Las Vacas

El heroico caballo del bosque de las alegrías

Cierto día en el bosque de las alegrías, en una mañana fresca y olorosa, se encontraba un conejo escondido bajo las ramas caídas de un encino; de pronto el conejo escucho unos ruidos de veloces pasos acercándose a él, el conejo temerosos rezaba por que no fuera un cazador o un animal salvaje del bosque.

¡Ah! grito el conejo cuando sintió una pisada en su patita, era su amigo el venado, le pidió disculpas al conejo y le dijo que el solo iba a buscarlo para jugar con las mariposas y que su intención no era pisarlo.

El pobre conejito acepto las disculpas pero ya no aguantaba el dolor de su patita. Así que el venado lo tuvo que llevar cargando al lago de la salvación donde las aguas eran mágicas y curaban cualquier dolor; el conejo sumergió la pata, entonces escucho una voz que le dijo: conejo, conejo, conejo, de seguro por andar haciendo travesuras te caíste y te lastimaste la pata; era el cisne, que venía acompañado de innumerables pájaros.

Entonces el venado le conto al cisne lo que había pasado; debes tener mucho cuidado para la otra le dijo el cisne despidiéndose de sus amigos.

El conejo ya estaba curado y ya andaba jugando y brincando felizmente.

Se hizo de tarde y todos los animales del bosque de las alegrías se fueron a sus hogares.

El venado como todas las noches se iba a visitar a su amigo el búho, que cantaba a la luz de la luna, el búho platicaba y le daba consejos al venado, sabia de todos los peligros que había en el bosque, pues el búho ya tenía muchos años y conocía a todos los animales.

Entre platica y platica se apareció el sol, alumbrando una nueva mañana; los pájaros cantaban, las ardillas trepaban los arboles buscando bellotas para comer, en el cielo un águila enorme extendía sus alas, todo era felicidad en el bosque, solamente el caballo de pelo lacio y negro era el más amargado, no le gustaba nadar jugando con los demás animalitos, pero aunque no jugaba, él siempre los cuidaba y los protegía de los peligros que hubiese.

Cuando todos convivían alegremente apareció un enorme tigre con colmillos afilados y un rostro no muy amigable; todos los animalitos se escondieron detrás del caballo.

El tigre dijo: Miren nada más… después de malpasarme tanto tiempo, ahora si voy a comer muy bien.

Todos los animalitos temblaban de miedo, entonces el caballo de dijo: ¡vete de aquí tigre malvado!

El tigre le contesto: Me voy a ir pero después de haber devorado a todos tus amiguitos y a ti.

El caballo molesto levanto las dos patas delanteras y relincho para que el tigre le temiera y se fuera.

El

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