ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

La Vaca


Enviado por   •  21 de Agosto de 2014  •  Síntesis  •  6.766 Palabras (28 Páginas)  •  229 Visitas

Página 1 de 28

La Vaca Una Metáfora sobre como vencer el conformismo y la mediocridad Por: Camilo Cruz, Ph.D PrólogoDebo confesar que esta historia de la vaca la escuché por primera vez en un vuelo deNueva York a Buenos Aires, de una encantadora dama que por fortuna le correspondió elasiento del lado. Para quien nunca ha realizado este vuelo, quiero decirle que duraaproximadamente nueve horas y sale cerca de las nueve de la noche; así que a eso de lamedia noche hasta ahora estás terminando de cenar.En estos vuelos tan largos, generalmente terminas hablando con la persona que tienes a tulado, para tratar de acortar el tiempo de alguna manera. Así que después de hablar sobrenuestras profesiones, la familia y lo mucho que debíamos viajar, y después delacostumbrado intercambio de tarjetas de negocios, comenzamos a hablar del trabajo quenos llevaba a Argentina.Por alguna razón, cuando escuchan que eres escritor, algunas personas se inspiran paracompartir anécdotas, hablarte de sus libros favoritos, o dejarte saber la historia o el libroque más los conmovió, lo cual para mí siempre ha sido un fabuloso caudal de nuevasideas.Así que allí, en medio del confort de un moderno Boeing 777, mientras sobrevolábamosalgún lugar de la parte norte de nuestro continente, a eso de la una de la mañana, escuchépor primera vez la historia de la vaca. Debo agregar que desde aquella vez, yespecialmente desde que comencé a compartirla en mis charlas, he escuchado diferentesversiones de esta historia.Lo interesante es que cuando ella me la contó, la historia no duró más de dos o tresminutos. Sin embargo, después de haberla relatado un par de docenas de veces me hedado cuenta que cada vez se pone mejor. Es como una serie televisiva, que en cadacapítulo, aparecen nuevos personajes, la historia se alarga unos minutos más, surgennuevas enseñanzas y se torna mucho más compleja.Así que después de haberla compartido miles de personas en varios países, durante unade mis presentaciones, alguien se me acercó y me pidió si podía mandarle por e-mail lahistoria de la vaca.

Debo admitir que en aquella ocasión, me había tomado poco más de dos horas contar lahistoria. Así que decidí hacer algo mejor que enviarle un e-mail. Decidí -de una vez portodas- escribir la trágica historia de la vaca. Por supuesto, que lo que estoy presentandoaquí es mi versión de historia de la vaca. Debo advertir que todo parecido con hechos opersonajes reales es pura coincidencia (aunque totalmente intencionado).A título personal, yo creo que la historia de la vaca es sobre cómo deshacernos deaquellos hábitos y creencias que nos mantienen atados a la mediocridad. No obstante,deseo que sea el lector quien decida qué enseñanza quiere derivar de esta metáfora. Yaunque, es posible que a esta altura, aún le sea imposible entender el significado de lasiguiente afirmación, si encuentra que no aprendió nada... ¡Esa es su vaca!Capítulo uno - La historia de la vacaLa historia cuenta que un viejo maestro deseaba enseñar a uno de sus discípulos por quémuchas personas viven atadas a una vida de mediocridad y no logran superar losobstáculos que les impiden triunfar. No obstante, para el maestro, la lección másimportante que el joven discípulo podía aprender era observar lo que sucede cuandofinalmente nos liberamos de aquellas ataduras y comenzamos a utilizar nuestro verdaderopotencial.Para impartir su lección al joven aprendiz, aquella tarde el maestro había decidido visitarcon él algunos de los lugares más pobres y desolados de aquella provincia.Después de caminar un largo rato encontraron la que consideraron la más humilde detodas las viviendas.Aquella casucha a medio derrumbarse, que se encontraba en la parte más distante deaquel caserío, debía ser -sin duda- alguna la más pobre de todas. Sus paredesmilagrosamente se sostenían en pie, aunque amenazaban con derribarse en cualquiermomento; el improvisado techo dejaba filtrar el agua, y la basura y los desperdicios que seacumulaban a su alrededor daban un aspecto decrépito a la vivienda. Sin embargo, lo mássorprendente de todo era que en aquella casucha de 10 metros cuadrados pudiesen vivirocho personas. El padre, la madre, cuatro hijos y dos abuelos se las arreglaban paraacomodarse en aquel lugar.Sus viejas vestiduras y sus cuerpos sucios y malolientes eran prueba del estado deprofunda miseria reinante.Curiosamente, en medio de este estado de escasez y pobreza total, esta familia contabacon una posesión poco común en tales circunstancias: una vaca. Una flacuchenta vacaque con la escasa leche que producía, proveía a aquella familia con el poco alimento dealgún valor nutricional. Pero más importante aún, esta vaca era la única posesión materialde algún valor con que contaba aquella familia. Era lo único que los separaba de la miseriatotal.Y allí, en medio de la basura y el desorden, pasaron la noche el maestro y su novatodiscípulo. Al día siguiente, muy temprano y sin despertar a nadie, los dos viajeros se

dispusieron a continuar su camino. Salieron de la morada y antes de emprender la marcha,el anciano maestro le dijo a su discípulo: “Es hora de que aprendas la lección que hasvenido a aprender”.Sin que el joven pudiese hacer nada para evitarlo, el anciano sacó una daga que llevabaen su bolsa y degolló la pobre vaca que se encontraba atada a la puerta de la vivienda,ante los incrédulos ojos del joven.Maestro, dijo el joven: “¿Qué has hecho? ¿Qué lección es ésta, que amerita dejar a estafamilia en la ruina total? ¿Cómo has podido matar esta pobre vaca, que representaba loúnico que poseía esta familia?”Haciendo caso omiso a los interrogantes del joven, el anciano se dispuso a continuar lamarcha, y maestro y discípulo partieron sin poder saber qué suerte correría aquella familiaante la pérdida de su única posesión.Durante los siguientes días, una y otra vez, el joven era confrontado por la nefasta idea deque, sin la vaca, aquella familia seguramente moriría de hambre.Un año más tarde, los dos hombres decidieron regresar nuevamente por aquellossenderos a ver qué suerte había corrido aquella familia. Buscaron la humilde posadanuevamente, pero en su lugar encontraron una casa grande. Era obvio que la muerte de lavaca había sido un golpe demasiado fuerte para aquella familia, quienes seguramentehabían tenido que abandonar aquel lugar y ahora, una nueva familia, con mayoresposesiones, se había adueñado de aquel lugar y había construido una mejor vivienda.¿Adónde habrían ido a parar aquel hombre y sus hijos? ¿Qué habría sucedido con ellos?Todo esto pasaba por la mente del joven discípulo mientras que, vacilante, se debatíaentre tocar a la puerta y averiguar por la suerte de los antiguos moradores o continuar elviaje y evitar confirmar sus peores sospechas.Cual sería su sorpresa cuando del interior de aquella casa salió el hombre que un añoatrás le diera morada en su vivienda. ¿Cómo es posible? preguntó el joven. Hace un añoen nuestro breve paso por aquí, fuimos testigos de la profunda pobreza en que ustedes seencontraban. ¿Qué ocurrió durante este año para que todo esto cambiara?Ignorante del hecho de que el discípulo y su maestro habían sido los causantes de lamuerte de su vaca, el hombre relató cómo, coincidencialmente, el mismo día de su partida,algún maleante, envidioso de su vaca, había degollado salvajemente al animal.El hombre continuó relatándole a los dos viajeros cómo su primera reacción ante la muertede la vaca había sido de desesperación y angustia. Por mucho tiempo, la vaca había sidosu única fuente de sustento. El poseer esta vaca le había ganado el respeto de sus menosafortunados vecinos, quienes envidiaban no contar con tan preciado bien.Sin embargo, continuó el hombre, poco después de aquel trágico día, decidimos que amenos que hiciéramos algo, muy probablemente, nuestra propia supervivencia estaría enpeligro. Así que decidimos limpiar algo del terreno de la parte de atrás de la casucha,conseguimos algunas semillas y decidimos sembrar vegetales y legumbres con los quepudiésemos alimentarnos.

Después de algún tiempo comenzamos a vender algunos de los vegetales que sobraban ycon este dinero compramos más semilla y comenzamos a vender nuestros vegetales en elpuesto del mercado. Así pudimos tener dinero suficiente para comprar mejoresvestimentas y arreglar nuestra casa. De esta manera, poco a poco, este año nos ha traídouna vida nueva.El maestro, quien había permanecido en silencio, prestando atención al fascinante relatodel hombre, llamó al joven a un lado y en voz baja le preguntó:¿Tú crees que si esta familia aún tuviese su vaca, estaría hoy donde ahora se encuentra?Seguramente no, respondió el joven.¿Si ves? Su vaca, fuera de ser su única posesión, era también la cadena que los manteníaatados a una vida de mediocridad y miseria.Al no contar más con la falsa seguridad que les proveía el sentirse poseedores de algo, asíno fuese más que una flacuchenta vaca, debieron tomar la decisión de buscar algo más.En otras palabras, la misma vaca que para sus vecinos era una bendición, les había dadola sensación de poseer algo de valor y no estar en la miseria total, cuando en realidadestaban viviendo en medio de la miseria.Así es cuando tienes poco. Lo poco que tienes se convierte en un castigo, ya que no tepermite buscar más. No eres feliz con ello, pero no eres totalmente miserable. Estásfrustrado con la vida que llevas, más no lo suficiente como para querer cambiarla.¿Ves lo trágico de esta situación?Cuando tienes un trabajo que odias, que no suple tus necesidades económicas mínimas yno te trae absolutamente ninguna satisfacción, es fácil tomar la decisión de dejarlo ybuscar uno mejor. No obstante, cuando tienes un trabajo del cual no gustas, que suple tusnecesidades básicas pero no te ofrece la oportunidad de progresar; que te ofrece ciertacomodidad pero no la calidad de vida que verdaderamente deseas para ti y tu familia, esfácil conformarte con lo poco que tienes.Muchos de nosotros también tenemos vacas en nuestra vida. Ideas, excusas yjustificaciones que nos mantienen atados a la mediocridad, dándonos un falso sentido deestar bien cuando frente a nosotros se encuentra un mundo de oportunidades pordescubrir. Oportunidades que sólo podremos apreciar una vez hayamos matado nuestrasvacas.Capítulo dos - Definamos la vacaLa vaca simboliza todo aquello que te mantiene atado a la mediocridad.Una vaca puede ser una excusa.Una vaca también puede ser un pensamiento irracional que te paraliza y no te deja actuar.En ocasiones las vacas toman la forma de falsas creencias que no te permiten utilizar tupotencial al máximo.

Las justificaciones, por lo general, son vacas. Éstas son explicaciones que has venidoutilizando para justificar por qué estás dónde estás, a pesar de que no quisieras estar ahí.Como ves, las vacas pueden adoptar diferentes formas y disfraces que las hacenperceptibles en mayor o menor grado. En general, toda idea que te debilite, que o que tedé una salida para eludir la responsabilidad por aquello que sabes que debes hacer, esseguramente una vaca.Las excusas son las vacas más comunes. Éstas no son más que maneras cómodas deeludir nuestras responsabilidades y justificar nuestra mediocridad buscando culpables poraquello que siempre estuvo bajo nuestro control.Sólo tres cosas son ciertas acerca de las excusas:Si verdaderamente quieres encontrar una excusa, ten la plena seguridad que laencontrarás.Cuando comiences a utilizar esta excusa (vaca), ten la total certeza que encontrarásaliados. ¡Sí! Vas a encontrar personas que la crean y la compartan. Ellas te van a decir, “yosé cómo te sientes porque a mí me sucede exactamente lo mismo”.La tercera verdad acerca de las excusas es que una vez las des, nada habrá cambiado entu vida. Nada habrá cambiado acerca de tu realidad. Tu mediocridad seguirá ahí, elproblema que estás evitando enfrentar mediante el uso de esa excusa permanecerá igual.No habrás avanzado hacia su solución, por el contrario, habrás retrocedido.Las excusas son una manera poco efectiva de lidiar con el peor enemigo del éxito: Lamediocridad.Cierto tipo de pensamientos se convierten en vacas porque no nos dejan actuar y nosparalizan. Muchas veces son ideas que hemos venido repitiendo sin saber por qué.Ideas que escuchas de otras personas y la repetición y el tiempo las han convertido endichos populares que no son más que mentiras revestidas de una fina capa de algo que seasemeja a la verdad.Un ejemplo de esto es la tan común idea de: “Yo soy una persona realista”. ¿Si ves? Si lepreguntas a una persona positiva si ella es optimista, con seguridad te dirá que sí.No obstante, si le preguntas a una persona negativa si ella es pesimista, seguramente teresponderá algo así: “Yo no soy pesimista, yo simplemente soy realista”. Si te das cuenta,éste es un pensamiento que no sólo te impide ver tu propio pesimismo, sino que programaqué logras ver y no ver del mundo que te rodea.El pesimista vive en un mundo negativo y deprimente, mientras que el optimista vive en unmundo positivo y lleno de oportunidades. Sin embargo, los dos están viviendo en el mismomundo. Las diferencias que ellos observan son sólo el resultado de sus pensamientosdominantes.

Los pesimistas, por ejemplo, tienden a reaccionar negativamente ante todo, casi demanera automática. Su visión de la vida y sus expectativas son casi siempre pobres.No obstante, ningún bebé nace con una actitud negativa, éste es un comportamientoaprendido o socialmente condicionado por el medio. Todos los días programamos nuestramente para el éxito o para el fracaso, muchas veces de manera inconsciente.La buena noticia es que así en el pasado hayamos permitido que nuestro entorno, oaquellas personas que se encuentran a nuestro alrededor, nos hayan condicionado para elfracaso, hoy podemos cambiar de actitud y reprogramar nuestra mente para el éxito.Los pensamientos negativos son vacas que no sólo te mantienen atado a la mediocridad,sino que poco a poco destruyen tu vida. Generan fuerzas y sentimientos nocivos dentro deti, que suelen manifestarse en males y aflicciones en el cuerpo, tales como úlceras, malesdel corazón, hipertensión, problemas digestivos, migrañas y otras aflicciones.Sin embargo, nadie nace con estas emociones y sentimientos negativos; ellas son vacasque inadvertidamente adoptamos a lo largo de nuestra vida. Los hemos aprendido yprogramado en el subconsciente y las consecuencias son desastrosas. Los pensamientoshostiles y de enojo, por ejemplo, suben la presión arterial, mientras que el resentimiento yla tristeza debilitan el sistema inmune del cuerpo.¿Te has dado cuenta cómo aquellas personas que constantemente se quejan por todo,son las mismas que suelen enfermarse constantemente? Martín Seligman, profesor de laUniversidad de Pennsylvania, asevera que el sistema inmunológico de la personapesimista y negativa no responde tan bien como el de la persona optimista y positiva.Los pesimistas sufren de más infecciones y enfermedades crónicas.Un estudio realizado por la Universidad de Harvard demostró que aquellas personas que alos 25 años de edad ya exhibían una actitud pesimista, habían sufrido en promedio unmayor número de enfermedades serias a la edad de los 40 y 50 años.En otro estudio realizado con 57 mujeres que sufrían de cáncer del seno y quienes habíanrecibido una mastectomía, un grupo de investigadores del hospital King’s College deLondres, encontró que siete de cada diez mujeres de aquellas que poseían lo que losdoctores llamaban un "espíritu de lucha” diez años más tarde aún vivían vidas normales,mientras que cuatro de cada cinco de aquellas mujeres que en opinión de los doctores"habían perdido la esperanza y se habían resignado a lo peor"; poco tiempo después dehaber escuchado su diagnóstico, habían muerto.Así que como ves, muchas de estas vacas nos pueden estar robando nuestra vida.Otros ejemplos de vacas pueden ser ideas como: “no se puede confiar en nadie” o “con lafamilia es mejor no hacer negocios”.También hay vacas en los adagios populares que adoptamos como si fueran fórmulasinfalibles de sabiduría, pero que no son más que ideas erradas que no nos dejan avanzar.Dichos como: “Perro viejo no aprende nuevos trucos”, que pretenden hacerte creer queexiste una edad después de la cual es imposible aprender algo nuevo, terminan por

enceguecernos ante la grandeza de nuestra propia capacidad de aprender.Ahora bien, las vacas más recurrentes, y las que peores resultados traen a nuestras vidas,son las falsas creencias. La razón es muy sencilla: estas limitaciones son falsas, pero túlas crees verdaderas, y al creerlas ciertas, no ves la necesidad de cambiar nada en tu vida.¿Te das cuenta del peligro que representan estas vacas?Por ejemplo, si en tu mente reposa la creencia de que no puedes triunfar porque nocontaste con la buena fortuna de haber asistido a la escuela, con seguridad esta idearegirá tu vida, tus expectativas, decisiones, metas y manera de actuar. Esta falsa creenciase convertirá en un programa mental que desde lo más profundo de tu subconscienteregirá todas tus acciones.¿Cómo llegan estas ideas (vacas) a convertirse en creencias limitantes? Observa lamanera tan sencilla como esto ocurre. La persona saca deducciones erradas a partir depremisas equívocas que ha aceptado como ciertas. Algo como: “Mis padres nunca fueron ala escuela... Mis padres no lograron mucho en la vida... Yo tampoco fui a la escuela... Yotampoco lograré mucho con mi vida”.¿Ves los efectos tan devastadores que pueden tener estas generalizaciones que nosotrosmismos nos hemos encargado de crear con nuestro diálogo interno?Podemos crear uno de los más autodestructivos círculos viciosos, ya que entre másincapaces nos veamos nosotros mismos, más incapaces nos verán los demás. Nostratarán como incapaces, lo cual sólo confirmará lo que ya sabíamos de antemano: loincapaces que somos.Lo cierto es que el hecho de que tus padres no hayan logrado mucho puede no tener nadaque ver con haber ido o no a la escuela. Inclusive, aunque así fuera, eso no significa quecontigo vaya a suceder lo mismo, o que tu no puedas cambiar esa situación.Así que cuestiona toda creencia que exista en tu vida. No aceptes limitaciones sincuestionar si son ciertas o no. Recuerda que siempre serás lo que creas ser. Si crees quepuedes triunfar, seguramente lo harás. Si crees que no lo lograrás, ya has perdido. Es tudecisión.Las justificaciones son otro tipo de vaca que te paralizan y no te dejan actuar. La razón esmuy sencilla: mientras puedas justificar algo, no te verás en la necesidad de remediarlo.Mira como suena este tipo de vaca: “Yo sé que debería compartir más con mis hijos, perola verdad es que llego demasiado cansado del trabajo. Después de todo, con el trabajo lesestoy mostrando que los amo, así que no hay mucho que pueda hacer”.A simple vista esta vaca parece real y quizás algunos de los lectores que la estáncargando pueden estar pensando lo mismo. Pero lo cierto es que todos nosotros podemosemplear más tiempo con nuestros hijos.Si ésta es tu vaca, sé creativo e ingéniate la manera de involucrar tus hijos en algunas detus actividades; busca compartir el tiempo con ellos durante las comidas, pregúntalessobre su día antes que se vayan a la cama, organiza actividades recreativas durante losfines de semana que te permitan crece cerca de ellos. No basta proveerles sus

necesidades básicas a costa de privarlos de tu afecto. Sin embargo, la justificación anteriorhace que esta situación no te parezca tan mal. Es más, es posible que comiences asentirte como la víctima de dicha situación. ¿Ves lo peligrosa que es esta vaca?Otra excusa (vaca) que usualmente escucho para justificar esta misma situación es lasiguiente: “Lo importante no es la cantidad de tiempo que pase con ellos, sino la calidad.”Esta es una vaca terrible, ya que justifica y hasta invita a pasar menos tiempo con ellos.¿Ves lo peligroso de esta vaca? Porque lo cierto es que en nuestra relación con nuestroshijos la cantidad de tiempo que pasemos con ellos es tan importante como la calidad. Esmás, si yo tuviese que elegir una de ellas, elegiría cantidad.¿Por qué puede un ser humano mantener una vaca en su vida a pesar de saber que leestá privando de vivir una vida plena y feliz? Parece ilógico mantener algo que va endetrimento de nuestra propia vida.Muchas personas no son conscientes de las vacas que tienen; otras son conscientes deellas, pero, igual, las siguen cuidando y alimentando, ¿por qué? Por una sencilla razón,porque las vacas nos proveen una zona de confort, una excusa.Por lo general las vacas depositan la culpabilidad por nuestra situación fuera de nosotrosmismos. La culpa de nuestra mala suerte es de otras personas, de las circunstancias o deldestino. Sin ninguna vaca que justifique nuestra mediocridad, no seríamos más que unosincapaces de aceptar la responsabilidad por nuestro éxito. Sin embargo, la vaca nosconvierte en personas con buenas intenciones, a quienes infortunadamente la suerte no leha sonreído y nos convertimos en víctimas del destino.Entonces, como ves, la mediocridad es peor que el fracaso total. Éste al menos te obliga aevaluar otras opciones. Cuando has tocado fondo, y te encuentras en el punto más bajo detu vida la única opción es subir.Con el conformismo sucede todo lo contrario, puesto que éste engendra mediocridad y asu vez, la mediocridad perpetúa el conformismo. Es ciertamente un círculo viciosoautodestructivo. El gran peligro de la mediocridad es que es aguantable, es vivible. Laabsoluta miseria, el fracaso total, el fondo, te obliga a tomar cualquier tipo de acción, ycuando estás en dicha situación, cualquier acción es mejor que no actuar.Capítulo Tres - Algunas de las vacas más comunesLas vacas vienen en varias categorías. A continuación quiero compartir algunas de lasvacas más comunes que he encontrado. No las escribo aquí para que las adoptes, sinopara que identifiques las tuyas y te deshagas de ellas.Vacas “justificadoras de la mediocridad”:Yo estoy bien... Hay otros en peores circunstancias.Odio mi trabajo, pero hay que dar gracias que por lo menos lo tengo.No tendré el mejor matrimonio del mundo, pero por lo menos no estamos peleando todoslos días.

No tendremos mucho, pero al menos no nos falta la comida.Apenas pasé el curso, pero por lo menos no lo perdí. Quizás es hora de aceptar que nosoy tan inteligente como los demás.Las vacas de “la culpa no es mía”:Para la poca educación que tuve no me ha ido tan mal. Lástima que mis padres nohubiesen tenido más visión.Si mis padres no se hubiesen divorciado, quizás me hubiese ido mejor.Así era mi madre, lo mío es genético.Mi problema es que mi esposo no me apoya.Mi problema es que mi esposa es muy negativa.Es que en este país no hay apoyo para el empresario.Yo tengo buenas intenciones pero con esta economía pues... ni modos.Lo que sucede es que no tuve profesores que me motivaran a salir adelante.Las vacas de las falsas creencias:Como mi papá era alcohólico, con seguridad para allá voy yo.Pues yo no he querido tener mucho dinero porque el dinero corrompe.Entre más tiene uno, más esclavo es de lo que tiene.Los ricos son infelices y entre más tienen, menos contentos están con lo que tienen.Las vacas que buscan excusar lo inexcusable:Es que no me queda ni un minuto libre.Quisiera leer más, pero no tengo tiempo.Lo que pasa es que a las mujeres nos toca el doble de difícil que a los hombres.Es que no quiero empezar hasta no estar absolutamente seguro.Es que no quiero empezar hasta que no sepa cómo hacerlo perfectamente.Las vacas de la impotencia:Lo que sucede es que yo nunca he sido bueno para eso.Es que el éxito no es para todo el mundo.Lamentablemente lo mío es genético. No hay nada que yo pueda hacer.Lo que uno no aprende de pequeño es muy difícil quererlo aprender de grande.

Mi problema es que soy muy tímida. Creo que esto es de familia ya que mi madre tambiénera así.Las vacas filosofales:No he actuado, porque yo soy de los que cree que si vamos a hacer algo, o lo hacemosbien o no lo hacemos... y en este momento no creo poderlo hacer tan bien como quisiera.Si Dios quiere que triunfe, Él me mostrará el camino. Hay que esperar con paciencia.¿Qué se puede hacer? Unos nacieron con buena estrella y otros nacimos estrellados.Las vacas del autoengaño:El día en que decida que quiero dejar de fumar, lo dejo sin ningún problema. Lo que pasaes que no he querido.No es que a mí me guste dejar todo para el último minuto, lo que sucede es que yo trabajomejor bajo presión.Lo importante no es ganar sino haber tomado parte en el juego. (¡Que vaca!)Capítulo Cuatro - Los orígenes de las vacasLas vacas con que cargamos a cuestas no se generan porque deliberadamente noshayamos puesto en la tarea de aprenderlas. Es más, tan absurdo como pueda parecer,ellas son el resultado de intenciones positivas. Detrás de todo comportamiento, sinimportar que tan autodestructivo pueda parecer, subyace una intención positiva connosotros mismos. Nosotros no hacemos cosas simplemente por causarnos daño, sinoporque creemos que de alguna manera estamos derivando un beneficio de ello.Por ejemplo, la persona cuya vaca es: “El día en que decida que quiero dejar de fumar, lodejo sin ningún problema. Lo que pasa es que no he querido”, utiliza este autoengaño paraproteger su baja autoestima y ocultar su incapacidad para deshacerse de dicho vicio.Su vaca le da cierta sensación de que está en control de su vicio y no su vicio en control deella. ¿Te das cuenta del peligro de una vaca como esta? Literalmente puedes cargar coneste vicio toda tu vida, sin nunca sentirte mal de tu impotencia para corregirlo.Muchas de las creencias limitantes que arrastramos con nosotros a lo largo de nuestravida, han sido el resultado de buenas intenciones. Observa lo fácil que se adquiere unavaca. Digamos que esta vaca suena así: “Yo no sirvo para esto.”Esta vaca es muy común entre las personas. Mira como comienza esta vaca de maneracasi inconsciente. La persona aprende a hacer bien una tarea, una profesión o un oficio.Disfruta haciéndolo, desarrolla un talento especial para ello y después de algún tiempopiensa: “Esto es para lo que sirvo”.

¿Te das cuenta de lo que acaba de suceder? Al llegar a esta conclusión, a estarealización, sin quererlo la persona comienza a pensar que quizás, ese es su talento, sullamado en la vida, su verdadera y única vocación. Asume que en ninguna otra área podráser tan efectiva como en ésta, y deja de buscar su desarrollo en otras áreas. Comienza adar excusas (vacas), encuentra razones para explicar sus limitaciones, hace afirmacionestales como:Yo no sirvo para eso.Yo siempre he sido así.No nací con el talento para aquello.No tengo el cuerpo que se necesita para eso.No poseo la personalidad adecuada.Y así, inadvertidamente crea limitaciones que no le permiten expandir su potencial.Pero el problema no son las personas, sino sus programas mentales, sus pensamientos.¿Si ves? Estas son vacas, porque no es que creas que no eres bueno para nada. Lo quecrees es que eres bueno para un sola cosa y que lo demás, no es algo para lo cual tengasun talento innato.Tu vaca de: “para esto es que soy bueno”, te da cierto sentido de tranquilidad, porquesabes que por lo menos para una cosa eres bueno. Pero lo cierto es que tú tienes lacapacidad de ser bueno para muchas otras cosas. Sin embargo, nunca lo vas a descubrir amenos que mates tu vaca de “para esto es que sirvo”.Otras limitaciones (vacas) son el resultado de experiencias pasadas que ya no tienenvalidez. A lo mejor, cuando tenías seis años te pidieron que pasaras a recitar una poesíafrente a la clase y tu profesor se rió, o algunos compañeros se burlaron de ti, lo cual, comoes de esperarse, te hizo sentir mal y desde ese momento dejaste de recitar o hablar enpúblico, para evitar pasar por más vergüenzas frente a tus compañeros de clase y paraevadir las críticas de los demás.Después de muchos años de permitir que esta vaca creciera y se engordara en el establode tu mente, llegaste a aceptar que hablar en público no era una de tus aptitudes, que notenías el talento para hacerlo.Hoy, con cuarenta años de edad, cuando alguien te pide que realices una brevepresentación en tu trabajo, o que hables cinco minutos del proyecto en el cual estástrabajando, tú dices: “Mira, pídeme que redacte todo el trabajo, si deseas lo escribo y loimprimo, o si quieres realizo toda la investigación necesaria, pero no me pidas que me parefrente al grupo (que son seis personas) y hable, así solo sean cinco minutos, porque enese campo mis habilidades son cero”.Es posible que lleves más de treinta años sin tratar de hacerlo, pero tú asumes que tusaptitudes para hacerlo deben ser las mismas que cuando tenías seis años, lo cual esabsurdo, por supuesto.

Así permitimos muchas veces que una vaca que se encuentra en nuestra mente hacemuchos años y que hoy posiblemente no tenga ninguna validez, nos diga qué podemoshacer y qué no.Lo que quiero que entiendas es que muchas de las limitaciones (vacas) que tienes en estemomento no son físicas, ni tienen que ver con tu capacidad mental, tus dotes o tustalentos, sino con creencias limitantes, que en su mayoría son ideas erradas acerca de tuverdadero potencial y de lo que es o no es posible.Recuerda que toda idea errada que mantengamos en nuestro subconsciente por largotiempo y validemos con nuestras acciones, se convierte en una forma de auto-hipnosis.Esto es precisamente lo que detiene a muchas personas para triunfar. A través de estaforma de auto-hipnosis ellas han archivado en su mente toda una serie de falsas creenciase ideas que, quizás en algún momento fueron válidas, pero ahora ya no lo son. Sinembargo, puesto que aún no han sido borradas, continúan ejerciendo su efecto limitador.Capítulo Cinco - Cuando nuestras vacas han sido regalos de otras personas.Curiosamente, muchas de las vacas que nos mantienen atados a una vida mediocre hansido obsequios de otras personas. Muchos de nosotros, con frecuencia caemos víctimasde las influencias negativas de otras personas; aceptamos su programación negativa(vaca) sin cuestionamientos. Al hacer esto, permitimos que siembren en nuestra mentefalsas creencias que nos limitan física, emocional e intelectualmente.Estas ideas han sido programadas por nuestros padres, profesores, familiares, amigos, oinclusive por perfectos desconocidos. Y lo único que ellas logran es hacernos creer quesomos personas comunes y ordinarias, razón por la cual, hoy les resulta difícil creer queposeemos el potencial necesario para triunfar.Es como si los fracasos del pasado hubiesen cerrado para siempre las puertas de laoportunidad de éxitos futuros. Sin embargo, ten presente que el futuro no tiene que serigual al pasado. Tú siempre puedes cambiar, aprender y crecer. Tristemente, cuando lamayoría de nosotros nos graduamos de la escuela secundaria ya hemos sido casi quetotalmente programados para la mediocridad. Sé que suena duro, pero es cierto, y lo peorde todo es que de ahí en adelante nos acompaña una tendencia casi inalterable a aceptarla mediocridad en todas las áreas de nuestra vida.Expresiones como: Tengo una relación de pareja infeliz, pero yo creo que así deben ser todos los matrimonios. Quisiera empezar una nueva carrera, pero ya estoy demasiado mayor para ello. Además, jamás hice otra cosa. Odio mi profesión, pero debo estar agradecido que por lo menos tengo trabajo. Tengo un pésimo estado físico, pero según escucho en los medios, así está la mayoría de las personas.

Todas estas expresiones denotan una aceptación de la mediocridad como alternativaviable. Terminamos por aceptar matrimonios que andan bien en lugar de buscar unarelación de pareja espectacular, porque desde pequeños hemos aprendido que losmatrimonios espectaculares no existen, son casi imposibles, o si se dan, pues otra cosaseguramente va a andar mal. Y así muchas parejas viven durante años y hasta décadas,en matrimonios mediocres porque no creen que puedan hacer algo para cambiar esasituación.Si desde temprana edad escuchaste en casa que querer tener más era señal de codicia yproducía infelicidad y que lo más prudente era contentarse con lo poco que uno tenía,porque era mejor tener poco y ser feliz que querer tener mucho y ser infeliz, pues no tesorprenda que hoy tengas poco.La repetición constante de expresiones como éstas, pronto se las convierte en programasmentales que dirigen tu manera de pensar y actuar. Y recuerda que el hecho de que tuspadres hayan elegido vivir su vida de acuerdo a estas premisas limitantes, no significa quetú debas hacer lo mismo.Capítulo Seis - Cómo matar nuestras vacasLas vacas no existen en la realidad, sólo en el pensamiento. En otras palabras, las vacasno son realidades físicas sino ideas que albergas en tu mente. Si tú crees que tu vaca es tuesposo, o tu padre u otra persona, estás equivocado. Tu vaca no es esa persona, tu vacaes una idea o un concepto que puedas tener sobre esta persona.Digo esto, porque en una conferencia, una señora se acercó a mí y me dijo: “Dr. Cruz ¡mivaca es mi esposo!” Yo le pregunté el por qué de tal afirmación. Ella me respondió: “Yo nohe podido hacer nada con mi vida, porque mi esposo no me apoya”.Así que le respondí: Tu vaca no es tu esposo, tu vaca es creer que sin el apoyo de tuesposo no serás capaz de hacer algo con tu vida, lo cual es absurdo.¿Si ves? Esta idea es una vaca justificadora que no sólo te provee con una excelenteexcusa para no hacer nada, sino que te sitúa en el papel de víctima, como mencionábamosanteriormente. Digo que es una vaca, porque si lo que decidas hacer con tu vida, dependede que cuentes o no con el apoyo de otras personas, pues vas a lograr muy poco.Así que es importante entender que las vacas sólo existen en el pensamiento. De maneraque cuando hablo de matar la vaca, me refiero a eliminar una excusa, cambiar un hábito oestablecer un nuevo comportamiento en nuestra vida. En otras palabras, cambiar nuestramanera de pensar y actuar.¿Cómo podemos deshacernos de nuestras vacas? Es simple, lo único que necesitamoshacer es despertar a la realidad de que quizás los programas y creencias que han guiadonuestras acciones y expectativas no son los correctos. Debemos darnos cuenta que esposible que hayamos sido programados para aceptar la mediocridad. Es preciso tomar ladecisión de no continuar viviendo una vida de negación, pretendiendo que todo está bien eidentificar aquellas vacas que nos están deteniendo en nuestro camino al éxito.

El siguiente paso es entender que a pesar de haber sido programados para la mediocridad,hemos sido creados para la grandeza; que a pesar de ser personas comunes y ordinariaspodemos lograr cosas extraordinarias. Es abrir nuestra mente a la posibilidad de cambiar ycrecer. Es entender que nuestro futuro no tiene por qué ser igual a nuestro pasado y quees posible cambiar y construir así un nuevo futuro: ¡Libre de vacas!Pasos para matar las vacas:Identifica tu vaca.No espere que ellas te salten al frente, esperando ser sacrificadas. Este primer paso esuno de los más difíciles, ya que a nadie le gusta aceptar que tiene vacas. ¿Te has dadocuenta como las vacas de otros son excusas absurdas que vergonzosamente buscanjustificar lo injustificable, mientras que las vacas propias son circunstancias verdaderas queilustran lo injusto de una situación en la cual nosotros somos las víctimas?Anteriormente decía que las vacas sólo existen en el pensamiento. No obstante, ellassuelen manifestarse en nuestros comportamientos y nuestros hábitos. Así que este primerpaso requiere que tomes un pedazo de papel y durante la siguiente semana tengas tusantenas puestas para detectar la aparición de cualquier vaca en tu vida. Recuerda que lasvacas siempre vendrán disfrazadas de excusas, justificaciones, pretextos, mentiras,disculpas, evasivas, escapatorias, falsas creencias, limitaciones y miedos.Puedes utilizar la lista del capítulo tres para aprender a identificar tus vacas. Te digo quetomes una semana o más, porque muchas vacas las tenemos pero no somos conscientesde ellas y si tratas de sentarte a identificarlas de un solo empujón, se te van a escaparmuchas de ellas. Aunque en ocasiones sea difícil describir tus vacas, siempre lasreconocerás cuando las estés viendo.Cuando le pregunto a cualquier persona si sufre de “excusitis”, generalmente me dice queno. Sin embargo, si les pido que tomen un día y, conscientemente cuenten las veces quedieron una excusa por algo, regresan aterradas de la cantidad de excusas que dan tododía y a todo momento. Así que toma el tiempo suficiente en este primer paso.Determina las creencias que esta vaca representa.Examina tu lista y analiza que creencias limitantes o paradigmas errados yacen bajo estasexcusas. Pregúntate por qué se encuentran en tu lista. ¿Quién la puso allí? ¿Dónde lasaprendiste? Piensa si estas razones son reales o no.Muchas de estas vacas las adquirimos durante nuestros años de formación escolar,durante la niñez y adolescencia y las hemos venido cargando por tanto tiempo que hemosterminado por aceptarlas como verdades incuestionables. Una vaca clásica que adquirimosen la escuela es: “Yo no soy bueno para las matemáticas”.Si encuentras que cierta excusa, justificación o generalización que utilizas frecuentementeno representa una creencia real en tu vida, elimínala inmediatamente de tu vocabulario. Esincreíble, pero con este segundo paso podrás deshacerte de la mitad de las vacas que hoypueden encontrarse en tu mente.

Haz una lista de todas las cosas negativas que la presencia de estas vacas te estánrepresentando.Muchas veces cargamos con ciertas vacas, porque no somos conscientes de lo negativoque ellas representan. Así que para cada vaca que identificaste anteriormente quiero queescribas frente a ella todo lo que te ha costado tenerla.Escribe las oportunidades perdidas; identifica los fracasos que han sido el resultado directode tener estas vacas; detalla todas los temores irracionales que experimentas de maneracotidiana como resultado de esa vaca que vienes cargando por décadas.Si no das este paso, es posible que no sientas la necesidad imperiosa de deshacerte detus vacas. Recuerda que el ser humano está motivado por aquello que le proporcionaplacer y aquello que le proporciona dolor. A menos que sientas el dolor de estasoportunidades perdidas y este estado de mediocridad, no sentirás la necesidad de dejar tuzona de confort y matar tu vaca.Haz una lista de todos los resultados positivos que vendrán como consecuencia dematar tu vaca.Ahora quiero que por un momento te des la oportunidad de visualizar una vida libre devacas. Escribe todas las nuevas oportunidades que vendrán como resultado de matar tuvaca. ¿Qué nuevas aptitudes podrás desarrollar? ¿Qué nuevas aventuras te permitirástratar? ¿Qué nuevos sueños te atreverás a soñar y perseguir como resultado de no tenermás todas esas vacas que te mantenían atado a la mediocridad?Escribe todo esto porque lo vas a necesitar. Cuando quieras matar tus vacas te daráscuenta que no es tan fácil como parece. Deshacerte de una vaca exige disciplina,dedicación y constancia. En ocasiones te sentirás frustrado, porque caerás y tendrás quelevantarte nuevamente y empezar de nuevo. Esta lista que te estoy pidiendo que hagas, tedejará ver cuál es el premio por deshacerte de estas vacas, así que cárgala contigo a todoinstante.Define nuevos patrones de comportamiento.Muchas personas matan su vaca y se quedan con el cuero; retienen el recuerdo de estavaca. Ahora bien, como las vacas sólo existen en el pensamiento, es posible que estosrecuerdos se regeneren y engendren nuevas vacas. ¿Qué puedes hacer? Crea un nuevopatrón de comportamiento que te permita lidiar con estas vacas recurrentes en caso quealguna de ellas quiera volver a mostrar la cabeza.Frente a cada una de tus vacas escribe las acciones específicas que piensas llevar a cabopara deshacerte de ellas y también escribe cómo vas a responder en caso de que estavaca volviera a nacer. Por ejemplo, si tu vaca ha sido la excusa: “Yo no sirvo para esoporque ya estoy muy viejo”, cada vez que te sorprendas pensando o diciendo esto, quieroque interrumpas dicho pensamiento inmediatamente, y quiero que digas algo así como: “séque puedo ser muy bueno para esto, utilizaré mi experiencia y mis años para dominar estoen poco tiempo.” Si haces esto con todas tus vacas te darás cuenta que en poco tiempohabrás eliminado la mayoría de ellas, o en el mejor de los casos, todas.

Capítulo Siete – Una vida libre de vacas.Cuando matas tus vacas aceptas la totalidad de la responsabilidad por tu éxito. Teconviertes en arquitecto de tu propio destino.Querer triunfar, tener buenas intenciones y contar con grandes sueños, por si solo no teconducirá al éxito. Por cada gran idea o invención que terminó por cambiar la historia de lahumanidad, han habido miles de ideas que nunca se materializaron, porque aquellos quelas concibieron y quizás desarrollaron un plan para su logro, nunca pusieron ese plan enmovimiento. Esa fue su vaca: La falta de acción.Así que echa a rodar tus planes. No te pares a pensar en todos los problemas que puedansurgir. Muchas personas planean y ensayan su propio fracaso al malgastar una grancantidad de tiempo anticipando lo peor. Los grandes triunfadores aceptan los riesgos quegeneralmente acompañan la búsqueda del éxito. Esa valentía, ese arranque, eseentendimiento de que todo gran sueño demanda acción inmediata, es lo que distingue alganador del perdedor.En el juego de la vida o eres jugador o eres espectador. Los triunfadores son más quesimples participantes, ellos están totalmente comprometidos con sus objetivos. Ellos nobuscan excusas, ya que saben que sus amigos no las necesitan y sus enemigos no lascreerán de todas maneras. Cualquiera que sea tu vaca, existe una forma de matarla: Laacción.No permitas que la vida te pase de largo, libérate de tus vacas y cuídate de no engrosar lasfilas de aquellos que en la postrimería de sus vidas solo pueden recordar conremordimiento y tristeza todas las oportunidades perdidas.Encara todo nuevo reto; desafía las normas convencionales; rompe las reglas del juego.Las preocupaciones, los temores, los miedos, y las dudas no son más que vacas quetratan de robarte tus sueños y mantenerte atado a una vida de mediocridad.Te invito a que aceptes el reto de vivir una vida libre de vacas, una vida donde todo sueñoes posible y los únicos límites son aquellos que tú mismo impongas.Acepta este reto y te aseguro que muy pronto tú y yo nos veremos en la cumbre del éxito.

...

Descargar como  txt (42.2 Kb)  
Leer 27 páginas más »
txt