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Religión


Enviado por   •  23 de Abril de 2015  •  1.416 Palabras (6 Páginas)  •  157 Visitas

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como aman los esposos

La sexualidad en el matrimonio requiere de

Delicadeza

Comunicación. (hablar, escuchar, comprender

entrega mutua

CASTIDAD EN BREVE:

Castidad es la virtud que gobierna y modera el deseo del placer sexual según los principios de la fe y la razón. Por la castidad la persona adquiere dominio de su sexualidad y es capaz de integrarla en una sana personalidad, en la que el amor de Dios reina sobre todo. Por lo tanto no es una negación de la sexualidad. Es un fruto del Espíritu Santo

Castidad conyugal: "Amor triunfal de dos personas sexuadas" (1)

Siempre positiva Hablar de castidad en pleno siglo XXI puede parecer chocante y anacrónico. Tal vez porque, erróneamente, ese término suele aludir a un conjunto de negaciones del todo ajenas al amor, hasta acabar por identificarse con la pura y simple abstención del trato corporal. Para el Beato Josema ría, por el contrario, la castidad conyugal era una virtud tremendamente afirmativa, "una triunfante afirmación del amor", como recoge el título de este artículo. Y lo explicaba así: "La castidad –no simple continencia, sino afirmación decidida de una voluntad enamorada– es una virtud que mantiene la juventud del amor en cualquier estado de vida".

Para hacerlo más hermoso Refiriéndola a los casados, y con palabras que recuerdan las antes citadas, la castidad conyugal sería la virtud que hace posible y facilita que a los quince, veinte, veinticinco o muchos más años de matrimonio, cada esposo se encuentre tan enamorado del otro y éste le resulte tan atractivo, en todos los sentidos del término, como aquel día ya lejano en que los dos quedaron recíprocamente prendados; o mejor, porque es más cierto, mucho más amable y arrebatador que entonces, por cuanto el cariño prolongado le ha conducido a descubrir y ahondar en su riqueza personal y en su hermosura más real y certera.

La castidad, por consiguiente, es algo grande, excelso, positivo, que no se limita o resuelve en un conjunto de prohibiciones y que va mucho más allá de los dominios de la mera genitalidad. Su objeto propio, como el de toda virtud, es el amor: En este caso, el amor de dos personas sexuadas –varón y mujer– y justo en cuanto tales. Y su fin, hacer que se despliegue y fructifique ese cariño en todas y cada una de sus dimensiones, no sólo en las directamente relacionadas con el trato corporal ni genital.

CASTIDAD ES AMAR A TOPE

Nadie tiene en mayor consideración ni atribuye mayor valor al sexo que los cristianos. Conviene decirlo y repetirlo con claridad y sin temor a cansarse.

La castidad es la virtud que nos permite amar a tope. Gracias a la castidad amamos a cada cual como merece ser amado: todos merecen ser amados como hijos de Dios; o son templo del Espíritu Santo o están llamados a serlo.

La castidad conyugal consiste sobre todo en amar al cónyuge con todo el corazón, con todas las fuerzas del alma. Mientras no se le arrebate a Dios el amor que Él merece -hay que amarle sobre todas las cosas- a El no le disgusta que los esposos se amen con todas sus fuerzas, que se amen a tope. El amor conyugal forma parte del cuarto mandamiento: es decir, es el primero de los mandamientos del orden social. Quienes son una sola carne se aman así, reconociéndose en la intimidad de su ser como una sola carne.

Amar consiste en reconocer la verdad de la persona y en afirmarla.

QUE ESTA PERMITIDO DENTRO DE LA CASTIDAD CONYUGAL

Para entender lo que está permitido en las relaciones conyugales es necesario primero apreciar que estas relaciones se ubican dentro de un gran plan de Dios. Hay muchos que se han alejado tanto de este maravilloso plan divino que ni siquiera le conocen y si se les explica les parece imposible, porque viven dominados por sus pasiones. Sin embargo, al entender y respetar el valor cristiano de la sexualidad, el matrimonio es capaz de expresar un amor auténtico que les llevará a la deseada felicidad.

Las relaciones conyugales tienen dos fines: El amor unitivo del matrimonio y la procreación de los hijos (apertura a la vida). Las relaciones sexuales constituyen un lenguaje con el que la pareja se dice mutuamente: "yo te amo incondicionalmente, fielmente, para siempre y con todo mi ser. Estoy comprometido/a a formar contigo una familia". La honestidad exige este lenguaje sea verdadero, que de hecho se viva la sexualidad como don en el matrimonio respetando sus fines. Si

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