Porque seguimos pintando en el siglo 21

Adriana Cristóbal Cervantes

“Porque seguimos pintando en el siglo 21”

El arte del siglo XXI se ha convertido en una explosión de estímulos nuevos, en donde el artista se sirve de todos los materiales posibles para crear; fusionando estilos, técnicas y medios, una irrupción de novedad. Dónde la tecnología forma parte importante de esta evolución facilitando la exploración de nuevas posibilidades. Pero entonces ¿qué ocurre con la pintura en la actualidad? Para poder comprender la situación de la pintura en la actualidad, es importante definirla como: una de las expresiones más antiguas de las bellas artes que consiste en una manifestación visual de un conjunto de técnicas y materiales que son plasmados en una superficie determinada conjugando los elementos que la conforman  color, textura, armonía, equilibrio, perspectiva, luz, etc…lo que le otorga a la pintura su importancia específica para el arte en general es el compromiso que tiene con el ojo y los cuerpos tanto de quien lo pinta como del espectador.

Sin embargo actualmente existe una revolución que explora y abre nuevos caminos que rompen con todo lo que conocemos como “pintura”. Los artistas ya no esperan que sus obras de arte se plieguen a aquello que se considera "la verdad".

¿Dónde queda la pintura tradicional? ¿Cómo arte que usa medios atrasados? ¿O acaso la pintura sigue teniendo capacidades específicas propias, para descubrir y explotar?  

Para la pintura contemporánea el arte es una grieta abierta en donde la expresión se vale de medios que nos son los cotidianos; por lo tanto, existen distintas formas de mirar; uno siempre tiene que estar preparado para añadir nuevos axiomas estéticos. Las pinturas representativas de la contemporaneidad puede que tengan un origen y su propia auto-contención, donde los artistas toman tanto la idea del tradicional rectángulo pictórico y luego lo desbordan o desplazan. La pintura forma parte de estas nuevas expresiones por medio de este llamado a la flexibilidad, donde una pintura no es solo la pintura sino que es la representación de una idea sobre la pintura. La pintura está ahí no para representar a la imagen; la imagen existe para poder representar a la pintura (esto es, la idea de la pintura en torno a pintar). 

Actualmente un periodo de progreso claro se terminó y los cánones formales “establecidos” se están rompiendo, mientras que los artistas buscan el potencial estilístico y expresivo en las nuevas técnicas. En el mejor de lo casos estas variaciones resultan en una verdadera fuerza intelectual y emocional que les es propia. No obstante, mejor que cualquiera de los otros medios empleados por los artistas de hoy, la pintura se presta a una ambivalencia elocuente hacia su propia historicidad.

Hoy en día, existe una intranquilidad por cómo hacer una pintura surgiendo de la obsesión por conseguir algo que no exista, algo que defina la carrera de un artista, de cómo es que uno debe usar los materiales, métodos, conceptos o tradiciones de la pintura para crear una obra  que no necesariamente se llame pintura. Lo que es entonces emergerá de cómo es. Las cosas nuevas surgen gracias a lo que ya hemos visto; la contribución específica que la pintura puede hacer al pensamiento artístico tiene que ver con la importancia y cultivación de la dimensión táctil de las cosas que usamos para pintar, de una relación plástica con los materiales que ofrece una continua retroalimentación entre sensaciones y materiales. Siendo una actividad propioceptiva para el beneficio indirecto del espectador, quien toma parte de esta relación donde la pintura es un sustantivo: el objeto terminado que vemos. Y para los pintores también es un verbo: la actividad a la cual se avocan.

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