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Manipulación Genética Y La Iglesia Católica Latina


Enviado por   •  4 de Octubre de 2014  •  2.205 Palabras (9 Páginas)  •  445 Visitas

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La Iglesia Católica frente al problema bioético en cuestión.

“Y dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y tenga dominio sobre los peces del mar, y sobre las aves de los cielos, y sobre las bestias, y sobre toda la tierra y sobre todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.” (Gén. 1, 26-27)

“Los hombres de nuestro tiempo se hacen cada vez más conscientes de la dignidad de la persona humana (…)” Declaración Dignitates humanaes 1

Gracias al progreso de las ciencias biológicas y médicas, el hombre dispone de medios terapéuticos cada vez más eficaces, pero puede también adquirir nuevos poderes, preñados de consecuencias imprevisibles, sobre el inicio y los primeros estadios de la vida humana. En la actualidad, diversos procedimientos dan la posibilidad de intervenir en los mecanismos de la procreación, no sólo para facilitarlos, sino también para dominarlos. Si tales técnicas permiten al hombre "tener en sus manos el propio destino", lo exponen también "a la tentación de transgredir los límites de un razonable dominio de la naturaleza". Por eso, aun cuando tales técnicas pueden constituir un progreso al servicio del hombre, al mismo tiempo comportan graves riesgos. De ahí que se eleve, por parte de muchos, una llamada urgente a salvaguardar los valores y los derechos de la persona humana en las intervenciones sobre la procreación. La demanda de luz y de orientación proviene no sólo de los fieles, sino también de cuantos reconocen a la Iglesia, "experta en humanidad", una misión al servicio de la "civilización del amor"y de la vida.

El Magisterio de la Iglesia no interviene en nombre de una particular competencia en el ámbito de las ciencias experimentales. Al contrario, después de haber considerado los datos adquiridos por la investigación y la técnica, desea proponer, en virtud de la propia misión evangélica y de su deber apostólico, la doctrina moral conforme a la dignidad de la persona y a su vocación integral, exponiendo los criterios para la valoración moral de las aplicaciones de la investigación científica y de la técnica a la vida humana, en particular en sus inicios. Estos criterios son el respeto, la defensa y la promoción del hombre, su "derecho primario y fundamental" a la vida y su dignidad de persona, dotada de alma espiritual, de responsabilidad moral y llamada a la comunión beatífica con Dios.

La intervención de la Iglesia, en este campo como en otros, se inspira en el amor que debe al hombre, al que ayuda a reconocer y a respetar sus derechos y sus deberes. Ese amor se alimenta del manantial de la caridad de Cristo: a través de la contemplación del misterio del Verbo encarnado, la Iglesia conoce también el "misterio del hombre"; anunciando el evangelio de salvación, revela al hombre su propia dignidad y le invita a descubrir plenamente la verdad sobre sí mismo. La Iglesia propone la ley divina para promover la verdad y la liberación.

El fruto de la generación humana desde el primer momento de su existencia, es decir, desde la constitución del cigoto, exige el respeto incondicionado, que es moralmente debido al ser humano en su totalidad corporal y espiritual. El ser humano debe ser respetado y tratado como persona desde el instante de su concepción y, por eso, a partir de ese mismo momento se le deben reconocer los derechos de la persona, principalmente el derecho inviolable de todo ser humano inocente a la vida.

Reconoce la Iglesia en la Ingeniería Genética y sus manipulaciones un afán lícito por la búsqueda de terapias que ayudasen a tratar enfermedades hereditarias o que tienen su determinante en el genotipo de la persona humana. Sin embargo, en su investigación, el hombre junto con la biología han llegado a un punto cúlmine donde su actuar tiene un carácter de intrínsecamente ilícito y transgrede normas deontológicas fundamentales. Es así que en las indagaciones respecto el material genético e incluso en la aplicación de terapias el hombre ha actuado inmoralmente y por esto la Iglesia, en su magisterio, se ve obligada a intervenir para incluir pautas morales respecto de lo que es intrínsecamente bueno o malo según corresponda de acuerdo al tema en cuestión. Estudiaremos entonces los diversos temas en los que, valga la redundancia, actúe la manipulación genética y sobre los cuales la Iglesia Católica se ha pronunciado en su Magisterio en diversas encíclicas, instrucciones, declaraciones, constituciones y en el propio Catecismo.

“El don de la vida, que Dios Creador y Padre ha confiado al hombre, exige que éste tome conciencia de su inestimable valor y lo acoja responsablemente. Este principio básico debe colocarse en el centro de la reflexión encaminada a esclarecer y resolver los problemas morales que surgen de las intervenciones artificiales sobre la vida naciente y sobre los procesos procreativos” Instrucción Donum Vitae 1

“A cada ser humano, desde la concepción hasta la muerte natural, se le debe reconocer la

dignidad de persona.” Instrucción Dignitas Personae 1

Reproducción asistida e in vitro

En las últimas décadas y gracias al proyecto genoma humano la ciencia ha logrado revelar y luego descifrar este código conocido como material genético, el cual contiene toda la información e instrucciones necesarias para constituir no sólo a un ser humano sino a cualquier forma de vida. Gracias a la descodificación de este material el humano ha obtenido la capacidad de manipular e inducir la procreación, sin embargo, para la Iglesia, Dios le ha dado al hombre este don con el fin de que logren preservar su estirpe y que la concepción de un nuevo humano sea en el amor único y sagrado del matrimonio*, es así que los métodos como la fecundación homóloga y heteróloga son considerados moralmente ilícitos ya que pasan a llevar la inviolabilidad de la unión conyugal y la dignidad de la procreación del ser humano. Todo ser humano debe ser acogido siempre como un don y bendición de Dios. Sin embargo, desde el punto de vista moral, sólo es verdaderamente responsable, para con quien ha de nacer, la procreación que es fruto del matrimonio. Donum Vitae)

Además durante la fecundación in vitro se fecundan cerca de 50 óvulos, es decir, 50 vidas humanas inician para que luego sólo uno sea implantado en el útero de la mujer, es así que la concepción en probeta va contrario a la dignidad humana y es considerada gravemente ilícita por cuanto supone la muerte de miles de embriones. Y así como lo estipula la constitución pastoral Gaudium et Spes:

“La vida ya concebida ha de ser salvaguardada con extremos cuidados desde el momento de la concepción. El aborto y el infanticidio son crímenes abominables” es entonces que se descarta la legalidad de cualquier tipo de reproducción in vitro.

La generación humana posee de hecho características específicas en virtud de la dignidad personal de los padres y de los hijos: la procreación de una nueva persona, en la que el varón y la mujer colaboran con el poder del creador, deberá ser el fruto y el signo de la mutua donación personal de los esposos, de su amor y de su fidelidad Gaudium et Spes

Como último punto podemos agregar que respecto a cualquier tipo de asistencia en la procreación será solo considerada lícita cuando suponga la facilitación o ayuda al acto conyugal y no una sustitución de éste.*

Terapia Génica.

Se entiende como terapia génica las aplicaciones de la ingeniería genética con fines terapeúticos, esto quiere decir manipular al individuo, en su genotipo,de manera tal que no se incube en él una enfermedad genética. Como primer punto con respecto a terapias médicas debemos marcar la línea que la Iglesia sigue en estos casos, “que respeten la vida y la integridad del humano, que no lo expongan a riesgos desproporcionados, que tengan como fin su curación, la mejora de sus condiciones de salud o su supervivencia individual” (dignitas personae). Así separaremos en dos las intervenciones médicas que son realizadas hoy en día. Primero, tenemos la manipulación de células somáticas donde se alterará al individuo en específico y segundo, la de células germinales donde no sólo se alterará al individuo sino también a su descendencia. La Iglesia Católica se refiere primero al de células somáticas, donde existiría legalidad moral en esta terapia siempre y cuando no se ponga en riesgo la salud y supervivencia del embrión . Respecto al segundo caso nacen ciertas cuestiones que llevarán a declararlo como intrínsecamente inmoral e ilícito.

Sería irresponsable ya que la manipulación podría causar daños que serían irreparables y que no sólo afectarían al individuo sino también a toda su descendencia.

La alteración podría considerarse como una eugenesia liberal donde los padres tendrían la opción de decidir, con sus estándares, los genes de sus hijos y de toda la descendencia. Esto trae cuestiones éticas considerables ya que alteran el libre albedrío y la libertad esencial del hombre, además de reducirlo como un ser integral a sus características genéticas. ¿Acaso no tiene derecho a nacer ese individuo enfermo? ¿Se ve reducida su dignidad humana sólo por el hecho de contener en su genética una enfermedad?

Es así que llegamos a una última deducción que trae consigo una fuerte represión ética respecto a la manipulación de genes y una cuestión ideológica, acaso, al tratar el hombre de mejorar su propia genética y pretender poco a poco transformarse en un nuevo hombre que resiste a las enfermedades ¿no intenta sustituir al Creador?

Al declarar este tipo de intervención como éticamente negativa, en cuanto implica un injusto dominio del hombre sobre el hombre, la Iglesia llama también la atención sobre la necesidad de volver a una perspectiva centrada en el cuidado de la persona y de educar para que la vida humana sea siempre acogida, en el cuadro de su concreta finitud histórica. *

Clonación humana.La clonación se propone con dos objetivos fundamentales: reproductivo, es decir para conseguir el nacimiento de un niño clonado, y terapéutico o de investigación. La clonación reproductiva sería capaz en teoría de satisfacer algunas exigencias particulares, tales como, por ejemplo, el control de la evolución humana; la selección de seres humanos con cualidades superiores; la preselección del sexo de quienes han de nacer; la producción de un hijo que sea la “copia” de otro; la producción de un hijo por parte de una pareja afectada por formas de esterilidad no tratables de otro modo. La clonación terapéutica, en cambio, ha sido propuesta como instrumento de producción de células troncales embrionarias con patrimonio genético predeterminado, para superar el problema del rechazo (inmunoincompatibilidad); está por tanto relacionada con la cuestión de la utilización de células troncales.

Los intentos de clonación han suscitado viva preocupación en el mundo entero. Muchos organismos nacionales e internacionales han expresado valoraciones negativas sobre la clonación humana, y en la mayoría de los países ha sido prohibida.

La clonación humana es intrínsecamente ilícita pues, llevando hasta el extremo el carácter inmoral de las técnicas de fecundación artificial, se propone dar origen a un nuevo ser humano sin conexión con el acto de recíproca donación entre dos cónyuges y, más radicalmente, sin ningún vínculo con la sexualidad. Tal circunstancia da lugar a abusos y a manipulaciones gravemente lesivas de la dignidad humana.

En caso de que la clonación tuviera un objetivo reproductivo, se impondría al sujeto clonado un patrimonio genético preordenado, sometiéndolo de hecho –como se ha dicho– a una forma de esclavitud biológica de la que difícilmente podría liberarse. El hecho de que una persona se arrogue el derecho de determinar arbitrariamente las características genéticas de otra persona, representa una grave ofensa a la dignidad de esta última y a la igualdad fundamental entre los hombres.

La particular relación que existe entre Dios y el hombre desde el primer momento de su existencia es la causa de la originalidad de cada persona humana, que obliga a respetar su singularidad e integridad, incluso aquella biológica y genética. Cada uno de nosotros encuentra en el otro a un ser humano que debe su existencia y sus características personales al amor de Dios, del cual sólo el amor entre los cónyuges constituye una mediación conforme al designio de nuestro Creador y Padre del Cielo.

30. Desde el punto de vista ético, la llamada clonación terapéutica es aún más grave. Producir embriones con el propósito de destruirlos, aunque sea para ayudar a los enfermos, es totalmente incompatible con la dignidad humana, porque reduce la existencia de un ser humano, incluso en estado embrionario, a la categoría de instrumento que se usa y destruye. Es gravemente inmoral sacrificar una vida humana para finalidades terapéuticas.

Las objeciones éticas puestas de relieve por muchos contra la clonación terapéutica y el uso de embriones humanos producidos in vitro han hecho que algunos científicos presentaran técnicas nuevas, che serían capaces de producir células troncales de tipo embrionario sin presuponer la destrucción de verdaderos embriones humanos.Estas técnicas han suscitado muchos interrogantes científicos y éticos, sobre todo en relación al estatuto ontológico del “producto” así conseguido. Mientras estas dudas no sean aclaradas, hay que tener en cuenta la siguiente afirmación de la Encíclica Evangelium vitæ: «está en juego algo tan importante que, desde el punto de vista de la obligación moral, bastaría la sola probabilidad de encontrarse ante una persona para justificar la más rotunda prohibición de cualquier intervención destinada a eliminar un embrión humano.

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