Diseño industrial

INTRODUCCION:

Desde la Revolución Industrial, momento histórico que crea las condiciones para el surgimiento del diseño industrial, esta disciplina ha contribuido al mejoramiento de diferentes aspectos de los productos empleados en la cotidianidad de la vida social. El actual posicionamiento del mercado ha sido un resultado claro de este proceso histórico, que ha dado un impulso a la producción masiva de productos con diferentes utilidades, materiales, precios y otras características, cuya adquisición es justificada y promovida a través de campañas publicitarias que invitan a un estilo de vida basado en el consumo desmedido e irreflexivo respecto a la prioridad, capacidad económica, impacto social y ambiental de su fabricación, uso y desuso.

El devenir de este proceso ha tenido impactos evidentes en las subjetividades y los proyectos individuales, las condiciones de vida de las poblaciones, y la sostenibilidad de los ecosistemas. A partir de lo anterior, surge la pregunta ética por los valores que nos permiten a nosotros como profesionales aportar al desarrollo sostenible desde el campo social, económico y ambiental, que nos habiliten para tomar distancia de una posición irresponsable que concite con la venta de productos innecesarios, de mala calidad, con alto impacto ambiental y manufacturados a partir de la explotación de seres humanos y no humanos.

JUSTIFICACIÓN:

El presente trabajo se propone reflexionar sobre los valores que debe tener un diseñador industrial en el desempeño de su actividad profesional, para aportar al desarrollo sostenible; reflexión importante dado el protagonismo y el papel que juega la disciplina en la producción de la cultura material de nuestros tiempos, y pertinente dada la urgencia de que tal producción sea respetuosa y protectora de los seres humanos y no humanos del presente y del futuro.

Puede estar compuesta de objetos que promueven un consumismo desmedido como el que actualmente tenemos, o de objetos que ayuden a transitar de hábitos de consumo desmedido a uno regulado, ético y basado sólo en lo necesario. Siendo fundamental el cuidado de los recursos.

OBJETIVO GENERAL:

Promover el reconocimiento de la importancia y la vigencia de una ética profesional de las y los diseñadores industriales, coherente con el desarrollo sostenible.

OBJETIVOS ESPECIFICOS:

• Proponer tres aspectos claves en la responsabilidad ético-social en el marco de la sostenibilidad ambiental de los profesionales de diseño industrial

• Visibilizar la importancia de el actuar diferente del diseñador industrial para no caer en las dinámicas consumistas del mercado

DESARROLLO:

El desarrollo sostenible es aquel que satisface las necesidades del presente sin comprometer las capacidades que tienen las futuras generaciones para satisfacer sus propias necesidades (ONU, XXX). En coherencia con tal definición, se reflexiona sobre la ética del diseño industrial frente a esta noción de desarrollo, integrando las ideas de Sen (2000) que promueven el desarrollo de las personas, más allá del crecimiento económico.

Estos enfoques nutren la reflexión planteada, la cual enfatiza en la forma como los diseñadores industriales abordan su papel como generadores de la cultura material y objetual de la sociedad, en el marco de un contexto mundial posmoderno^[1], gobernado por la contaminación, la sobrepoblación, el consumismo, la industrialización y una sociedad que compra objetos buscando en ellos la felicidad o suplir necesidades de prestigio, encantamiento o distinción.

Esta reflexión es desarrollada a través de tres aspectos concretos: las subjetividades y los proyectos individuales; las condiciones de vida de las poblaciones; y la sostenibilidad de los ecosistemas.

Frente al primer aspecto, es importante  resaltar que en la posmodernidad los usuarios pueden llegar a otorgar funciones diversas a los productos, las cuales atienden necesidades que van desde las más compartidas entre los seres humanos porque se relacionan con asuntos básicos de la subsistencia, hasta las más particulares que se orientan a satisfacer preferencias y gustos, muchas veces motivadas por la búsqueda de distinción social. Dependiendo de la forma como el profesional se inserte en esta lógica de necesidades infinitas, contribuirá al bienestar en los usuarios desde criterios de igualdad, o por el contrario podrá verse contribuyendo al derroche de recursos, el abuso de precios e incluso a la adquisición de productos nocivos para quienes los consumen. Además de esto, el profesional será una parte dentro de la cadena de insatisfacciones que produce el proceso de consumir y desechar, y de frustraciones y búsquedas insaciables de determinados modelos de mujer y hombre impuestos por una sociedad dominada por un mercado que busca los consumidores ni si quiera se cuestionen a la hora de comprar un producto si no que sientan una necesidad ante la que no reflexionan ni se cuestionan sobre su prioridad.

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