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MEMRORIA CALCULO LUMINARIAS


Enviado por   •  19 de Abril de 2013  •  2.218 Palabras (9 Páginas)  •  389 Visitas

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Nuestros días transcurrían en la noche, aunque sí, a veces trasnochábamos y seguíamos hasta muy entrada la mañana. El oficio no es muy difícil de adivinar, es de los más viejos de la historia.

El burdel se llamaba “Afroditas” que tenía más prestigio por sus riñas y maltratos que por las pirujas que estaban ahí. Sin embargo se mantenía con vida, con los clientes asiduos y uno que otro transeúnte que entraba por curiosidad. Como todo, había altas y bajas en este negocio del seudo amor, aunque había un grupo de chicas que perseveraban ahí, aquellas que no se iban por suma lealtad.

Aurelia, la más sensual de todas, engreída, imponente y líder aunque no por mayoría; Cindy, comprensiva, paciente, de cuerpo envidiable, además de ser la más vieja de todas; Ramona, una ninfómana coqueta y abundante e Isabel, quien era la “comadrona” del lugar, exigente y manipuladora, hacia que trabajaran “jornadas” excesivas, sin consideración y uno tras otro, la pobre vivía con una necesidad vigente de amor

Era un viernes como la mayoría, habían abierto temprano y en la ausencia de clientes, ellas platicaban sus pirujaventuras, estaban las 3 y comenzó a hablar Aurelia:

-¿Recuerdas al pinche viejo panzón que nos tenia amenazadas con la pistola? Que buscábamos su pendejo anillo de oro que perdió quien sabe dónde y hasta que logro distraerse y Chabela logro romperle una maceta y cayo desmayado.

Cindy: -¡Ja ja ja ja! Lo recuerdo muy bien.

Ramona: - No no no, la mejor estuvo cuando tuvimos que separar a Cindy de la esposa de Don Roberto! Estaban tan agarradas de la greña que cada una se quedo con un mechón de la otra.

Aurelia: -ja! Ah sí? Cuando fue eso?

Ramona: Uff! Hace mucho tiempo, tu andabas taloneando, por eso no supiste, Cindy es de las veteranas… la esposa de Don Roberto supo que Cindy era la puta a la que su marido le daba la mitad de lo que ganaba y era por quien dejaba a sus hijos sin comer. El día en que llego, a la primera que encontró le soltó una cachetada y muy alterada pregunto quien era Cindy, cuando las 2 estuvieron cara a cara, se armo un zafarrancho grande, y entre mentadas de madre, tironas, patadas, manotazos, ya ni sabíamos a quien irle, estuvo re’ buena la noche ¡ja ja!

- Lo bueno es que fui yo quien le rompió el hocico y no ella a mi

- Cálmate! Que quien lo vio podría decir que había empate.

Los tonos de voz de las mujeres comenzaban a subir y a con un ambiente de calor que aproximaba peleas, entro Chabela con una nueva adquisición. Las 3 voltearon a ver a la desconocida, examinándola de chichis a nalgas, masticaron algo entre ellas y por fin se dio la pobre presentación.

- Su nombre es Lucia- fue lo único que dijo Chabela y se retiro dejando a la nueva en la cueva de las lobas.

Ella no intento integrarse, lo cual dio más motivo para que los demás comenzaran a hablar mal de ella, lo único que pregunto fue

- Cuál será mi cuarto?

Aurelia, más altanera que siempre, respondió:

- Aquí nadie tiene un cuarto fijo mamacita y te voy avisando que lo tuyo es mío pendeja, cuando quiera, te parto tu madre.

Lucia ignoro por completo el comentario de Aurelia y se instalo en un cuarto que parecía deshabitado. Solo llevaba una mochila con ropa y un rosario que le regalo su padre. No quería hacer amistad con nadie, quería ser indiferente y distante, como nunca había podido ser, había llegado con la esperanza de que quizá ahí si podía olvidarlo a él.

Ordenaba sus ideas y se cambiaba de ropa cuando entro Cindy con una cálida actitud, a pesar de lo que tenía planeado Lucia y Cindy intercambiaron unas palabras y salieron juntas del cuarto.

Cada una se sentaba en su respectiva mesa, esperando al cliente. Lucia como era nueva, tuvo que hacerlo en una improvisada.

Al notar los primeros clientes y notar que Lucia era nueva, acudían a ella. Chabela al darse cuenta de la ganancia que podía obtener a través de ella, decidió retar a los hombres para saber cual pagaría mas- del otro lado estaba Aurelia, tan enojada e irritada estaba la situación que comenzó a insultar a Lucia, primero en voz baja y al final, de la manera en que Lucia podía oírla.

- Ni sé que le ven a esa pendeja fea, solo porque es nueva en este lugar, no va a saber complacerte esa perra mediocre, grito cuando un cliente se iba con ella a al cuarto.

- Lucia no solo no estaba alterada sino que de manera tranquila y con una voz que solo pudo escuchar Aurelia le dijo:

- Tu aquí espérame ponzoñosa, este saldrá como pinche potro recién nacido, y entonces si veremos de qué cuero salen más correas.

Aurelia se quedo perpleja, nunca antes le habían respondido así, pero firme iba a esperarla.

En el camino Lucia hervía del coraje, no iba a permitir esa situación, -Pendeja ya no- se dijo a si misma. Y aunque por azahares del destino, no lograron enfrentarse aquella noche, Lucia al final regreso al recibidor donde solo estaban Ramona y Cindy fumando.

No fue necesario preguntar por Aurelia porque Cindy enseguida le dijo:

- Ya no la vas a encontrar, acaba de irse con él.

y entre Ramona y Cindy le contaron la historia de Aurelia:

Discúlpala a ella por ser así, se cree superior a nosotros, olvida que es igual, la vida, como a todas, la ha tratado mal, el hombre que entro con ella es su… “pareja” ha estado con ella 3 años, siempre prometiéndole que la salvaría como a princesa, después de sus visitas, ella alardea que diría adiós a esta pinche vida y cuando llega el día, no aparece el pendejo. Siempre es lo mismo, le dura el enojo un mes y regresa aquí, a recoger lo que queda de ella, cosiéndola con ilusiones y promesas estúpidas. Ella sabe que hay otra, otra a la que a él si le importa de verdad, solo viene a buscarla a ella porque no tiene escrúpulos. Habían pasado 3 cigarros y medio cuando terminaron de contar, Chabela ya había cerrado y todas se dispersaron a descansar.

Y en la nitidez del momento, cuando ya habían terminado con todo, cada una se quedaba en el cuarto, sollozando entre recuerdos, anhelos, olores…

Cada una recordando su vida, intentando comprender la razón de su destino, lamentando tener que dar siempre retazos de amor a desconocidos,

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