EL CAMINO DE LA VIDA

EL CAMINO DE LA VIDA

Una persona dijo alguna vez: “Siempre ten listas tus maletas, pues nunca sabrás a donde te llevará el camino de la vida”, y es cierto, hay que estar listos para todo, y la mejor forma de hacerlo es a través de las experiencias; éstas nos dan una lección de vida, nos ayudan a conocer el mundo y nos guían de una manera, que aún no logramos del todo comprender. Es por ello que para mí la memoria siempre ha sido el regalo de Dios más preciado, en ella guardamos celosamente los recuerdos más significativos de nuestra existencia, sean buenos o sean malos, estos nos ayudan a construir a la persona que seremos en un futuro.

Toda mi vida he sido fanática de la perfección. Cuando somos niños vemos el mundo lleno de colores, y para mí, la perfección encarnada era mi papá; con un rostro totalmente iluminado, admiraba la manera cuidadosa en la que hacia los deberes, la precisión que tenía al hacer algún corte y, obviamente, la delicadeza con la cual pincelaba un trazo. El hecho de dibujar, fue un paso innato en mí. Ahora, después de tantos años, agradezco la ayuda y el apoyo de mis padres durante tanto tiempo, la alegría a pesar de lo fatigosos que era esperarme a que saliera de clases y la disposición de la compra de materiales aunque era costoso.

En segundo año de secundaria tenía la visión de ser arquitecta, observaba la semejanza con el dibujo y me pregunte: ¿Por qué no hacerlo? En ese entonces el dibujo era para mí, un entretenimiento solitario. Cuando conocí a Raysa; una persona con una idea visionaria creativa de gran magnitud, que buscaba la expresión a través de su imaginación; mi mente dio un giro de 360°. Con el paso del tiempo las ideas y pensamientos que compartíamos fueron indelebles en mi vida, descubrí que no me gustaba la rutina, ya no veía al dibujo solo como un hobbie personal, sino como una manera de expresar mi mente al mundo.

Para todo adolescente llega un tiempo en que te preguntas: ¿Qué voy a hacer con mi vida?, es algo que nos aterroriza porque ya no es un juego, no está permitido equivocarse, es la elección del camino que quieres para ti. Y para mí fue una decisión de mucha controversia, yo deseaba encontrar cursos familiares a mi personalidad, un trabajo con nuevas experiencias cada día y relacionado a eso que amo, el dibujo. Desgraciadamente la vida no es perfecta y no pude encontrar una carrera que albergara todos estos elementos. Meditándolo mucho, las artes no eran mi vocación. A mí me encanta dibujar, me emociono cuando lo hago, pero no es algo que quisiera hacer con mi vida. Medicina es lo que quiero estudiar, pero eso no significa que voy a abandonar el dibujo, siempre será una parte de mí y yo estoy feliz de que así sea.

Para finalizar me gustaría citar una frase del escritor Mario Benedetti, la cual de alguna forma sintetiza el mensaje que intento transmitir: “Me gusta la gente que vibra, que no hay que empujarla, que no hay que decirle que haga las cosas, sino que sabe lo que hay que hacer y lo hace. La gente que cultiva sus sueños hasta que sus sueños se apoderan de su propia realidad”.

Katherine Quispe Ale

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