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Limpieza De Pensamiento, Testamento De Benjamín.


Enviado por   •  1 de Septiembre de 2012  •  1.911 Palabras (8 Páginas)  •  424 Visitas

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TESTAMENTO DE BENJAMÍN

Sobre la limpieza de pensamiento

1 1Copia de las palabras de Benjamín, de lo que dispuso a sus hijos tras haber vivido ciento veinticinco años. 2Los besó y les habló así:

—A Abrahán le nació Isaac cuando tenía cien años; a la misma edad le nací yo a Jacob. 3Como Raquel murió al darme a luz, no tenía leche, pero me amamantó Bala, su sirvienta. 4Raquel, tras parir a José, perma¬neció estéril doce años. Pero imploró al Señor con ayunos durante doce días, concibió y me parió a mí. 5Nuestro padre amaba a Raquel muchí¬simo y rogaba a Dios que le concediera ver a dos hijos nacidos de ella. 6Por esta razón me llamaron Benjamín, es decir, «hijo de días».

2 1Cuando llegué a Egipto y me reconoció mi hermano José, me preguntó:

—¿Qué dijeron a mi padre cuando me vendieron?

2Le respondí:

—Impregnaron de sangre tu túnica y se la enviaron con estas pala¬bras: «Mira si es ésta la túnica de tu hijo».

3Añadió José:

—Sí, hermano; cuando me cogieron los ismaelitas, uno de ellos me despojó de la túnica, me dio algo con qué taparme y, tras propinarme unos latigazos, me ordenó caminar. 4Pero, cuando iba a esconder mi túnica, le salió al encuentro un león y lo mató. 5Así, sus camaradas, lle¬nos de temor, me vendieron a otros compañeros.

3 1Vosotros, pues, hijos míos, amad al Señor, Dios del cielo, y guar¬dad sus mandamientos imitando a José, varón bueno y santo. 2Ocúpese vuestra mente de lo bueno, como sabéis que hago yo. El que tiene una mente sana todo lo mira rectamente. 3Temed al Señor y amad al prójimo. Aunque los espíritus de Beliar soliciten abrumaros con toda clase de maldad y angustia, no se enseñorearán de vosotros, como tampoco de José, mi hermano. 4¡Cuántos hombres quisieron matarle!, pero el Señor le protegió. Pues el que teme a Dios y ama al prójimo no puede ser golpeado por el espíritu etéreo de Beliar, protegido como está por el temor de Dios. 5No podrán enseñorearse de él las insidias de los hom¬bres o las bestias salvajes, porque le ayuda el amor de Dios, el mismo que él tiene a su prójimo. 6José suplicó a nuestro padre que rogara por sus hijos para que el Señor no les tuviera en cuenta lo malo que contra él habían tramado. 7Exclamó así Jacob:

—¡Hijo mío, José!, ¡hijo excelente!, tú has conmovido las entrañas de tu padre Jacob.

Y, rodeándole con sus brazos, le estuvo besando durante dos horas con estas palabras:

8—En ti se cumplirá la profecía del cielo [sobre el cordero de Dios y salvador del mundo: él, sin mácula, será entregado por los infieles; el inocente morirá por los impíos en la sangre de la alianza], para la salva¬ción [de las naciones y] de Israel, con lo que destruirá a Beliar y a sus servidores.

4 1Ved, hijos míos, el final del varón bueno. Imitad con bondad de pensamiento sus entrañas de misericordia, para que vosotros portéis también las coronas de gloria. 2El hombre bueno no tiene ojos tenebrosos, pues siente misericordia de todos, aunque sean pecadores. 3Aunque tramen algo malo contra él, vence al mal obrando el bien, protegido por la bondad; y a los justos ama como a sí mismo. 4Si alguien recibe alabanzas, no siente envidia. Si alguno se enriquece, no siente celos. Si alguno es valiente, lo alaba; cree y ensalza al prudente, tiene misericordia del pobre, se compadece del enfermo, entona himnos a Dios. 5Protege a quien tiene temor de Dios, colabora con el que lo ama, convierte con sus reprimendas a quien niega al Altísimo, y a quien tiene la gracia del espí¬ritu bueno lo ama con toda su alma.

5 1Si poseéis una mente recta, hijos, incluso los hombres malvados tendrán paz con vosotros, y los disolutos, por respeto a vosotros, se tor¬narán hacia el bien; los avaros no sólo se apartarán de su pasión, sino que darán del producto de su avaricia a los afligidos. 2Si obráis el bien, incluso los espíritus inmundos se apartarán de vosotros y las fieras mismas os temerán. 3Pues donde existe luz en la mente (que se traduce) en obras buenas, huyen las tinieblas. 4Si alguien hace daño a un varón pío, (en ellos) lleva la penitencia, pues el Santo siente misericordia del insul¬tador y guarda silencio. 5Si alguien traiciona a un alma justa, ésta se tornará a la plegaria; se verá humillada por poco tiempo, pero no mucho después aparecerá con mayor brillantez, tal como le ocurrió a José, mi hermano.

6 1La mente del hombre bueno no está en poder de Beliar, espíritu del error, pues el ángel de la paz guía su alma. 2(El hombre bueno) no contempla con pasión lo perecedero ni acumula riquezas por amor al placer. 3No se complace en la voluptuosidad; no causa tristeza al próji¬mo, no se satura con platos exquisitos, no se deja seducir con lo que contemplan sus ojos, pues su heredad es el Señor. 4La mente buena no admite la honra o la deshonra de los hombres; no conoce en absoluto el dolor y el engaño ni la disputa y el insulto, pues (el Señor) habita en él, ilumina su alma y es objeto de alegría para todos los hombres en todo momento. 5La mente recta no tiene dos lenguas, una para la bendición y otra para la maldición, para el insulto y la honra, para tristeza y alegría, para tranquilidad y turbación, hipocresía y verdad [pobreza y riqueza], sino que mantiene respecto a todos una única disposición, sencilla y pura. 6Tampoco tiene una visión o audición doble, pues sabe

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