Sobre el desempleo generado por los robots

Introducción.

En una sociedad global donde los avances tecnológicos suceden a una velocidad semejante a la de los nacimientos, surgen también miedos y problemas relacionados con dichos avances, entre ellos la preocupación de las cabezas de familias de clase media a ser reemplazados  por robots que producen notablemente mejores beneficios para las compañías que los empleados humanos. Es ahí donde la guerra contra las máquinas tiene su origen…

En este ensayo pretendo demostrar que todos los avances tecnológicos en el campo de la robótica, por más avanzados que sean o puedan llegar a ser, no conllevarán en algún momento a una crisis para la raza humana. Refiriéndome principalmente a la comunidad trabajadora de clase media, que representa al sector aparentemente más vulnerable ante la “amenaza robótica” debido a que en las últimas décadas han sido numerosos los casos en que trabajadores de dicho sector han sido reemplazados en las compañías por máquinas que superan sus capacidades. En primera instancia, suena cruel y poco ético que los empleados por el simple hecho de ser humanos y solo poder etiquetar cien cajas por hora, sean sustituidos por una máquina etiquetadora que no cobra sueldo, no duerme, no tiene hora de almuerzo, no pide vacaciones y que además puede etiquetar el mismo número de cajas en la mitad de tiempo que el empleado humano. Pero la realidad es distinta, desde su origen, las máquinas fueron creadas con el fin de ayudar al hombre: facilitarle las tareas complicadas, brindarle nuevas oportunidades, ahorrarle tiempo, etc.

En este ensayo se abordarán los puntos acerca de por qué los robots han representado una aparente amenaza para los trabajadores de clase media y para la especie humana en general, se mencionarán algunos ejemplos cotidianos acerca de cómo el uso de estos ha repercutido en la vida de las personas, las razones por las cuales considero que debería continuar el desarrollo de la tecnología robótica y la información en que baso esta tesis, así como los principales argumentos en contra de mi posición y la información que los respalda, un contraargumento final y la conclusión a esta obra. No se abordarán temas o ejemplos de naturaleza orientada a escenarios como los vistos en programas de televisión, libros o películas de ciencia ficción tales como “Terminator” a menos que resulten de vital relevancia para complementar ciertos puntos de este ensayo.

La verdad sobre las máquinas.

“Etiquetar de pesimismo la inquietud, puede ser tan absurdo como lamentar que la excavadora le quitó el trabajo a 100 hombres con pala…”

(Alfaro, 2010)

¿Para qué se gasta tanto dinero en el desarrollo de robots mineros si el propósito de ello no es suplantar a los hombres encargados de extraer los minerales en las peligrosas profundidades de las minas? ¿Por qué los ejércitos del mundo invierten grandes sumas de efectivo en drones y unidades de combate no tripuladas si la intención no es evitar las bajas de los soldados que normalmente morirían si la misión falla?

He ahí el pilar más importante sobre el que se basa este ensayo, el motivo verdadero de la existencia de las máquinas: ayudar al hombre en las tareas que este no puede realizar por si solo para evitarle la mayor cantidad de riesgos y dificultades posibles. Desde el momento en que el hombre usó una vara como herramienta o frotó dos rocas para iniciar fuego, quedó claro que las creaciones de este tendrían el propósito universal de facilitar su vida. Haciendo que todos los procesos fuesen requiriendo cada vez menos esfuerzo y produjeran más beneficios al mismo tiempo; no hace falta realizar una exhaustiva investigación de campo que abarque detalladamente todos y cada uno de los aspectos socioeconómicos de la población muestra (en este caso, todos los habitantes de la ciudad de Torreón, Coahuila) para darse cuenta de que las máquinas no deberían considerarse como artefactos con fines intrínsecamente malvados. Basta con salir un poco a la calle y preguntar a algunos de los ciudadanos cómo es que las máquinas influyen en sus vidas, vidas como las del señor Jesús Ramírez (mejor conocido como Don Chuy) y su equipo de trabajadores de construcción. Todos concuerdan en que las máquinas tales como sierras, roto martillos y demás, hacen que su trabajo se torne bastantes veces más sencillo a diferencia de que si usaran sólo sus manos y otras herramientas más básicas, además, todos los presentes llegaron a la conclusión de que si un robot propiamente dicho se encargara de realizar la mayor parte de las labores de construcción, ellos terminarían más rápido y con menos complicaciones y riesgos. Además, concluyeron en que preferirían recibir un pago únicamente por la renta del robot a tener que seguir trabajando arduamente bajo las cambiantes y frecuentemente extremas condiciones climáticas de la ciudad de Torreón.

Así como la historia de Jesús Ramírez, existen muchas más, tales como las de la señorita Martha que se siente agradecida por tener una computadora que se encargue de llevar un registro de ventas e inventario de manera casi automática. O la de aquellas personas que por cuestiones de nacimiento o accidentes fueron consignados a una silla de ruedas, pero que ahora pueden recuperar la movilidad de sus miembros inferiores gracias al uso de un par de piernas mecánicas cuyo acoplamiento al cuerpo no requiere de delicadas operaciones ni similares.

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