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Nuestros Muertos


Enviado por   •  1 de Noviembre de 2013  •  1.654 Palabras (7 Páginas)  •  243 Visitas

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Memoria: NUESTROS MUERTOS.

Para entender mejor la relevancia de esta tradición, vamos a empezar mencionando la creencia de las culturas antiguas en este sentido.

Los Egipcios.- Creían que el individuo tenia 2 espíritus y que cuando alguien moría, un espíritu iba al mas allá y el otro se quedaba vagando en el espacio, por lo que necesitaba comida. Consideraban que ese espíritu vivía en el cuerpo que embalsamaban.

Los Chinos.- En los aniversarios quemaban incienso, encendían candelas y colocaban ofrendas de alimentos en un altar.

Los Mayas.- Creían que tenían que cruzar varios cielos hasta llegar a un séptimo cielo donde descansaban en paz.

Los Hincas.- Creían en un equivalente al cielo y al infierno, los justos llegaban al paraíso donde recolectaban semillas de la vida en un granero eterno y los pecadores llegaban a un gélido inframundo condenados a comer piedras.

Los Aztecas.- Precisamente vamos a explicar su creencia, porque es la base de nuestra tradición de Día de Muertos.

Para ellos el culto a los muertos es uno de los elementos básicos de su religión.

Creían que la muerte y la vida eran una sola cosa, uno sola unidad.

La vida era solo un camino de transición hacia algo mejor.

En el lugar de los muertos o de las calaveras, los muertos desaparecían, para volverse al mundo de sombras y para fundirse en el aire, en el fuego, en la tierra y en el agua, ya que ellos pensaban que los espíritus formaban parte de estos 4 elementos universales.

Estos cuatro elementos los vamos a ver reflejados en nuestros altares y vamos a conocer el significado de cada uno de ellos.

La fiesta de los muertos está vinculada con el calendario agrícola prehispánico ya que era la última fiesta en la que se recolectaba la cosecha y querían compartir con sus queridos muertos, poniéndoles las ofrendas en unos hermosos altares.

Los aztecas creían que, según el tipo de muerte que hubiera tenido la persona, independientemente de su comportamiento, el alma se iba a los siguientes lugares:

Paraíso del dios de la lluvia.

Ahí van los que mueren por algo relacionado con el agua: los ahogados, fulminados por un rayo, por hidropesía, gota y los niños sacrificados a Tláloc.

Aquí era un lugar de reposo y de abundancia, lleno de comida fresca, muchas flores y sus cuerpos eran enterrados como las semillas, para luego germinar, se les pintaba la frente con un color azul, se les ponían semillas en el rostro y en la mano una vara.

Paraíso del sol.

Este se dividía de acuerdo al movimiento del sol. Tenía el lado oriental y el occidental.

El lado oriental era el lugar de los guerreros, de los militares y de los cautivos que eran sacrificados al sol.

Esta región oriental se regía por el dios de la tierra y los muertos, después de 4 años de acompañar al sol en su recorrido diario se convertían en colibríes de hermosos plumajes y les era permitido venir a la tierra para alimentarse del néctar de las flores.

El lado occidental era el lugar de las mujeres que morían en el parto, se les consideraba muy valientes, y se les equiparaba a los grandes guerreros, pues se pensaba que libraron una gran batalla, al igual que ellos, por lo que tenían un final igual que los muertos en combate. A ellas se les enterraba en el patio del palacio, a la hora en que el sol se ponía, ya que las acompañaría desde el cenit hasta su ocultamiento.

La muerte de estas mujeres causaba mucha tristeza y a la vez alegría, ya que por su valentía el sol las llevaba consigo.

Este paraíso era un lugar de perpetuo gozo donde las flores no se marchitaban, donde se acompañaba al sol con cánticos, danzas y mucha música.

Paraíso de los muertos.

Era para los que morían de muerte natural o por enfermedades incurables.

Los aztecas creían que las almas de los muertos llevaban a cabo un penoso viaje, que iniciaba con recorridos muy peligrosos donde se encontraban una gran lagartija o un cocodrilo gigante que trataban de impedirles el paso.

Las grandes montañas chocaban entre ellas amenazando con aplastarlos; tenían que cruzar ocho desiertos y ocho colinas, soportar vientos helados, que les arrojaban piedras y filosos cuchillos de obsidiana, para finalmente llegar al paraíso de los muertos.

En todo este recorrido, las almas de los muertos necesitaban de un viático y esa es la razón de las ofrendas.

El paraíso de los niños.

Los niños muertos tenían un lugar especial. La morada recibía el nombre de Árbol de los nacimientos, porque ahí se encontraba un árbol que manaba leche, para alimentar a los niños.

Ya con esta información, vamos a conocer todos los elementos que tienen nuestros Altares y que varía de acuerdo a las costumbres de cada Estado de la República.

Contempla tres niveles:

El primero es el inframundo o lugar del dios de los muertos

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