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Llegando A Ser Una Mujer Conforme Al Corazon De Dios


Enviado por   •  27 de Abril de 2013  •  1.505 Palabras (7 Páginas)  •  640 Visitas

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¡Mujer, Eres Libre! ¡Eres Especial!

* La Imagen de Dios. ¡Soy exclusiva! Yo soy la idea de Dios. Fui creada a su imagen. No hay otra persona en el mundo entero igual a mí. Estoy dirigiendome hacia el descubrimiento de mi imagen en Dios y de la imagen de Dios en mí. (Gen. 1:26)

* El Tesoro de Dios. ¡Tengo habilidades! Mis talentos pueden ser utilizados solamente por mí. Estos talentos son habilidades de Dios dentro de mi ser. Al aceptar estas capacidades como el tesoro que Dios ha puesto en mi vida, estaré dando vida al potencial que hay en mí.

* La Grandeza de Dios. ¡Estoy completa! Sólo me podría faltar lo que permita que me falte por los pensamientos y actitudes que tenga. Estoy escogiendo permitir que la grandeza de Dios se haga tangible en mi vida personal. (Col. 2:10)

* La Mente de Dios. ¡Soy inteligente! Tengo una buena capacidad mental. Lo que todavía no conozco lo aprenderé aplicándome a esa tarea. Yo tengo la mente de Cristo. No tengo límites en lo que pueda aprender. (2 Co. 2:16)

¡Mujer Eres Libre!

Eres diseño exclusivo del Altísimo

“y vio Dios todo lo que había hecho. Y he aquí que era bueno en gran manera.” Gen. 1:31.

Dios vio. Él te vio a ti. Él vio todo lo que había creado a tu alrededor. Él vio la razón de tu existir. Él vio que tú podrías ocuparte de una necesidad especifica en esta tierra. Él vio la cantidad completa de habilidades y talentos que necesitarías para poder llevar a cabo tu propósito en la vida.

Él sabía qué tipo de ambiente necesitarías para poder desarrollar esas características.

Dios vio y luego creó.

Él te creó a ti. A ti! Dios te miró y dijo: “es bueno”. ¿Tienes esa misma opinión de ti misma? ¿Compartes la misma opinión de Dios en cuanto a como te creó?

“Jehová me llamó desde el vientre, desde las entrañas de mi madre tuvo mi nombre en memoria.” Is. 49:1

“Mas él fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu. No nos hagamos vanagloriosos, irritándonos unos a otros, envidiándonos unos a ortos.” Gálatas 5:22-26

Algunas mujeres hoy en día se definen a si mismas por lo que usan y por lo que aparentan. Si tienen mal el pelo o si ya les está saliendo las canas, están de mal humor todo el día. Si la media se les rompe pierden la confianza en si mismas. Permiten que la apariencia exterior determine su estado de ánimo.

El plan de Dios para nosotras es totalmente opuesto; el estado interno es el que debe definir y dictar el adorno. La mujer que tiene confianza interior en el Señor puede elegir ponerse un vestido de segunda o comprarlo en la tienda. Ella tiene confianza en el Señor y en si misma. Su apariencia no determina su carácter. Debemos reconocer que la mayor parte de nuestro atractivo no se puede comprar, ni adquirir de un estante, ni aplicarse como un maquillaje, ni ponérselo como si fuera un sombrero. La mayor parte de nuestro atractivo emerge del interior.

Hay algo que emana de tu espíritu, y no es arrogancia ni orgullo. Es algo que te da presesncia, que te da gracia, gozo, amor, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza, autoestima y fortaleza que fluye el Espíritu de Dios dentro de ti. El deseo de Dios es valores lo que Él ha hecho de ti y que desarrolles lo que Él te ha dado y que no trates de intercambiar lo que te ha dado por lo que le ha dado a otra persona, porque Dios te ha diseñado única y exclusiva para que seas exactamente como eres. El te creó para si, y te hizo de tal manera que jamás haya otra como tú. Cuando empiezas a compararte con otra persona, le estás diciendo a Dios: “Dios, te equivocaste. Fallaste al hacerme. Podrías haber hecho algo mejor al crearme.” Ninguna de nosotras tiene el derecho de criticar a Dios de esa manera. El es el creador que mira a cada una de sus criaturas y se dice a si mismo: “Es bueno”.

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