y hasta el fin del mundo...El mismo Jesús que anduvo en las playas de Galilea, que sanó a los enfermos de sus enfermedades [y] perdonó a los pecadores sus transgresiones (traducción literal de Walter A. Elwell, Ph.D., y Robert W. Yarbrough, Ph.D., Encountering the New Testament, Baker Books, 1998, pp. 134-135).

Y así venimos esta mañana a la resurrección física de Jesucristo de entre los muertos. Cuando resucitó, Jesús dijo,

“Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día” (Lucas 24:46).

El Dr. A. T. Robertson dijo,

Se dan cinco apariciones [del Cristo resucitado] que tomaron lugar el primer día de su resurrección, y cinco subsecuentes dadas los [siguientes] cuarenta días. Las cinco apariciones en este día [Domingo de Resurrección] fueron (1) a María Magdalena (Juan y Marcos); (2) a las otra mujeres (Mateo); (3) a los dos [que estaban] camino a Emaús; (4) a Simón Pedro (Lucas 24:34); (5) a los diez apóstoles y otros (traducción literal de A. T. Robertson, D.D., A Harmony of the Gospels, Harper and Row, Publishers, edición de 1950, página 172).

1.  Primero, Jesús le apareció a María Magdalena temprano el Domingo de Resurrección en la mañana:

“El primer día de la semana, María Magdalena fue de mañana, siendo aún oscuro, al sepulcro; y vio quitada la piedra del sepulcro. Entonces corrió, y fue a Simón Pedro y al otro discípulo, aquel al que amaba Jesús, y les dijo: Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde le han puesto. Y salieron Pedro y el otro discípulo, y fueron al sepulcro. Corrían los dos juntos; pero el otro discípulo corrió más aprisa que Pedro, y llegó primero al sepulcro. Y bajándose a mirar, vio los lienzos puestos allí, pero no entró. Luego llegó Simón Pedro tras él, y entró en el sepulcro, y vio los lienzos puestos allí, y el sudario, que había estado sobre la cabeza de Jesús, no puesto con los lienzos, sino enrollado en un lugar aparte. Entonces entró también el otro discípulo, que había venido primero al sepulcro; y vio, y creyó. Porque aún no habían entendido la Escritura, que era necesario que él resucitase de los muertos. Y volvieron los discípulos a los suyos. Pero María estaba fuera llorando junto al sepulcro; y mientras lloraba, se inclinó para mirar dentro del sepulcro; y vio a dos ángeles con vestiduras blancas, que estaban sentados el uno a la cabecera, y el otro a los pies, donde el cuerpo de Jesús había sido puesto. Y le dijeron: Mujer, ¿por qué lloras? Les dijo: Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde le han puesto. Cuando había dicho esto, se volvió, y vio a Jesús que estaba allí; mas no sabía que era Jesús. Jesús le dijo: Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, pensando que era el hortelano, le dijo: Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo lo llevaré. Jesús le dijo: ¡María! Volviéndose ella, le dijo: ¡Raboni! (que quiere decir, Maestro). Jesús le dijo: No me toques, porque aún no he subido a mi Padre; mas ve a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios. Fue entonces María Magdalena para dar a los discípulos las nuevas de que había visto al Señor, y que él le había dicho estas cosas” (Juan 20:1-18).

dentro de aceite hirviendo.

2.  Segundo,

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