La Vida Sin Tecnologia
hassancasal0420 de Enero de 2013
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La vida sin tecnología (cuento)
Diana Dauplaise
Una noche muy normal María se sentó en la biblioteca Homer Babbage con sus dos amigas para hacer la tarea para la noche. María era una buena estudiante y siempre hizo sus entregas temprano. Las tres chicas vinieron preparadas a trabajar. María cargaba su ordenador y todos sus libros. También sus amigas trajeron un montón de libros y ordenadores para completar sus varios trabajos y ensayos. Esa noche en particular ella estaba intentando acabar un ensayo para una clase. María enchufó la cuerda para poder aprender el ordenador. De repente ella se quedó sorprendida. Sus dos amigas las preguntaron que le paso y María respondió:
—Mi ordenador se murió—con una cara de tanta lástima que las dos amigas pensaron que María iba a llorar.
Las dos amigas trataron de consolar a la pobre María. Pero María se quedó paralizada y sorprendida, ella no podía creer lo que le ha pasado a su ordenador querido. La tragedia era incomprensible. Tanta tarea y un ordenador roto.
Era verdad que el ordenador no estaba funcionando. María se quedo sorprendida, el ordenador que ella tuvo por cuatro años estaba frio y muerto como un cadáver en la biblioteca. María se atacó de los nervios. Ella no podía imaginar cómo sería posible hacer toda su tarea sin el ordenador. Todas sus amigas ofrecieron sus ordenadores para usar pero le dio mucha vergüenza a María usar un ordenador prestado. Ella se quedó hasta muy tarde en la biblioteca trabajando en su ensayo. Todas sus amigas acabaron sus trabajos y María se quedó sola.
El próximo día ella llevó el ordenador a la tienda donde se reparan ordenadores y otros aparatos de tecnología. El hombre le dijo a María:
—Su ordenador es muy viejo y probablemente no vale la cuenta repararlo sino comprar otro nuevo.
María se quedó sorprendida de nuevo, ella ni podía imaginar cuánto costaría un ordenador nuevo. En ese momento ella solo podía pensar en los miles de dólares que costaría. Pero ella lo dejó con el hombre para ver cuánto costaría repararlo. María tenía esperanza. La cosa era tan horrible, no podía ser.
María pasó una semana entera sin ordenador. Su vida era demasiado complicada. Solamente pudo trabajar en su tarea en la biblioteca donde hay ordenadores o pedir uno prestado de una amiga. Estas dos opciones eran muy inconvenientes para ella. Ella nunca pensó qué lío era vivir sin ordenador. Qué vida más terrible. María pasó cada día mirando su móvil y pensando cuándo le llamaría el hombre de la tienda para darle noticia de su ordenador enfermo. María, pensando con ansiedad, no podía controlar sus miedos. ¿Que pasa si el móvil está roto también y nunca puedo recibir la llamada del hombre de la tienda? No es tan imposible, pensó María, si una herramienta de tecnología me puede fallar, es posible que todos se pueden rebelar.
Ahora cada lugar donde María miraba ella veía una pieza de tecnología esperando su uso para rebelarse. Ella pensó, la cafetera, con su agua caliente y su cantidad de botones, todas las cosas horribles que pueden pasar. También más horrible el cepillo de dientes electrónico. ¡Qué pasa si el cepillo decide volverse loco en mi boca y me saca dos o tres dientes! María no pudo dormir por miedo. Todas las piezas de tecnología de que ella dependía le estaban dando miedo. También la cantidad de herramientas de tecnología de que ella dependía era increíble. Si María no tenía tecnología, su vida entera casi no funcionaba.
La próxima mañana ella se levantó con el timbre del móvil. Era el hombre de la tienda, ¡Tenía noticias de la ordenadora! El empezó a hablar:
—Pues María, tengo una noticia muy extraña para ti… hemos encontrado que no hay ningún
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