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El modelo de industralizacion


Enviado por   •  5 de Abril de 2017  •  Resúmenes  •  382 Palabras (2 Páginas)  •  79 Visitas

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Dos personas destinadas a quererse están unidas por un hilo rojo atado a sus dedos meñiques. Este hilo es invisible, pero llegaría el día en que todos conoceríamos a la otra persona que está al otro lado del hilo y la amaríamos profundamente.

Cuentan que hace muchos siglos, un poderoso emperador se enteró que en sus dominios vivía una bruja que era capaz de ver el hilo rojo del destino.

El emperador que estaba deseando casarse, ordenó que buscaran a la bruja. Quería saber quién estaba al otro extremo del hilo, y gracias a uno de los brebajes de la bruja, el emperador pudo ver el hilo atado por su dedo.

Comenzó a seguir el hilo hasta que llegó a un pueblo muy humilde donde vivía gente muy pobre. Llegó hasta el mercado, y vio que su hilo terminaba en el dedo de una sencilla mujer  que estaba en uno de los puestos amamantando a un bebé.

El emperador enfurecido dijo a la bruja –¿Estás insinuando que yo tengo o tendré algo que ver con esta harapienta campesina?-

-Así es, majestad- dijo la bruja. Y ante su insistencia el emperador se sintió tan ofendido y lleno de rabia que se acercó a aquella mujer y la empujó bruscamente haciendo que el bebé cayera y se hiciera una cicatriz en forma de luna en la frente. Después mandó a sus soldados a apresar a la bruja y a expulsarla del pueblo.

Pasaron veinte años y el emperador necesitaba casarse y formar una familia pues el reino necesitaba un heredero al trono. Un día sus consejeros le dijeron que en el reino vivía una muchacha muy hermosa y culta y el emperador cansado de esperar aceptó casarse con ella.

Llegó el día de la boda y aún sin conocer a la novia estaba nervioso y muy impaciente. La futura emperatriz entró despacio luciendo un precioso vestido bordado en oro y su cara cubierta con el velo. Al llegar junto al emperador, este levantó el velo y vio una cicatriz en su frente en forma de luna.

El emperador se emocionó, aquella mujer era el bebé al que años atrás había conocido. Con lágrimas en los ojos tocó la cicatriz de la muchacha y la besó.

Se casaron y fueron muy felices, pues el hilo del destino jamás se rompió entre ellos.

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