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El Billete


Enviado por   •  23 de Abril de 2015  •  594 Palabras (3 Páginas)  •  162 Visitas

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EL BILLETE

AUTOR ALBERTO GARCIA JIMENEZ

Una viejecita de alba cabellera, de mirar inquieto,

ansia que sus ojos ocultar no pueden,

camina despacio por frente a la verja de una casa rica;

cerca de la puerta, bronceada una placa,

de su dueño anuncia la encumbrada talla.

Los ancianos dedos nerviosos oprimen el timbre de acero,

asoma una criada -¡No está el amo en casa!- uraña le dice

cerrando de nuevo y con visible gana la lujosa puerta de la gran morada.

Entre los arriates, sobre un banco, triste, la ancianita espera.

De sus ojos caen, por el césped ruedan luminosas gotas

que el sol mañanero de iris colorea. Una brisa tenue de aromado vuelo agita las hebras con la sabia muerta de su blanco pelo,

al pasar le deja tropel de recuerdos que estremecen todo su pequeño cuerpo.

De pronto, en la calle, se cimbra un carruaje

viene un caballero de orgullosa estampa, continente altivo,

en sus manos lleva con cintas y flores paquetes de varios estilos y formas,

a su vera corre con saltos alegres, un locuaz chiquillo de amplios ojos verdes.

¡Abuelita!- exclama, ¿por qué no has venido desde aquella tarde en que me contabas la historia del niño que nació muy pobre? Y se hecha en los brazos que tiernos le invitan, y besa la frente que surcaron crueles las luchas y el tiempo.

Pero el caballero, con augusto genio, a la anciana increpa de brusca manera

-¿No te he dicho madre, que nunca me esperes en lugar visible? ¡Qué dirá la gente que al pasar te vea, pensarán mil cosas que no me convienen! Es mejor que vengas cuando ya esté en casa y llames discreta por aquella puerta que es la de los criados, así no te expongas a que mi consorte que es tan delicada, si tiene un disgusto te lo heche en cara.

-Si solo he venido, contesta la anciana- a ver como estaban, hace muchos días que no tengo noticias de tí y de mí nietecito que tanto me extraña, ya me retiraba.

-Puedes ir tranquila de nosotros madre, no nos pasa nada que tu remediaras, y cuídate mucho, no sea que un día de estos vayas a enfermar, y no andes contando esa mala historia que al niño le dices a modo de fábula.

Por ser diez de mayo, toma este billete, y dispensa mucho que esta vez siquiera no pueda invitarte a estar con

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