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ARTE DE GRECIA


Enviado por   •  4 de Diciembre de 2014  •  4.057 Palabras (17 Páginas)  •  130 Visitas

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ARTE DE GRECIA

INTRODUCCIÓN

La civilización egea se desarrolla primeramente en la isla de Creta. Esta civilización se expande por las islas, y la tierra firme de Grecia. Surgen así nuevos centros de cultura, sobre todo en Micenas y Tirinto, que lograrían arrebatar a los cretenses la hegemonía sobre el mundo egeo.

Poco después de la guerra de Troya, se produjo la invasión doria que destruye la civilización egea y sólo, luego de varios siglos de atraso cultural, florece la civilización griega.

La civilización egea comienza alrededor del año 3000 a. C. y termina el 1200 a. C. cuando se produce la ya citada invasión doria. Estos, que usaban instrumentos de hierro, mejor armados que los aqueos que poblaban Grecia, los vencieron en todas partes e impusieron paulatinamente sus rudas costumbres, en todo el territorio.

Los griegos, que a sí mismos se llamaban helenos, designaban con el nombre de Hélade a Grecia.

Los griegos se decían y creían ser autóctonos, en realidad procedían de Asia, eran parientes de los medos y de los persas, y, como ellos, pertenecían a la raza aria o indoeuropea. Las estatuas, los dibujos y las pinturas que adornan los vasos, los representan bastante corpulentos y musculosos, con miembros admirablemente proporcionados. La cara, rodeada en general de barba, era regular; la frente parecía estrecha a causa de una abundante cabellera generalmente rubia, unas veces corta y rizada, otras larga y en forma de espesos bucles que caían sobre los hombros. Los ojos eran grandes y brillantes, y los labios finos; por último, signo característico de los griegos, la nariz era recta y continuaba directamente la frente.

Los griegos daban el nombre de pelasgos a los primeros habitantes de su país. Estos labraban la tierra y se les atribuyó la fundación de las más antiguas poblaciones. Se relacionaron con los fenicios, dueños del comercio mediterráneo y organizadores de numerosas factorías en las costas, con los cuales aprendieron la navegación. Lanzándose a su vez por el mar, los pelasgos habían llegado a Egipto, donde se han encontrado inscripciones del tiempo de la XXª dinastía, quienes los mencionan con el nombre de Danaens o pueblos del mar.

Después de los pelasgos llegaron los helenos, que eran sin duda una tribu pelásgica. Entre los helenos se distinguían cuatro tribus principales, diferentes por los usos y por los giros del lenguaje. Estos eran los aqueos, los eolios, y después los dorios, pueblo de montañeses y rudos campesinos, y por último los jonios, pueblo de marinos y comerciantes. Los dorios dominaron en el Peloponeso y en Grecia continental; los jonios, en las costas del mar Egeo y en Grecia marítima.

Grecia no constituyó un Estado político único. Por el contrario, la civilización griega se desarrolló en un conjunto de pequeñas ciudades-Estados (polis) con gobiernos de carácter municipal e independiente. Estas polis eran de dimensiones muy reducidas, pues se limitaban a una ciudad y sus alrededores, poblados por unos miles de hombres libres, que generalmente se conocían entre sí y que vivían con sus familias y sus esclavos. Cada ciudad tenía sus propios dioses sin dejar por ello de venerar a las divinidades nacionales. En cada una de las ciudades se consideraban extranjeros a los ciudadanos de otras. De las numerosas ciudades de la Hélade varias se destacaron por su riqueza, cultura o por su poderosa organización militar y, de entre ellas, las más notables fueron Esparta, por el poder de su ejército, y Atenas, por su comercio, su actividad política en manos del pueblo y sobre todo, por el maravilloso desarrollo de su cultura.

ATENAS Y SUS MONUMENTOS

El siglo de Pericles (V a.C.) fue el del esplendor de Atenas. Consagró sumas importantes para embellecer la ciudad, generando, así, actividades para cada hombre. Se estimuló el florecimiento de las artes y dotó al país de monumentos cuyas ruinas provocan la admiración universal. En Atenas el lujo era público. Los artistas trabajaban para la ciudad y excesivamente poco para los particulares. Al salir de su modesta y aveces miserable morada, el ateniense paseaba orgullosamente la mirada por los templos, los pórticos y estatuas que representaban la gloria de su ciudad; le envanecía el convencimiento de que tanto el poder como las hermosas obras artísticas pertenecían a todos los ciudadanos.

Los persas conquistaron Atenas y arrasaron totalmente con la ciudad y la Acrópolis, lo cual ocasionó la ruina de muchos monumentos arcaicos -algunos fueron desenterrados de la acropolis y recuperados-. Gracias al impulso que dio Pericles, resurgió una ciudad nueva. Al pie del Acrópolis se levantan el Odeón y el teatro de Dionisio, el Templo de Teseo y el pórtico de Pecile, donde se conservaban las obras maestras de la pintura y representativas de los grandes acontecimientos de la historia nacional.

Una vasta escalera conducía a la roca sagrada, cuya entrada estaba decorada con el pórtico monumental de los Propileos. En la meseta se alzaba el templo de Atena, llamado Partenón, más lejos se llegaba al templo del rey Erecteo, en cuya tribuna las columnas están reemplazadas por seis estatuas de mujeres -Cariátides-, y la capilla de la Victoria Aptera. Una estatua colosal de la diosa Atena hecha de bronce dominaba el conjunto. Una multitud de estatuas se encontraban en las plazas y en las pendientes del Acrópolis.

Esta abundancia de monumentos grandiosos, creados en pocos años, permitió a los arquitectos griegos fijar las reglas de su arte. Se distinguieron tres géneros de construcción llamados órdenes, caracterizados por la disposición y proporción de los pilares o columnas y las formas de sus capiteles. Todos los monumentos están, en efecto, sostenidos o decorados con columnas. Ciertos pilares cuadrados y generalmente empotrados en la pared, se llamaban pilastras; a veces, en lugar de columnas o de pilastras había estatuas; estas se llamaban y siguen llamándose cariátides. Había tres órdenes de columnas: la dórica, la jónica, y la corintia.

En la columna dórica el fuste descansa directamente en el suelo del edificio y el capitel es sencillamente un tablero de piedra. Los principales templos de estilo dórico son el Teseyón y el Partenón.

La columna jónica reposa en un asiento llamado basa; el capitel está adornado con dos volutas en forma de cuernos de carnero, y en la parte superior o ábaco, con trelieves aovados. El Erecteión y el templo de la Victoria pertenecen a este orden.

La columna corintia, en fin, es posterior a las citadas. Su capitel, mucho más ornamentado, representa un ramillete de hojas de acanto.

Las

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