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Teologia De La Revolucion


Enviado por   •  22 de Marzo de 2013  •  4.171 Palabras (17 Páginas)  •  305 Visitas

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TEOLOGIA DE LA REVOLUCION

INTRODUCCIÓN

Cada vez somos más conscientes de la naturaleza dinámica de la sociedad actual. La

técnica, por su parte, acelera la evolución de la sociedad engendrando una mentalidad

funcional y profana, que exige imperativamente la aparición de instituciones nuevas y

más maleables. Se trata de una evolución histórica a la que nadie podrá sustraerse y que

va a romper las instituciones tradicionales.

Dada la maleabilidad de nuestra sociedad dinámica, debería sernos posible captar los

progresos graduales que aseguran una mayor justicia y bienestar a las clases inferiores

de la sociedad. Pero hasta el presente ha ocurrido todo lo contrario: los principales

beneficiados han sido aquellos que disponen de un formidable poder económico y

político y están dispuestos a emplear cualquier medio para conservarlo. Pero quienes se

han dado cuenta de que su sufrimiento no es inevitable se han abierto a la esperanza de

una vida mejor. Esperanza insatisfecha, pues el desarrollo económico, la

industrialización, la extensión del urbanismo, la explosión demográfica, etc.,

constituyen una serie de problemas imposibles de solucionar por las estructuras

tradicionales de una sociedad estable.

En los países en vías de desarrollo el progreso técnico, al multiplicar las ocasiones de

enriquecimiento para una minoría, ha contribuido a aumentar la miseria e inseguridad

de los pobres. En el torbellino de la evolución social las masas han descubierto que la

sociedad les ha privado de una personalidad confinándolas a un estado de alienación. En

estas circunstancias la participación en la lucha por la construcción de una sociedad

nueva constituye el medio de adquirir la personalidad que las masas necesitan.

El mundo se divide en países ricos y en países pobres. Asistimos a un enfrentamiento

sin precedentes entre los beneficiarios del statu quo y aquellos cuyo único deseo es

modificarlo. El mismo enfrentamiento se perfila a nivel de cada país. La revolución

social parece ser, por tanto, el principal problema que nuestra generación tiene que

solucionar.

La concentración del poder económico y político en un pequeño número de personas

conducirá a reivindicaciones revolucionarias de un gran número de personas deseosas

de participar en el control de ese poder. En todo el mundo la juventud incuba

pensamientos revolucionarios con los que hará falta contar cada vez más en los

próximos años. Aquellos que tienen la responsabilidad del bienestar y futuro del hombre

deberán tomar las decisiones sobre los grandes problemas actuales en un contexto de

revolución. Y si queremos salvaguardar los valores más preciosos de nuestra herencia

cultural, moral y religiosa -contribuyendo así a modelar el futuro- no podemos ignorar

ni zafarnos del combate revolucionario. Fuera de esta lucha no hay actitud responsable.

Para la mayoría de nosotros, será ésta una tarea difícil, pues ni la formación ni la

experiencia nos han preparado para este combate. Además somos demasiado solidarios

del statu quo y difícilmente podemos comprender una revolución que se le oponga, y

todavía menos tener la libertad de participar en ella. Todo nos induce a pensar que la

revolución es un fenómeno extraordinariamente ambiguo, pues al mismo tiempo que

expresa una pasión por la justicia -en su voluntad de liberación de los oprimidosconduce a

nuevas formas de injusticia. Si ciertos movimientos logran despertar a las

masas y les invitan a participar en el control del poder público, inciden a menudo en un

fanatismo destructor y terminan por privar a las masas de su libertad. Es claro que una

modificación del orden social implica una redistribución de responsabilidades, pero

¿quién podrá predecir el uso que se hará de este poder en una situación revolucionaria?

En fin, el signo tan prometedor del joven revolucionario que se compromete

generosamente por el bien de sus compatriotas, ¿no se expone a exagerar lo bien

fundado de su causa, aumentando las injusticias que combate e ignorando ciertos

aspectos de la realidad que hace falta tener en cuenta para que la revolución pueda

alcanzar su fin? Si, con todo, la revolución ha de ser nuestra suerte, tendremos que encontrar

nuevas

categorías políticas y sociales, y concebir de otro modo las relaciones de lo fijo y lo

mudable. Por no hacerlo así, las ideologías conservadoras no pueden comprender el

problema y todavía menos hallar soluciones. Al pensamiento liberal, que se propone

modificar una sociedad en la que percibe los signos de un progreso constante, le cogería

por sorpresa un levantamiento revolucionario. Sólo el marxismo trata de comprender la

revolución como un factor esencial

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