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Proyecto ser mujer es un camello


Enviado por   •  28 de Abril de 2013  •  1.403 Palabras (6 Páginas)  •  665 Visitas

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SER MUJER ES UN CAMELLO

MISIÓN

Impulsar el desarrollo económico y social preferiblemente de mujeres emprendedoras de bajos ingresos, ofreciendo Productos y Servicios financieros responsables.

VISIÓN

Generar valor económico y bienestar en nuestros clientes y su familia.

OBJETIVOS

Para llegar hasta mis conclusiones y considerando que es importante reivindicar la importancia del valor de la mujer, estos son los objetivos de la presente investigación:

• La paulatina deshumanización de la sociedad en la que vivimos, nos llevan al punto de usar varias estrategias para hacer valer nuestros derechos, como madres, como hijas, como mujeres.

• Es importante, ante todo, aprender primordialmente, a valorarnos nosotras mismas para entonces pedir respeto, y exigir ya no iguales condiciones que los varones, simplemente las mismas oportunidades.

• Vale la pena señalar la importancia de rescatar el papel de la mujer en tanto madre, por la profunda y permanente influencia que ejerce como primera educadora de sus hijos frente a los riesgos de una sociedad deshumanizante mercantilista y tecnologizada, que tiende a formar números estadísticos, individuos inadaptados y hombres "en serie", en vez de individuos involucrados con su entorno y con su propia realidad.

• " Mujer, que emprendes el camino de la lucha y la búsqueda en una sociedad transformada, materialista, caótica y frívola, mereces empezar a valorarte tal cual eres, para que tus valores se reflejen en tus actos".

• La investigación realizada sobre este tema, inicialmente me hizo suponer que son pocas mujeres que se han sabido distinguir por su perseverancia, por su gallardía y esfuerzo; esta realidad es alarmante para quienes tenemos ideales de MEJORAMIENTO PERSONAL.

• Y aunque somos pocas las mujeres que buscamos un cambio de actitud, vemos la desidia como el principal obstáculo que no nos ha permitido realizarnos plenamente como seres humanos.

• Hablemos de igualdad, de acuerdo... pero de qué clase de igualdad hablamos? me dijo mi madre, sabia mujer, a quien su inteligencia no le ha obnubilado el corazón, cuando me hablaba de una igualdad que sólo parecía existir en mis sueños, en los más lejanos anhelos de días mejores para las mujeres. Sin embargo en toda su larga plática, descubrí que mi madre no se ha resignado a ser una más, alguien a quien nadie la recordará, ella es mi madre.

• Al empezar buscar información para este trabajo, pude comprobar varias suposiciones que salían a la luz en la investigación sobre la mujer a través de los tiempos, absurdas ideas (paradigmas ) sobre el "sexo débil", que no deben salir de una cocina, o ideas retrógradas sobre "las debilidades del carácter", "la sensibilidad que nos carcome", y tantas cosas que se han dicho.

Pero ésta investigación no se basa sólo en paradigmas, quisiera entregar al lector los siguientes argumentos que deben ser citado en su contexto, por su transcendencia significativa en el análisis de lo femenino

. Las mujeres de nuestro tiempo podrán reencontrarse plenamente a sí mismas y salvaguardar su dignidad y su vocación, poniéndose a la escucha de Cristo, “síntesis de la verdad, de la libertad y de la comunión” (Declaración final de la Asamblea especial para Europa del Sínodo de los obispos, n. 4). En esa síntesis viva se ha inspirado la gran investigación intelectual, ética y espiritual de tantos hombres y mujeres que, a lo largo de los siglos, han meditado el Evangelio, llegando a resultados cuya riqueza, captada con serenidad y sin alteraciones ideológicas, también a la luz del autorizado discernimiento que corresponde al Magisterio de la Iglesia, puede prestar una notable contribución al redescubrimiento de los dones femeninos en el ámbito eclesial y social.

Se trata de una reflexión que, para ser fecunda, no ha de perder nunca el contacto con lo que Jesús hizo y dijo durante su vida terrena. En su actitud para con las mujeres con quienes se cruzó a lo largo de su camino de servicio mesiánico refleja el plan eterno de Dios que al crear a cada una la elige, la ama y le confía una misión especial. A cada una de ellas, al igual que a cada hombre, se aplica la profunda verdad que el Concilio nos recordó a propósito de la persona humana, que es la “única criatura terrestre a la que Dios ha amado por sí misma” (Gaudium et spes, 24). Cada una hereda, desde el principio, la dignidad de persona, precisamente como mujer.

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