¿Lo peor de internet?

Universidad Nacional de Colombia

Instituto Pedagógico Arturo Ramírez Montúfar

Español II BIMESTRE – Profesor Charles Maussa

Kirian Sebastián Moreno Duarte 10 A

¿Lo peor de internet?

El internet se ha vuelto una de las herramientas más fundamentales en todo el mundo, convirtiéndose en un medio de comunicación global, con esto nos podemos dar cuenta del poder que este tiene, dándonos noticias del otro lado del mundo, esto abre a una infinidad de cosas que uno puede subir, desde videos, fotos, libros, de todo, ¿pero lo que creemos moralmente malo a donde se sube?, todo este contenido prohibido se sube a la Deep web, el lugar más oscuro y perverso, lo que uno normalmente pensaría, es si existe este lugar, ¿Por qué no se destruye o desaparece?, creo que sin lugar a duda que esta es la utopía más grande que podría existir en el internet, pero la más difícil de pensar, es algo en teoría imposible.

La red oscura o darknet es un conjunto de tecnologías y redes superpuestas especialmente ideado para preservar el anonimato de sus usuarios. Para ello, estos quizá tengan que conectarse a un servidor privado o cumplir determinados requisitos, como instalar un software específico. El resultado es que los buscadores tradicionales no suelen rastrear sus contenidos –en esencia, estos resultan invisibles para quienes no forman parte de la citada red– y el origen y destino de los datos permanece oculto. La darknet se ha utilizado en ocasiones para llevar a cabo operaciones ilícitas, como la venta de drogas o armas, y aunque a menudo sufre ciberataques, resulta prácticamente impenetrable. Ahora, un equipo de investigadores ha averiguado que la darknet es capaz de autoprotegerse y corregir por sí sola y de forma espontánea esas agresiones. En un estudio publicado en la revista Physical Review E, Manlio De Domenico y Alex Arenas, del Departamento de Ingeniería Informática y Matemáticas de la Universidad Rovira i Virgili, en Tarragona, señalan que ello se debe a su peculiar topología, más descentralizada que la del resto de internet. Para constatar la capacidad de adaptación de la darkweb, los autores del ensayo construyeron un modelo que explica cómo se transmite en ella la información. Así, determinaron que esta utiliza una distribución no homogénea de conexiones y se va encriptando en distintas capas. De Domenico y Arenas simularon tres tipos de ataques: dirigidos contra un nodo concreto; contra varios de forma aleatoria; y otros pensados para provocar una cascada de fallos y propagarse por la red. Los resultados de su ensayo muestran que para ocasionar perturbaciones en la red oscura es preciso atacar cuatro veces más sus nodos que los del resto de internet y que esta permite corregir con mayor facilidad los ataques en cascada.

Con esto nos podemos dar cuenta que no es tan fácil poder dañar o destruir la Deep web sin duda sería un alivio el hecho de que no existiese la red oscura, pero ¿dónde iría a para toda la basura que está allí?, la gran mayoría de basura que hay allí nos la cuenta (Gastón) un chico que se atrevió a entrar a la Deep web y subió su historia, para que no pudiéramos enterar de lo que puede pasar si uno entra a comprar cosas en esta web.

“Allá por 2012 se me dio por acceder a lo que hoy conocemos como la “Deep Web”, una parte de la internet de difícil acceso *cofcofgooglecofcof*, y donde se suponía que iba a encontrar todo lo que andaba buscando: cosas turbias. ¿A qué le llamo cosas turbias? Me habían dicho que ahí había asesinos por encargo, pornografía infantil, venta de drogas, armas y, sobre todo, SNUFF real. Eso fue lo que me hizo decir "Tengo que entrar ya mismo". Lamentablemente me llevé una sorpresa, no por haber encontrado todo, sino porque había poco y aun así mucho. Ustedes ahora dirán "¿Eh?". Disculpen, voy a ser conciso: Sí, había asesinos por encargo, pornografía infantil, venta de armas y también venta de drogas, pero no había snuff. Dejando de lado el snuff, sobre el cual muchos tienen un concepto errado, me topé con el mercado de drogas más grande de todo internet, llamado Silk Road. Se lo llamó así por su traducción literal: El camino de la seda. Un camino que recorrían los viejos comerciantes para vender y traficar sedas de alto valor monetario por encargo de acaudaladas familias árabes. Silk Road es un mercado por catálogo, como lo son Amazon, Mercado Libre o eBay, donde se pueden adquirir drogas alucinógenas, drogas por prescripción médica, artículos de arte o libros de criptografía y hacking "ético". Se abona con la moneda virtual denominada BITCOIN y el producto se recibe por correo. Sí, así de fácil. O difícil. El proceso se manejaba de la siguiente manera: Yo, Josecito, le compré al Señor X unos BTC a unos cuantos de miles de pesos. Sí, Miles. Todo depende la cotización que tenga la moneda al momento de la compra y de los recargos que se realicen (precio a dólar blue, precio a dólar oficial, intereses, etc.), lo cual hace del BTC un negocio redondo. Si yo fuese el Señor X estaría feliz, porque vendí mis ahorros cibernéticos y los transformé en dinero real. Gané (Igual no es tan así, estoy siendo sarcástico y malo). Bien, Josecito tiene los BTC ¿y ahora? Ahora es tiempo de saber que existe una red donde se encuentra la "Deep Web", donde también puedes ser anónimo y donde cometer tus fechorías es una cosa simple. Es la red anónima TOR. En esta red nadie sabe quién es quién y se transformó en un criadero de pervertidos.

Si alguna vez soñaste con ser realmente anónimo, cagarte en todo el mundo, mandar a matar a tu suegra, comprar juguetes sexuales con BTC, este es tu lugar. Las direcciones web son, en su gran mayoría, difíciles de recordar, cadenas alfanuméricas que terminan con un dominio onion. Silk Road mezcló lo mejor de esos dos mundos y, con una ideología libertaria, creó uno de los monstruos más grandes de todo internet. Tenemos por un lado la red anónima TOR, por otro lado la moneda anónima Bitcoin y después el mercado de drogas Silk Road que nuclea a los antes nombrados. Silk Road, así como compradores, tiene vendedores, todos deben pagar su categoría y ganarse la confianza dentro del mercado cibernético, como sucede en cualquier otro lugar de compra-venta por internet. Puede haber usuarios malintencionados, pero siempre el sistema que utilizan tiene que generar ganancia a favor del consumidor final. El consumidor final, en este caso, son las personas que, poseedoras de BTC, se lanzan a la boca del lobo a comprar drogas y esperar todos los días a que el cartero les deje un regalo psicoactivo en el buzón. El sistema que la página utiliza para sus transacciones se llama escrow, el cual es un sistema simple: Vos comprador te creás una cuenta, depositás tus bitcoins en la página y cuando la transacción se declara exitosa, esas monedas se liberan la vendedora. ¿Más simple y fácil? José (comprador) pone los billetes sobre la mesa (Bitcoins), el mediador (Silk Road) agarra fuerte el dinero y hasta que el Señor X (vendedor) no haga entrega de su producto (droga), el mediador no suelta los billetes. Cuando la transacción es exitosa, el mediador le entrega los billetes al vendedor, pero se cobra una pequeña comisión de entre el 8 y el 15% del valor total, teniendo en cuenta el monto. En Silk Road las cosas eran serias. Nadie sabía quién era quién. Todos se conocían por seudónimos. Era prácticamente imposible violar la privacidad de los usuarios. Pero no todo era color de rosa. Así se realizaron, durante un lapso de 2 años y medio, transacciones por un valor de más de mil millones de dólares en drogas, haciendo que su creador se llene los bolsillos con unos 80 millones. El creador de Silk Road, quien se autodenomina "Dread Pirate Roberts", llama a este proyecto una verdadera utopía. No hay presión ni chantaje por parte de nadie, todos son anónimos. El comprador nunca sabe quién es su vendedor y viceversa. A su vez, el dueño de la página tampoco sabe quiénes son los que venden allí dentro. Todo el mercado se rige por la oferta y demanda. No hay bancos cobrando intereses; no hay gente endeudándose hasta el cuello y posteriormente siendo presionada; no hay entes físicos que se conozcan cara a cara. El usuario normal no tiene que conocer a narcotraficantes cara a cara, se evita tener que ir y frecuentar lugares turbios, saber dónde se juntan, quiénes son, cómo son, cómo visten y si va a salir vivo después de comprar un frasco de flores o un blotter con LSD. Se evita el mal trago y el peligro que todo ello acarrea. El narco, por su lado, se mantiene anónimo, llenando sobres de droga y enviándolos en nombre de otra persona por buzones perdidos en el medio de la nada. Luego vende sus Bitcoins en el mercado legal y llena esos sobres con dinero… No, qué sobre, ¡bolsillo! El negocio perfecto. El ideal de mercado. Todo esto, según Dread Pirate Roberts.

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