ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Administrador


Enviado por   •  26 de Julio de 2013  •  25.764 Palabras (104 Páginas)  •  275 Visitas

Página 1 de 104

Con dos años y nueve meses, Juan pesaba 12 kilos, vomitaba, tenía «problemas de

conducta», había ido al psicólogo, le seguían revisando en gastroenterología... Fue

entonces cuando su madre leyó la primera edición de este libro.

Nuestra vida ha cambiado por completo, ahora come incluso más que antes, y al

principio estaba un poco desorientado, como alucinado de que no le forzáramos a

terminarse el plato, incluso parecía que lo sentía, como si nos hubiéramos vuelto locos

o algo así. Come más, mejor, incluso me pide comida a deshora, el cambio fue fulmi­

nante, desde el mismo día de empezar a aplicarlo. [...]

El tema del carácter ha mejorado notablemente, pero queda mucho por hacer, por

reparar, ahora está en una etapa difícil, pues también está un poco celoso de su

hermana, pero supongo que es algo normal; pero una cosa sí que creo que le ayuda,

cada día me saco leche para él y le doy un vasito de mi leche (70 o 90 ml) con cacao,

y él ve que me la saco para él y que es la misma que toma su hermana, y creo que le

reconforta. También he notado que desde que le doy mi leche no se ha resfriado ni

una sola vez, ya hace más de un mes.

[■■■]

Me parece indignante que tanto mi hijo como mi familia hayamos tenido que pasar por

todo esto, siendo mi hijo completamente sano y normal.

Claro que leer este libro no siempre resulta tan efectivo, y si no que le

pregunten a Aurora:

Justo fue terminar de leer el libro y dejar mi hija de comer. Sigue tan alegre y feliz.

Le juro que no fue culpa de mi libro. Lo que ocurre es que Aurora lo leyó precisamente

cuando su hija tenía doce meses, y ya hemos explicado qué es lo que suele pasar a

esa edad.

TERCERA PARTE

CÓMO PREVENIR EL PROBLEMA

capítulo seis

El pecho sin conflictos

Un consejo muy claro

Como casi todos los problemas, los conflictos con los niños en torno a la

comida son mucho más fáciles de prevenir que de tratar. El título y el contenido

de este libro difícilmente atraerán la atención de las parejas embarazadas, o de

los padres de niños pequeños que todavía comen. La mayoría de mis lectores

(¿o debería decir lectoras?) serán madres desesperadas porque su hijo «no

come» desde hace meses.

Pero no pierdo la esperanza. A lo mejor está usted embarazada, o su hijo es

aún pequeño, y este libro se lo ha prestado y recomendado una amiga o

cuñada que ya pasó por ello. O tal vez piensa usted tener otro hijo, y le gustaría

no volver a pasar por lo mismo.

Esta sección contiene, por tanto, algunos consejos sobre cómo dar de comer a

su hijo sin que surjan conflictos.

El consejo no puede estar más claro:

No obligue a comer a su hijo.

No le obligue jamás, por ningún método,

bajo ninguna circunstancia, por ningún motivo.

Este consejo sólo ocupa tres líneas, y podría usted pensar que es poca cosa

para lo que ha pagado por el libro. Así que me extenderé un poco más. Pero

todo lo demás es accesorio; si en cualquier momento se pierde en mis

divagaciones y necesita volver a lo esencial, vuelva a este consejo.

Confíe en su hijo

Volvamos al principio. Tras nueve meses de espera, tiene por fin en brazos a

su hijo. ¡No se mueva! Aunque algunos se empeñarán en intentar convencerla

de lo contrario, en brazos es donde mejor está.

Para no tener conflictos desde el principio, lo principal es fiarse de su hijo. Su

hijo sabe si tiene hambre, el reloj no. La mayoría de los niños maman entre

ocho y doce veces al día, irregularmente distribuidas. Suelen tardar en cada

pecho 15 o 20 minutos en las primeras semanas, mientras aprenden, pero

hacia los dos o cuatro meses suelen mamar muy rápido, en 5 o 7 minutos o

incluso menos. Esto es lo que hace la mayoría, siempre hay alguno que bate

récords, por mucho o por poco. Si le da el pecho cuando lo pida y le deja el

tiempo que quiera, su hijo siempre tendrá la leche que necesita.

El pecho se da a demanda

En otro capítulo hemos explicado ya por qué. Recordará que los bebés

difícilmente maman con un horario regular, porque es precisamente la variación

del horario lo que les permite modificar la composición de la leche para

adaptarla a sus necesidades.

Dicen que nuestra civilización tiene miedo a la libertad; y tal vez por eso mucha

gente no acaba de aceptar eso de la lactancia a demanda, e intenta ponerle

límites. Y lo triste es que a veces los límites se ponen con tanta

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (160.9 Kb)  
Leer 103 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com