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Seminario De La Investigacion


Enviado por   •  16 de Abril de 2015  •  2.045 Palabras (9 Páginas)  •  140 Visitas

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Estrategia basada en los padres y la familia

Visión general de la estrategia basada en los padres y la familia

Se ha demostrado que el trato entre los padres, el comportamiento hacia sus hijos y su estado emocional son elementos importantes que pueden predecir la aparición de conductas violentas en los niños (Webster-Stratton 1997). Por ejemplo, Hendrix y Molloy (1990) hallaron que una interrelación madre-hijo deficiente, cuando el niño tiene un año de edad, es una señal de problemas de conducta y agresividad para cuando el niño tenga 6 años. Se ha determinado que el niño que a la edad de 4 tiene un padre emocionalmente angustiado puede desarrollar trastornos de conducta y un comportamiento antisocial (Buka y Earls 1993). También se han identificado como factores de riesgo para la violencia juvenil los conflictos maritales y la falta de comunicación entre los padres (Biglan y Taylor, en imprenta; Buka y Earls 1993; Tolan y Guerra 1994).

Las intervenciones basadas en los padres y la familia están diseñadas para mejorar las relaciones familiares. Día tras día crece la evidencia que demuestra que dichas intervenciones, en especial aquellas que comienzan a una edad temprana y reconocen todos los factores que influyen en una familia, pueden tener efectos sustanciales y de larga duración en la reducción de conductas violentas por parte de los niños. Las intervenciones basadas en los padres y la familia combinan la capacitación en las destrezas que necesitan los padres para la crianza, educación sobre el desarrollo infantil y sobre los factores que predisponen al niño a una conducta violenta, así como ejercicios que ayudan a los padres a adquirir habilidades para comunicarse con sus hijos y resolver los conflictos sin violencia. Este tipo de intervención es la ideal para familias con niños muy pequeños y para padres en situaciones de riesgo que esperan un hijo.

Prácticas óptimas en intervenciones basadas en los padres y la familia

Mientras que la base de evidencias para las intervenciones basadas en los padres y la familia es cada vez mayor, es necesario realizar una mayor investigación en evaluación. Aquellas intervenciones que se han evaluado, por lo general, no establecen la reducción de la violencia como una medida del resultado. Generalmente, miden la disminución de las conductas delictivas, de los trastornos de conductas o del consumo de drogas, las cuales se consideran precursoras de la violencia.

Sin embargo, a pesar de la necesidad de una mayor evaluación, hemos aprendido varias lecciones sobre lo que funciona al utilizar esta estrategia. Esta sección ofrece las prácticas óptimas de intervenciones basadas en los padres y la familia, en las que se combinan las recomendaciones de los expertos con las conclusiones generales que aparecen en la literatura estudiada. Las prácticas óptimas se han organizado en torno a los pasos relacionados con la planificación, ejecución y evaluación de la intervención (para la revisión de dichos pasos véase el Capítulo I).

Identifique la población que desea atender

La intervención en la crianza, por lo general, tiene más éxito si para su ejecución se toman en cuenta las características y necesidades particulares de los posibles participantes. Antes de desarrollar su intervención, identifique el grupo al cual desea llegar.

Población en situación de riesgo

Gran parte de la investigación se ha dedicado a identificar los factores, dentro de la unidad familiar, que puedan ser la causa para que el niño desarrolle un comportamiento violento. Tales factores pueden estar relacionados con la conducta y las características tanto de los padres como del niño.

Factores que determinan la situación de riesgo en los padres Algunos de los factores de situación de riesgo en los padres son evidentes y obvios, como por ejemplo, conducta delictiva y violenta, uso indebido del alcohol y otras drogas, maltrato y abandono infantil. Otros elementos de predicción, más sutiles, incluyen una disciplina severa o incoherente, falta de interacción emocional entre los padres y el niño y falta de supervisión por parte de los padres (Patterson, Reid, y Dishion 1992; Buka y Earls 1993). Muchas otras conductas se asocian también con una conducta infantil violenta, aunque no estén relacionadas directamente con la crianza. Se puede mencionar la falta de comunicación entre los cónyuges, los conflictos maritales, el divorcio, el aislamiento social de los padres y la depresión o el estrés padecido por los padres (Buka y Earls 1993; Tolan y Guerra 1994).

Un estudio determinó que las madres solteras pobres, quienes enfrentan numerosos desafíos y situaciones de estrés, tienen las mayores posibilidades de desarrollar patrones maternales que pueden llevarlas a conductas violentas ante sus hijos (Patterson, Reid, y Dishion 1992). Con frecuencia, los padres cuyo idioma materno no es el inglés presentan factores de riesgo que provienen de los conflictos de adaptación a otra cultura. El dirigirse a familias de bajos ingresos ha resultado en la disminución del maltrato y abandono infantil (Campbell y Taylor 1996).

Evite identificar únicamente la condición socioeconómica como elemento determinante de riesgo. La percepción de que la intervención se dirige a ciertos individuos simplemente porque son pobres es ofensiva. Encuentre formas no peyorativas para identificar a las personas en distintos niveles de riesgo.

Factores que determinan situaciones de riesgo en la infancia La investigación ha determinado que los niños propensos a la violencia pueden ser identificados ya para el momento en que tienen tres años de edad (Olweus 1978). Los factores que suponen un riesgo para el niño incluyen vivir en vecindarios en los que la violencia es un hecho común, presenciar actos de extrema violencia, ser víctima de maltrato y tener trato con jóvenes rudos o antisociales de su misma edad. Se ha asociado otros factores menos evidentes a la aparición de una conducta violenta. Entre éstos se incluyen problemas de aprendizaje, historial de ausentismo escolar y visitas frecuentes al consejero escolar. El inicio de tendencias violentas puede también estar marcado por un cambio repentino de conducta.

Población en situación de alto riesgo

Se considera que algunos niños se encuentran en situación de alto riesgo en cuanto al desarrollo de conductas violentas. Dichos niños ya presentan evidentes marcadores de conducta violenta, entre los cuales se incluyen:

• intimidar a otros niños o ser el blanco de los abusos

• mostrar una conducta agresiva

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