Uso Del Suelo Bajo Un Paradifma Organico
Lizjuarez12 de Mayo de 2014
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SUELO Y SU MANEJO BAJO EL PARADIGMA ORGANICO
La relación suelo - planta se caracteriza por una interrelación cíclica dada por lo que el suelo le aporta a las plantas y la necesidad de estas para que el suelo mantenga su fertilidad natural.
La agricultura ecológica pretende reproducir esta interrelación cíclica (Kolmans,1996).
Ahora bien, esta afirmación no implica no recurrir a ninguna práctica agrícola. La agricultura es en sí misma una actividad artificial, pero la agricultura ecológica,para lograr una mayor productividad que en un ecosistema natural, hace uso de técnicas basadas en los ciclos vitales naturales.
Una de las medidas importantes para mantener la fertilidad natural del suelo, es el reciclaje de nutrientes de la materia orgánica.
Kolmans (1996), destaca la importancia del fomento de los microorganismos para mejorar la fertilidad del suelo considerando la calidad y cantidad de los nutrientes. Así mismo plantea que en una nutrición vegetal indirecta, no se alteran las poblaciones de organismos que se encuentran en relación con las plantas, mientras que en la directa, es el factor humano el que determina la cantidad de nutrientes, desactivando así la capacidad que naturalmente las plantas tienen para ello.
El manejo agroecológico del suelo y la nutrición vegetal se puede entender entonces como el manejo de los procesos que intervienen en la rizosfera que caracterizan la interrelación suelo - planta.
Con relación a la práctica de la fertilización, las diferencias más importantes entre el modelo convencional de agricultura y la agricultura alternativa se refieren a las características del modelo de producción, la forma en que se conduce la nutrición (directa o indirecta), la solubilidad de los fertilizantes, la relación con los microorganismos del suelo, la forma de expresar el rendimiento y los indicadores de la fertilidad, así como el consumo de energía (Tabla 9.1)
Agricultura convencional Agricultura alternativa
Modelo de producción abierto Modelo de producción cerrado
Nutrición vegetal directa;
Nutrición de las plantas directamente con fertilizantes fácilmente solubles.
Se desprecia y se desactiva la actividad del edafón. Nutrición vegetal indirecta;
Alimenta el edafón para que sea este el que suministre los nutrientes a la planta.
Estimula la actividad del edafón, convirtiéndolo en un ayudante confiable y económico.
En los análisis de suelo, sólo importan los nutrientes químicos solubles Considera como indicador de la fertilidad, la calidad y cantidad de los nutrientes, así como la actividad biológica.
Evalúa rendimiento en términos cuantitativos Evalúa rendimiento en términos cuantitativos y cualitativos
Alto consumo de energía Bajo consumo de energía
Tabla 9.1 Comparación entre modelos de agricultura referente a la fertilización.
La agricultura ecológica presta especial atención a las reacciones químicas, los equilibrios e interacciones sinérgicas y/o antagónicas.
El manejo agroecológico de suelos y de la nutrición vegetal se fundamenta en lo siguiente:
1. Uso de suelos según su vocación.
2. Uso de enmiendas para la mejora de los suelos.
3. Uso de medidas integrales de conservación de suelos.
4. Aplicación de técnicas de laboreo reducido.
5. Uso de la rotación y asociación de cultivos.
6. Uso racional de fuentes de fertilizantes inorgánicos como complemento para manejar la nutrición vegetal.
7. Fertilización científica.
8. Uso de prácticas de abonamiento orgánico (Vermicompost, Compost Natural, Biotierras y Abonos fermentados).
9. Uso de prácticas de abonamiento verde.
10. Uso de Biofertilizantes (Empleo de biopreparados a partir de microorganismos de vida libre o asociados a las plantas).
Uso de suelos según su vocación.
Es una de las medidas más elementales que considera un manejo agroecológico de suelos. Se refiere al estudio de los factores limitantes de los mismos en relación con las exigencias del cultivo y sus niveles de tolerancia a la presencia de determinadas cualidades dadas por sus propiedades físicas y químicas.
En la medida en que los cultivos bajo explotación corresponden en mayor medida con la vocación del suelo, la práctica agrícola se acercará más a los procesos que naturalmente tienen lugar en el suelo, requiriéndose a su vez menos intervención externa y de los agricultores para contrarrestar efectos negativos.
El uso de suelos según su vocación se consigue a través de los estudios de factores limitantes y por tanto de la clasificación agroproductiva general y particular para los cultivos.
El estudio de suelos debe incluir el estudio de las propiedades físicas, químicas y biológicas.
El estudio de los factores limitantes del suelo para que el mismo permita la mayor expresión de los rendimientos y calidad de las cosechas, incluirá, en la medida de las posibilidades del agricultor, pero teniendo en cuenta la necesidad de su estudio, los siguientes parámetros:
Profundidad efectiva.
La profundidad efectiva del suelo definida como la profundidad a la cual aparece algún material restrictivo para el desarrollo óptimo del sistema de raíces de las plantas.
Los requerimientos de profundidad son específicos para cada cultivo, debiendo valorarse el efecto restrictivo real para el cultivo y en que medida afecta los rendimientos y calidad de las cosechas.
Pedregosidad, rocosidad y gravillosidad.
Los libros clásicos de estudio de suelos refieren valores restrictivos para la explotación de suelos en la agricultura con presencia de piedras y rocas (porcentaje de la superficie) y/o afloramientos rocosos, lo cual es cierto que restringen el laboreo de áreas a gran escala en el marco de una agricultura que basa su rentabilidad precisamente en el empleo de máquinas e insumos de mayor productividad que el trabajo con herramientas manuales. Este aspecto debe ser considerado de acuerdo a las condiciones con que se cuenta para la explotación agrícola.
Pendiente.
La pendiente del terreno es un factor de extrema importancia muy relacionado con el drenaje y el riesgo de erosión del suelo. Se realizan prácticas de cultivo tales como la preparación del suelo, riego, control de la vegetación indeseable, labores de cultivo propiamente dichas (aporques, escarificación, etc.) y otras que son aceleradoras de la erosión y degradación de la fertilidad natural, lo que es imprescindible mantener en la agricultura y más en el caso de una agricultura que se sustenta en principios orgánicos. La horticultura a valores de pendiente del suelo mayores del 8%, considerando sus características físicas, regularmente demanda la realización de prácticas de conservación y mejoramiento que permitan su explotación sostenible.
Drenaje.
La textura y estructura del suelo determinan características importantes que pueden restringir su capacidad productiva. En este sentido el drenaje interno de un suelo dependerá de la velocidad de infiltración del agua en el sentido de su profundidad y el drenaje externo de la misma y de su pendiente. Muchos cultivos son susceptibles a encharcamientos de agua mas o menos prolongados, por lo que se deberán conocer las características del área a fin de proceder con la ejecución de medidas que atenúen el efecto negativo de este factor.
Erosión.
La erosión debe evaluarse atendiendo a sus riesgos y factores relacionados, así como por indicadores tales como el porcentaje de pérdidas de los horizontes del perfil orgánico del suelo. La erosión está relacionada directamente con la fertilidad natural del suelo, en la medida en que se hayan perdido capas de suelo de los perfiles orgánicos se irá deteriorando su fertilidad. En esta condición el uso de prácticas de mejoramiento es necesario, útiles, pero costosas.
Características del suelo en relación con la nutrición y fisiología de las plantas.
Un grupo de características del suelo puede ser por si mismas o como resultado de su interacción, factores limitantes de la adecuada nutrición de las plantas.
Entre estas características se encuentran el pH, la salinidad, la sodicidad, el valor de la capacidad de intercambio catiónico (valor T), la capacidad de campo, el porcentaje de arcilla, las relaciones intercatiónicas, la relación sílice – sesquióxidos, porcentaje de saturación por bases (V), contenido de materia orgánica y reserva nutricional del suelo, etc.
Si bien algunas de estas características pueden no ser las de mayor efecto negativo a considerar para su explotación en los cultivos, en los cuales muchas veces la adición de materia orgánica mejora determinadas condiciones, sí están todas ellas en estrecha relación con la eficiencia del sistema de cultivo especial que representa la agricultura ecológica. En este sistema de producción el manejo de suelos y nutrición de los cultivos demandan prácticas integrales que necesariamente serán apropiadas condicionalmente al estudio de los mismos y de sus complejas interacciones.
La agricultura ecológica como norma, siempre preocupa y ocupa a los agricultores en el uso de compost y abonos orgánicos de distinto tipo, sin embargo el abonamiento orgánico puede ser un arma de doble filo si no se logran en ellos las condiciones y efectos mas apropiados para el suelo y para las plantas.
Los abonos orgánicos aplicados al suelo deben verse como un momento en el que estos materiales en movimiento
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